Málaga CF 3 – 0 Real Zaragoza | Crónica

Málaga CF 3 – 0 Real Zaragoza | Crónica

Tres velas para el miedo

Es difícil comprender los procesos que se dan en un ecosistema como es un equipo de fútbol para alcanzar cimas inaccesibles y en pocos días rodar por la pendiente del fracaso. Eso solo quien ha vivido en ellos podría acercarnos alguna clave para entenderlos, pero aun así no resultará convincente cualquier respuesta. El desastre futbolístico que vivió ayer el Real Zaragoza es de los de época. No solo por lo que significa en sí mismo, sino porque se suma a una concatenación de despropósitos que han llevado a la entidad zaragocista al borde de un episodio de hiperventilación de difícil tratamiento.

El equipo está deprimido. Cualquier grupo mínimamente organizado y con dos pulsaciones más que el colectivo de Escrivá abre un boquete bajo la línea de flotación y el agua inunda la decrépita sala de máquinas blanquilla a una velocidad tal que la proa se hunde sin remisión en el océano de la derrota.

Ayer el Málaga se tomó muy en serio el partido. Lo dio todo y, además, puso en el tapete la sabiduría y el talento de su gente para salvar un escollo que se antojaba complicado, pero de necesaria superación. Y pronto se dio cuenta el cuadro andaluz de que no se equivocaba. El Real Zaragoza jugó un primer tiempo correcto, con fogonazos de cierto interés y con varias ocasiones que, en circunstancias moderadamente normales, habrían supuesto al menos un gol. Pero no tiene el equipo aragonés jugadores capaces de definir. Mucho lirili y poco lerele, se podría decir.

Si queremos hacer sangre mencionaremos el error, que será legendario si todo va mal, de Giuliano en el minuto 44, pero no podemos olvidar el de Bermejo en el 36 o el de Vada en el 45.  Esos fallos, propios de equipos menores, son los que están crucificando a los blanquillos, capaces de amortiguar una salida en tromba de un desesperado Málaga pero incapaz de atornillar el marcador con un par de dianas que deberían haber cerrado el partido en ese período. Todo ello apoyándose en la aportación de un jugador distinto, que sin ser un crack les saca los colores a todos sus compañeros con un par de conducciones y tres gestos de cierta clase. Hablo de Bebé, claro está, que a estas alturas debe estar preguntándose en qué lío se ha metido.

El Málaga achuchó al principio pero el Zaragoza le supo jugar a la contra, rompiendo algunas cinturas y acogotando a Yáñez. Sin embargo, le falta tanto colmillo que a veces hasta avergüenza. Por eso, los dos errores relatados, los de Giuliano y Vada, duelen aún más, porque son esos gestos de torpeza supina los que acaban con la paciencia del hincha más fiel. Ese balón peleado hasta la extenuación por Simeone, esa porfía metálica, esa puerta vacía esperando con las redes abiertas el balón rojillo…y ese error imperdonable que uno nunca acaba de creerse.

Recibir semejantes regalos inesperados elevan la energía del entrenador más taciturno y algo así le ocurrió a Pellicer, que miró al banquillo y recordó que allí se sentaba un delantero cuyos ojos se inyectan en sangre cuando se pone delante de una portería zaragocista. Se llama Rubén Castro, tiene 42 años y sabe meter goles. Muchos goles. ¿Qué mejor tarjeta de presentación? Lo puso a jugar y le costó muy poco enchufar el primer gol. Sí, eso es lo que hace Castro: las enchufa de cualquier manera y para colmo de dolor el primero, porque fueron dos, se lo regaló Julián Delmás, un chico que come león zaragocista todos los días pero que ayer le rompió las costuras a su amigo Nieto y le regaló un balón de oro al canario. Minuto 55 y gol. Inapelable.

El Zaragoza recogió todas sus armas, las ordenó y reaccionó. En apenas tres minutos tuvo otras dos buenas ocasiones que no fueron gol. La primera porque el preciosista remate de Vada lo rechazó Yáñez con mucha fortuna; la segunda porque el chut de Bebé esta vez no encontró puerta y salió fuera por pocos centímetros. De nuevo el fétido olor de la pólvora mojada. El Málaga no se lo podía creer y se dijo que si lo intentaba igual lo conseguía. Casi se da el segundo en un error de López que salvó como pudo Cristian. Lo que no pudo evitar el rosarino fue el chut seco y curvo de Lago Junior que, como si estuviera en un entrenamiento, pudo disparar desde lejos sin ninguna oposición, que no es esa tarea de nuestros gladiadores. El segundo gol fue el crochet definitivo.

Habían entrado Puche y Gámez para renovar la torpe banda derecha de Larra y Bermejo, pero no funcionó el cambalache. Como tampoco rigió la entrada de Pau Sans y Manu Molina, dos malos remiendos para un roto demasiado grande. Escribá ya daba muestras de indignación y ofuscación. No era para menos. Y lo peor vino cuando otra vez Castro, esa joven promesa que nos pinta la cara cada vez que nos cruzamos la mirada, le hizo una vaselina sonrojante a Cristian tras esquivar a la inerme defensa aragonesa. Un 3-0 que dolió en el alma, que nos dejó secos de esperanza y hartos de humillación.

De ahí hasta el final solo hubo tiempo para que Gueye entrase al corral de despropósitos en que se había convertido el césped de La Rosaleda y a que la afición malacitana disfrutase de esos minutos como si acabasen de firmar el ascenso. La suerte que tuvieron los jugadores es que el partido se jugó a mil kilómetros de Zaragoza un lunes por la noche.

Ficha técnica

Málaga CF:
Yáñez; Delmás, Juande, Ramalho, Cristian Gutiérrez (Javi Jiménez, 76); Genaro, N’Diaye (Rubén Castro, 56); Febas, Villalba (Escassi, 64); Lago Junior (Appiah, 88) y Fran Sol (Gallar, 64).

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Larrazabal (Gámez, 63), Lluís López, Jair, Nieto; Francho, Alarcón (Molina, 76); Bermejo (Puche, 63), Vada (Pau Sans, 76), Bebé; y Simeone (Gueye, 81).

Goles:
1-0, min. 55: Rubén Castro. 2-0, min. 75: Lago Junior. 3-0, min. 82: Rubén Castro.

Árbitro:
Gorostegui Fernández (Comité Vasco). Amonestó a Larrazabal (17) y Simeone (79).

Incidencias:
Partido de la Jornada 28 de LaLiga SmartBank 2022-23 disputado en la Rosaleda, con 16.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 2. Poco pudo hacer en los goles.
Larra: 0. Torpe y errático.
López: 1. Comete errores innecesarios.
Jair: 2. Algún balón aéreo que hizo suyo y poco más.
Nieto: 1. No pudo sujetar su banda.
Alarcón: 1. Insustancial.
Francho: 1. Desorientado y falto de criterio.
Vada: 1. Salvo un remate de filigrana, nada.
Bermejo: 1. Esponjoso pero estéril.
Bebé: 3. Fue el único digno en el campo. Tuvo juego y ambición.
Giuliano: 1. Aislado y con poco contenido.
Puche: 1. No encontró caminos transitables.
Gámez: 1. Poco aportó.
Manu Molina: 1. Sin protagonismo.
Pau Sans: 1. Menudo papelón.
Gueye: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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