Real Zaragoza 0 – 0 SD Ponferradina | Crónica

Real Zaragoza 0 – 0 SD Ponferradina | Crónica

Con Azón herido, corazón partido

Pocas, muy pocas veces un partido se quiebra de una forma tan rotunda como ocurrió ayer en La Basílica. Tan solo cuando se produce una expulsión temprana se viven situaciones traumáticas como la que se dio cuando Iván Azón se rompió. El frío congeló la espina dorsal del zaragocismo y el edificio vigoroso y electrizante que había construido el equipo durante los primeros treinta minutos se vino abajo, llevándose por delante la ilusión que había comenzado a cubrir como un manto la noche zaragozana. Y todo ello el día de San Valero.

Escribá estaba contento antes del partido. Se le notaba. Por fin podía contar con sus dos delanteros, pura energía, fuego incandescente, y esa presencia propiciaba un planteamiento vertical, incontestable. Una propuesta que llevó a los chicos del león a acorralar a una Ponfe estupefacta que no sabía cómo detener semejante vendaval. La sombra de los delanteros se veía agrandada por la colaboración inestimable de Bermejo y Mollejo, muy cómodos con este dibujo y con una sonrisa en su gesto que se extendió por la grada de la Romareda como una luz salvadora.

Fue media hora para disfrutar. Nada del otro del mundo, al contrario: todo muy terrenal, pero de tan novedoso se nos antojó espectacular. Las llegadas al área de Amir, el desparpajo futbolístico, la soltura en las acciones solo tuvieron un pero: no hay gol. Se crearon ocasiones, eso sí, y la hinchada masticaba la red de la Ponfe convencida de que llegaría, porque los cuatro chicos de la vanguardia explotaban con cada gesto, con cada regate, con cada carrera. Y la alegría de vivir, algo casi olvidado en el valle del Ebro.

Casi lo consiguió Bermejo, ese jugador que apunta al cielo y nos ilusiona con sus acciones, pero su chut rebotó en el lateral de la red. No llega a la consumación, pero su esbozo de futbolista fino ya es suficiente para agitar pasiones. Y sus amigos. En cada balón que llegaba a los pies de Francho o Zapater se adivinaba el fogonazo deseado. Porque en la punta de lanza Giuliano y Azón, los camaradas unidos por su voracidad y hasta por esa simbólica mano vendada, son una seña de identidad. Una marca en sí mismos que consiguen cambiarle el color de la piel a la luna.

Cada balón largo era un mensaje de victoria, un velero con velas blancas que anuncia la victoria. Y la defensa forastera hundida en su preocupación. Azón lo intentó, Giuliano lo advirtió, Azón volvió a ensayar y su disparo lo desvió Amir con una bonita parada. Un carrusel de fútbol juvenil y descarado que anunciaba una noche infinita al ritmo de los DJs blanquillos. Desde los días de Borja Iglesias o Luis Suárez no disfrutábamos de una voracidad tan poliédrica. En tan solo dos cuartos de hora la afición aragonesa recuperó el gusto por los sueños rescatados.

Sin embargo, a la media hora de juego un trueno asoló el corazón zaragocista: Iván Azón se sentó en el césped y todas las luces rojas del Averno iluminaron la desesperanza del equipo de Escribá. Una descarga de desolación en forma de lesión, la tercera en lo que va de temporada, que provocó el desánimo en la grada y la frustración de sus compañeros, sobre todo de Giuliano, muy expresivo con sus gestos de desolación.

El partido se apagó, más por el golpe en el mentón anímico del equipo que por otra cosa y la tristeza cubrió el alma del equipo. Fueron diecinueve minutos de sequía emocional, de flaccidez futbolística. Puche suplió al nueve aragonés pero hacía falta algo más que eso para recuperar el pulso y el latido que había impregnado el juego zaragocista.

Llegó el segundo tiempo y en seguida vimos que la Ponfe había recibido una nítida lección de su entrenador en la caseta. Y la había aprendido con una aplicación digna de los mejores estudiantes. Sus jugadores avanzaron varias millas y se comieron el territorio enemigo. Naranjo se atrevió con todo y lo intentó en un par de ocasiones, aunque sin fortuna. Y poco más durante esos minutos. El partido se ablandó, se apagaron las luces del todo y el destino lo fió todo a la casualidad. En ese ecosistema Moi Delgado casi logra un gol con un centro barnizado con el veneno de la fortuna, pero el balón rebotó en el larguero de Cristian.

Era el momento de los cambios y Escribá puso a Luna en lugar de Larra, todo un mensaje sin botella, y a Pape por Mollejo. Esta decisión hizo posible que se dieran varias situaciones sonrojantes cada vez que el senegalés entraba en acción. Su torpeza, su incapacidad para jugar bien un balón, la vergüenza ajena provocada por su ineptitud dio lugar a carcajadas estruendosas cada vez que intentaba algo. Y llegó el descontrol, esa situación que todos los entrenadores odian y que puede llevarnos a Territorio Mentira, un espacio y un momento en que lo inverosímil puede convertirse en posible y la mentira en la mayor verdad.

En ese período el partido nos regaló tres momentos destacados: un chut de Bermejo que repelió el palo. Habría sido bonito, después de todo. Luego un remate de Pascanu que Cristian despejó magistralmente para que rebotase en la madera. Habría sido un drama. Y por último, Pape dispuso de una ocasión de oro que erró por su mala ejecución. Habría sido anulada por fuera de juego. Un final grisáceo, alejado de las melodías añoradas y muy próximo a la desazón, ese párrafo dislocado en que se ha convertido este equipo que ahora mismo necesita redefinir su futuro con las cartas que le quedan en la mano.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Larrazábal (Luna, 69), Francés, Lluís López, Fuentes; Francho Serrano (Manu Molina, 85), Zapater; Bermejo, Mollejo (Gueye, 69); Azón (Puche, 32) y Giuliano Simeone.

SD Ponferradina:
Amir; Paris Adot, Pascanu, Amo, Moi Delgado; Diéguez (Erik Morán, 68), Nwakali, Agus Medina (Yuri, 68); Dani Ojeda (Ale Díaz, 90), Derik Lacerda (Heri Tavares, 80) y Naranjo.

Goles:

Árbitro:
Jon Ander González Esteban (Comité del País Vasco). Mostró tarjeta amarilla a Larrazábal (20), Bermejo (24), París Adot (89).

Incidencias:
Partido de la Jornada 25 de LaLiga SmartBank 2022-23 disputado en La Romareda, con 13.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 4. Una vez más, le dio al equipo un punto con su actuación.
Larra: 2. Discreto en el corte y modesto en ataque.
Francés: 3. Correcto en todo momento.
López: 2. Jugó al borde del error en demasiadas ocasiones.
Gaby: 2. Muy atropellado en sus acciones. Inestable.
Francho: 3. Trabajador y con buen despliegue.
Zapater: 3. En su sitio. Supo qué hacer en cada momento.
Bermejo: 4. Estuvo brillante en algunos momentos. Dio mucho juego.
Mollejo: 3. Batallador y bullidor.
Giuliano: 4. Buen partido. Presente, acerado y audaz.
Azón: 4. Un delantero grande. Enorme en presencia.
Puche: 2. Lo intentó de mil maneras, aunque le faltó pulcritud.
Pape: 1. Es incapaz de jugar sin extremos.
Luna: 3. Mostró voluntad y tomó buenas decisiones.
Manu Molina: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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