Real Zaragoza 0 – 0 SD Éibar | Crónica

Real Zaragoza 0 – 0 SD Éibar | Crónica

Tú mismo con tu automatismo

Saltan al césped los dos equipos. El trío arbitral dirige el cortejo. Señala los campos de juegos y decretan un minuto de silencio en memoria de Edu Navarro y de los fallecidos en Indonesia. La grada aplaude, emocionada y respetuosa. El balón descansa en el punto central a la espera de que un golpeo suave y controlado lo desplace y dé comienzo la ceremonia de la competición. Y ahí acaba todo el protocolo. A partir de ese momento un combate despiadado se desata y convoca a los dioses de la guerra quienes, generosos, despliegan toda su furia para que lo que debía ser un partido de fútbol se convierta en una batalla mentirosa, furiosa, desabrida. Esta es la crónica del partido de fútbol que no fue.

El Real Zaragoza jugó un encuentro no apto para zaragocistas ilusionados. Durante la primera media hora se mantuvo por parte de ambos equipos una pugna equilibrada con pocos ajustes en sus acciones y algo alejada de la corrección. Demasiada mecánica, demasiados gestos autómatas, excesiva rigidez. La vida no es un mecano al que le crujen las tuercas; el fútbol, tampoco. Ni siquiera el guiño al viento fresco que supuso la alineación conjunta de los dos jugadores más naturales del equipo, Azón y Giuliano, fue suficiente para agitar las aguas de un grupo que se marchita a fuerza de sujetar la crin del balón.

Volvemos a la idea del futbolín, de la disposición metálica de los peones en un tablero que pide a gritos marejada de juego pero que solo acoge movimientos de tiralíneas corto, de cartabón de madera podrida. Si cada vez que un jugador recibe el balón la decisión es buscar refugio en el pase al compañero, el relato no atrapa al lector. Eso lo entendió en seguida La Basílica, que se armó de energía para empujar a los chicos de Carcedo, demasiado sujetos por las barras de la máquina oxidad en que se ha convertido el Zaragoza.

Si a todo ello añadimos la impericia futbolística, nos quedamos con una lista muy corta de jugadas para recordar. La torpe aproximación de Grau, que no supo rematar a dos metros de la meta; el remate torcido de Jair a la salida de un córner y el chut de Giuliano a la cristalera de la torre contigua.

Por su parte, el Eibar tampoco nos regaló ni un solo argumento que certificase su tercer puesto en la clasificación. Seriedad, acciones duras y propuesta metálica que se vio refrendada con el codazo de Venancio a Vada en el área zaragocista. El barullo que se montó dio para que el VAR le diese un toque (no sería el primero) al mediocre Trujillo Suárez para que acabase expulsando al tosco central eibarrés. Lío de época y acumulación de basura futbolística que acabaría por enterrar cualquier pincelada que un artista hubiese querido proponer.

Garitano estuvo muy vivo; Carcedo mostró su indolencia. El primero movió el banquillo con presteza y le dio respuesta a la nueva situación; el segundo mostró su parálisis táctica una vez más. Y así se llegó al descanso, con el Éibar rearmado y el Zaragoza abofeteado por la expulsión, como si fuese él el equipo perjudicado.

En el descanso Larra salió en lugar de Gámez, cambio ya clásico con o sin motivo. ¿Para ganar en profundidad y evitar la segunda amarilla del saguntino? ¿Quién lo sabe? Lo que sí sabemos es que el equipo aragonés salió al campo adormilado y romo en ideas y en proyecto. En quince minutos ni se asomó a la portería vasca. Disfrutamos de un páramo sin fin en el que no sucedía nada. Hasta que ocurrió. Bermejo hiló una sedosa jugada que dio con el balón en la red del Éibar, pero uno de sus defensas interpretó una magistral simulación que sirvió para que Trujillo picase el anzuelo y anulase el tanto por falta previa.

Para consumar el ramillete de decisiones esperpénticas, Carcedo retiró al madrileño y puso en danza a Mollejo y Gueye. Hizo el cambio de jugadores pero no introdujo ninguna idea nueva. Mal asunto que un entrenador no tenga soluciones distintas ante problemas distintos. Y problema nuevo era la alta tensión que ejercieron los jugadores del norte en cada acción. Patadas, juego marrullero, simulaciones grotescas. Un excelente repertorio, en fin.

Todo se embadurnó de una capa grasienta de desechos orgánicos e inorgánicos, con la mirada estupefacta del árbitro como compañera inseparable. Eso sí, no le quedó más remedio que expulsar a Javi Muñoz por una salvaje entrada digna de aquellos partidos de los ochenta y los noventa en los que se le podía partir el talón a Maradona y aún se organizaban homenajes al causante de la agresión. Dos menos, pero ni aun así. El partido pedía juego vertical y balones largos y al área, pero el Zaragoza se empeñaba en atascarse en sus automatismos. Lentitud, mil pases, horizontalidad, estatismo y abulia. Mal. No había ninguna noticia buena en la noche zaragozana. Y el Éibar a lo suyo, a aprovecharse de la fragilidad futbolística de los chicos del león y de la parálisis de su entrenador.

El partido acabó en medio de una bronca monumental para los tiempos que corren, pero con la misma mala noticia: llevamos ocho partidos de liga y el equipo zaragocista ha convertido cuatro goles. Llevamos disputados treinta y dos puntos y el equipo zaragocista ha cosechado nueve. Llevamos dos meses de competición y cada día que pasa estamos más lejos de todo lo bueno y más cerca de todo lo malo. Hay motivo para la preocupación. Hay motivos para temer al futuro.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Gámez (Larrazabal, 46), Lluís López, Jair, Fuentes; Grau, Francho (Molina, 82); Bermejo (Mollejo, 66), Vada (Puche, 82) Simeone; y Azón (Gueye, 66).

SD Éibar:
Yoel; Tejero, Berrocal (Venancio, 29), Arbilla, Imanol (Quique Glez., 87); Sergio Álvarez, Matheus; Corpas (Rober Correa, 41), Javi Muñoz, Stoichkov (Nolaskoain, 41); y Bautista (Blanco Leschuk, 46).

Goles:

Árbitro:
Trujillo Suárez (Canario). Expulsó con roja directa (39) a Venancio, por agresión a Vada; y a Javi Muñoz (76) por entrada violenta a Fuentes. Amonestó a Berrocal (24), Tejero (27), Gámez (34), Arbilla (39), Rober Correa (52), Matheus (68), Blanco Leschuk (74), Imanol (85), Jair (92) y Nolaskoain (92).

Incidencias:
Partido de la Jornada 08 de LaLiga SmartBank 2022-23 disputado en La Romareda, con 19.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 3. Bien en el poco trabajo que tuvo.
Gámez: 1. Desajustado y falto de decisión.
Jair: 2. Correcto aunque lento en el manejo.
Lluís López: 2. Hizo su trabajo y poco más.
Gabi: 1. Ha perdido la frescura que nos mostró al principio.
Jaume: 2. Se perdió en una madeja de pases.
Francho: 3. Abarcó campo y ensanchó posibilidades.
Bermejo: 3. Fue de menos a más. Desequilibró.
Vada: 2. No encaja en el equipo.
Giuliano: 3. Como siempre, todo pundonor y osadía.
Azón: 2. Le faltó conectar con el equipo.
Mollejo: 2. Trató de hacer cosas, pero no le salieron.
Gueye: 2. Lento e inexacto.
Puche: 1. No aportó ni encontró caminos.
Larra: 2. Subió bien pero sus centros fueron deficientes.
Molina: S.C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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