R Racing Santander 1 – 0 Real Zaragoza | Crónica

R Racing Santander 1 – 0 Real Zaragoza | Crónica

Esta hora miserable

“Ya están aquí los fantasmas. Siempre los mismos fantasmas”.  Lo cantaba Luis E. Aute y lo canta el zaragocismo cada año, cada otoño, cada mes de octubre. Los fantasmas de la indolencia, de la ineptitud, de la incapacidad, de la impotencia. Pero también de la mentira, de la falsedad, de las medias verdades y de los sepulcros blanqueados. El Real Zaragoza eligió el peor día, el día del Pilar, para mostrar la vergüenza de un equipo derruido, sin fútbol, sin energía. De un equipo mal gobernado y peor organizado. De un equipo, hoy por hoy, fracasado.

Carcedo armó un grupo con nuevas variaciones sobre el partido anterior. De nuevo Mollejo, de nuevo Manu Molina, de nuevo Gámez, pero no Vada, ni Bermejo. Y una energía que llevó a los chicos de la camiseta cachirulo a merodear con cierto descaro por el área de Parera. Sin acierto, es verdad, pero con algunos gramos de osadía que anunciaban algo mejor que lo vivido hasta ahora. La potencia de Francho y la amplitud de Molina fueron dos buenas noticias y durante unos veinte minutos el Zaragoza se pareció algo a sí mismo cuando agosto moría. Simeone encontraba buenos senderos y Mollejo cubría bien los acercamientos, aunque sin ninguna finura en la búsqueda de la portería local. Esa era la falla en la que morían todas las voluntades zaragocistas. Y el aire desapareció del globo, que se fue deshinchando poco a poco y pasó a los pulmones del Racing. Y de entre todos sus jugadores emergió la mágica figura de Pombo, que está viviendo un momento dulce. Alguien le ha dicho que juegue como quiera, donde quiera y cuando quiera y ese tipo de instrucciones las sabe cumplir como nadie. Lo había dicho Néstor Pérez hace unos días: en su mejor versión, Jorge es diferencial en la categoría. Y ayer lo demostró.

El zaragozano se hizo con el balón y disfrutó como un chavalico en el patio de recreo. En ese escenario les regaló un par de balones a sus compañeros, aunque no lograron convertir, por fortuna para el Zaragoza y, sobre todo, por las dos buenas paradas de Cristian, que ya anunciaba en esos momentos que iba a convertirse en el héroe de la noche. Francho y Simeone respondieron con cierto peligro y así entramos en una fase de “tuya mía” en la que, aunque de lejos, pudo haber llegado algún gol de parte de cualquiera. Habría sido un respiro, pero los minutos pasaron y a cada segundo una palada de ineficacia sepultaba la esperanza de éxito.

El Racing logró apoderarse del relato del partido y equilibrar el ímpetu inicial del equipo aragonés. Y casi al final de la primera parte obtuvo el inesperado premio de la expulsión de Simeone. Al joven y ardiente jugador argentino se le rompieron los frenos y, con una amarilla en su mochila, protagonizó un doloroso pisotón que le valió la segunda y, por tanto, la roja. Funesta noticia.

Carcedo retocó al grupo, pero no le sirvió de nada. Absolutamente de nada. El Racing sí se sabía la lección y puso en marcha un plan huracanado que desarboló al Zaragoza con movimientos rápidos, sacudidas dinámicas y gestos inteligentes. Y tuvo que ser Cristian, más Divino que nunca, mágico y celestial, quien evitase que el balón se alojara en su portería hasta en tres ocasiones protagonizando sendas paradas antológicas. Los jugadores racinguistas no se lo creían y el Sardinero se frotaba los ojos para dar crédito a lo que estaba viendo.

El banquillo zaragocista se movió, dando entrada a Vada por Mollejo buscando más equilibrio, al tiempo que Grau se situaba como quinto defensor, pero no fue suficiente. Hacía falta más cemento, una mejor soldadura para evitar lo peor. No se podía vivir toda la noche de los paradones de Cristian, que aún protagonizó uno más, así que Carcedo puso en el césped a Zapater, de repente amuleto del riojano, y Gueye. No hubo ocasión, ni tiempo. Sin tiempo para asentarse en el partido Pombo, el hijo que se fue de casa buscando fortuna, remató de cabeza un córner y consiguió el 1-0. Pidió perdón; el niño nacido cerca del Ebro miró al infinito y juntó las dos manos, arrepentido por matar al equipo de su corazón pero, estoy seguro, feliz por haber cumplido con su sagrado deber. Mientras tanto, el Zaragoza se desangró de forma súbita e irrecuperable. Las miradas de los jugadores, sus gestos mortecinos, la lentitud de sus acciones servían para lanzar señales inequívocas: “hasta aquí hemos llegado”, parecían decirnos. Y así era: hasta ahí. Nadie sabe si la expulsión fue la llave de la caída, pero lo que sí es seguro es que no quedan palabras para calmar a una hinchada malherida que no va a aceptar ni un solo golpe más. Lo dijo ayer Cristian: “Estoy cansado de mandar mensajes a la afición, hay que darlos en el campo”. Palabra de ídolo.

Ficha técnica

R Racing Santander:
Parera; Dani Fernández, Pol Moreno, Rubén Alves, Satrústegui (Saúl, 69), Íñigo Sainz, Fausto Tienza (Arturo Molina, 69); Mboula, Pombo (Gerard Fernandez, 88); Íñigo Vicente (Camús, 79); y Matheus Aias (Ayoub, 88).

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Fran Gámez (Larrazábal, 72), Lluís López, Jair, Fuentes; Grau, Manu Molina (Puche, 79); Francho (Zapater, 54), Mollejo (Vada, 54); Simeone y Azón (Gueye, 69).

Goles:
1-0, min. 72: Pombo.

Árbitro:
Mateo Busquets Ferrer (Comité de Baleares). Mostró amarillas a los locales Pombo (15), Fausto Tienza (15) y Peque (90) y a los visitantes Cristian (55), Manu Molina (74) y Grau (95). Expulsó por doble amonestación a Simeone (13 y 45).

Incidencias:
Partido de la Jornada 10 de LaLiga SmartBank 2022-23 disputado en el Sardinero, con 10.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 5. Partido glorioso.
Gámez: 1. Apagado y sin respuestas.
Jair: 3. Trabajó bien en el corte.
Lluís López: 2. Correcto. Hizo lo justo.
Fuentes: 1. Sin energía ni argumentos.
Grau: 2. Mejoró. Buscó y encontró lugares de juego.
Francho: 3. Incansable, ocupó espacios y manejó momentos.
Manu Molina: 3. Buen primer tiempo. Desplegó fútbol y esfuerzo.
Mollejo: 1. No está a gusto. Desorientado y aislado.
Azón: 2. Mezcló bien, aunque le faltó acierto.
Giuliano: 1. Cuando jugó al fútbol inquietó. Luego, se equivocó.
Vada: 1. No aportó, no colaboró.
Guede: 1. No participó ni conectó.
Zapater: 1. Trató de equilibrar con desigual fortuna.
Puche: S. C.
Larra: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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