Real Zaragoza 0 – 0 CD Mirandés | Crónica

Real Zaragoza 0 – 0 CD Mirandés | Crónica

Llueve tras la lluvia

Un espectador hibernado podría haber confundido el primer tiempo del partido entre el Real Zaragoza y el CD Mirandés con la segunda parte del Leganés-Real Zaragoza. Pocas veces este cronista ha tenido más argumentos para extender sobre la pantalla blanca de su dispositivo el bostezo que le provocaron los primeros cuarenta y cinco minutos del año 2023, lo que ayer vivimos en la engrisecida Basílica. Y mira que duele tener que escribir este párrafo, pero el tedio que llevó al aburrimiento y el aburrimiento que nos trajo el enfado bien merecen palabras tan agrias.

El Zaragoza midió sus fuerzas ante un equipo con el rostro trufado de acné, el Mirandés, con una actitud inicial estéril y torpe. Escribá tiró de repertorio y recuperó a Cristian, hizo debutar a Alarcón y esperó el momento oportuno para rescatar a Azón, ídolo de una afición tan huérfana de referentes que la sola presencia del zagal ya casi es motivo para cantar el himno. Sin embargo, todo ello fue insuficiente.

Esta plantilla está tan sobrepasada, sobredimensionada y sobrerresponsabilizada que sus jugadores no se atreven a casi nada. Y eso lo debió ver muy claro el entrenador valenciano, que en el descanso reactivó a los chicos, seguro, con un discurso liberador, lo que provocó que la segunda parte ya fuese otra cosa. Porque hasta ese momento el equipo burgalés se hizo el amo del choque. Si a los 15 minutos Cristian ya nos había recordado en dos ocasiones lo que es ser un buen portero y la red lateral sintió la caricia del balón contrario quiere decir que el drama era algo más que una posibilidad. Quizás una realidad.

Todo eso ocurrió en tan poco tiempo que en seguida buscamos una explicación a semejante abulia. Con una lectura simple del juego, una disposición elemental y unas cualidades físicas muy bien trabajadas, el Mirandés fue capaz de acogotar a un equipo, el aragonés, que no entendía casi nada de lo que sucedía. A ello añadimos que los chicos de Escribá no acertaban a jugar al fútbol, que sus acciones eran erróneas y su actitud emanaba miedo e inseguridad, algo que percibió en seguida la afición.

Este Zaragoza tiene pocas armas con las que luchar, pero alguna hay. Por ejemplo, el tesón y la electricidad que desprende el juego de Giuliano, un joven tiburón que huele la sangre hasta en los rincones de los Monegros. Lástima que su entusiasmo le impida, a veces, ser más exacto, pero es, de lejos, de los pocos jugadores capaces de agitar el corazón blanquillo. Y él tuvo una de las dos ocasiones de este período, cuando disparó con vehemencia para que el balón rebotase en Martín. La otra baza llevó el sello de la clase y el talento de Eugeni. El catalán es un buen jugador y de vez en cuando nos lo recuerda. Ayer, con un lejano chut que hizo necesario que Herrero rechazase con una de esas palomitas tan en boga hoy en día. Fueron dos chispazos, dos calambres en la tarde zaragozana que despejaron un tanto la nebulosa que el fútbol zaragocista había incorporado a la lluvia de enero.

El partido se equilibró cerca del final de la primera fase, lo cual no evitó que el Mirandés volviese a rozar el gol, esta vez en forma de falta directa. Fue Pinchi, el activo delantero gallego, el que le regaló un buen chut a Cristian para que el argentino, de nuevo, se luciese.

La segunda parte comenzó con color castellano. Otra vez Pinchi fue el encargado de hacer temblar la grada de la vieja Romareda con un disparo que no encontró puerta por centímetros. La novedad, esta vez, fue que el Zaragoza exploró territorios nuevos a partir del balón parado. Eso hizo posible que a la salida de un corner Lluís López gozase de un horizonte favorable, pero su disparo salió desviado cuando tenía mucho a favor. Todo ello en medio del aplauso de una grada ilusionada con los ejercicios de Iván Azón, la gran esperanza blanca de este Zaragoza justico y adormecido.

El partido entró en “Territorio Melajuego”. El Zaragoza dio un paso adelante, mostrando gestos de liberación mental, lo que permitió que varios jugadores se atreviesen a jugar a ese fútbol al que ya no se juega en esta categoría: el de “me atrevo”, el de “te encaro”, el de “corro y me la pones en el hueco”, el de “disparo a puerta a ver si meto gol”. Ese fútbol que se aleja de ocupar espacios, de triangular, de no perder el balón, de esperar a que falles. Y ahí el Zaragoza resucitó.

Larra y Giuliano la tuvieron. No pudo ser, pero hubo intención, deseo, voluntad. No se pide mucho más y con ese tipo de acciones al menos se consigue activar a la grada, tan necesaria, tan útil, tan fértil. Y en ese contexto, tras los cambios que ya se reclamaban, tras la entrada de Azón, ovacionado, en el terreno de juego el partido se pareció cada minuto a un verdadero partido. Alternativas, jugadas algo más valientes, iniciativa, en fin. Pinchi, siempre Pinchi, puso a prueba a Cristian, que reaccionó muy bien con otra parada. Después Francho, con un chut horrible, pero chut. Y un tramo final de claro color rojillo, con el Mirandés lanzado en busca del gol que tan bien conocen, no en vano es el segundo equipo más goleador. Y casi lo encuentra por dos veces: tras chut de Manu García que rechazó en gesto inverosímil de Cristian y con remate de Carrera repelido de refilón por López.

El partido moría y en cinco minutos, los últimos, el Zaragoza hizo lo que debía haber hecho en los noventa anteriores: disparar a puerta para comprobar que Herrero era el portero del Mirandés. Y lo hizo Giuliano, que en el 87 chutó fuerte y raso. Y lo hizo Azón, que en el 92 remató a bocajarro un pase del argentino. Ambas jugadas las resolvió el portero burgalés, pero de eso se trata: yo te desafío y tú recoges el guante. Y el que más chifle, capador.

Acabó el partido con empate a cero y un amargo sabor de boca. Mucho se teme la afición del león que este cesto tiene mimbres muy pobres y los poco valiosos de que dispone están húmedos por la lluvia de tantos años y bastante florecidos. Mucho trabajo tiene Cordero y su equipo. La pregunta es si va a emplear sus energías en salvar estos muebles o su mente está puesta en la temporada que viene.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Gámez, Lluís López, Jair, Nieto; Francho, Alarcón (Molina, 85); Larrazabal (Azón, 71), Eugeni (Grau, 71); Mollejo (Puche, 85) y Simeone.

CD Mirandés:
Herrero; Álex Martín, Raúl Navas, Barbu, José Salinas; Prados (Manu García, 72), Oriol Rey; Juanlu, Pinchi (Castillo, 87), Roberto López (Jofre Carreras, 72); y Raúl García.

Goles:

Árbitro:
Gorostegui Fernández (Comité Vasco). Amonestó a Prados (37), Lluís López (41) y Grau (86).

Incidencias:
Partido de la Jornada 22 de LaLiga SmartBank 2022-23 disputado en La Romareda, con 16.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 4. Esplendoroso de nuevo.
Gámez: 1. Deslucido y blando.
López: 1. Tiene un abismo a su espalda.
Jair: 3. Correcto y serio.
Nieto: 2. Alternó aciertos y dudas.
Alarcón: 2. Cumplidor.
Francho: 2. Trabajador, aunque inexacto.
Larra: 1. Muchas decisiones equivocadas.
Eugeni: 3. Nos dejó detalles de clase.
Mollejo: 2. Muy incierto.
Giuliano: 4. Todo esfuerzo, todo pasión.
Grau: 1. Desactivado.
Azón: 3. Lo da todo. Casi resuelve.
Puche: S. C.
Molina: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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