Real Zaragoza 1 – 0 Granada CF | Crónica

Real Zaragoza 1 – 0 Granada CF | Crónica

Dicen que es verdad

Gámez es una libélula de vuelo errático que a veces elige bien dónde atrapar su presa y otras encuentra el vacío. Ha sido así desde que llegó, pero ayer el sol primaveral le indicó el tramo de río donde encontrar su presa y se apoyó en su amigo Bermejo para acabar con todas las abejas del panal granaíno. Su gesto depredador, fascinante en su ejecución, será recordado por el zaragocismo como uno de los más bellos de la temporada y probablemente sirva para responder a la pregunta que nos hacíamos hace quince días: “¿Un equipo que nos recuerde al Zaragoza?”. Ya lo hemos encontrado.

La tarde soleada nos invitó a degustar un menú de voluntad rotunda como los sonidos de los tambores de la Semana Santa aragonesa. Escribá, que ha rescatado para sí el discurso futbolístico y sonríe con una discreción un tanto alejada de la exuberancia valenciana, pudo por fin reunir en el césped a casi todos los jugadores que le ayudan a interpretar el guión que les escribe cada semana. Bebé, Giuliano, Iván y Bermejo, cuando están finos, son una falange aguerrida que garantiza rasmia, tesón, renuncia a la indolencia y voluntad de combatir. Y calidad.

En menos de quince minutos el Zaragoza ya había generado dos ocasiones nítidas de gol que no acabaron en la red de La Basílica porque Iván no encontró el hilo del remate. Una negra nube cubrió su mirada e impidió que el zaragocismo abrazase a uno de sus ídolos, pero eso no evitó que el equipo siguiese haciendo profesión de fe ante un rival poderoso y hasta hace un par de semanas casi invencible. Si el zagal hubiese cazado el pase de Giuliano o no se hubiese enredado en la maraña de sí mismo cuando Bermejo se la puso al pie, en el minuto 15 el Granada habría encajado por dos veces.

Sin embargo, estos dos destellos ya señalaron el sendero hacia Victoria. La presencia de Iván y el momento dulce que viven jugadores como Bermejo  e incluso Francho propiciaron que el equipo pisase firme durante todo el partido. El edificio defensivo está ganando en altitud y en seguridad conforme pasan las jornadas y el equilibrio que consigue con el trabajo de Francho y, ayer, Jaume le otorga al grupo una certeza que hacía tiempo no disfrutábamos.

El libreto es claro: solidez y seguridad, adecuada ocupación de los espacios, asociaciones inteligentes y bien ejecutadas y desprecio a la holgazanería. La presencia de jugadores intensos es hoy en día una necesidad imperiosa y no hay equipo que aspire a algo que no se aplique a la presión, la velocidad y la pugna infinita. Y eso, el Zaragoza lo hace mejor cuando cuenta con chicos que se vacían y vacían al contrario.

Y luego está el talento, la buena técnica, la audacia y la sabiduría futbolística. Todas esas facetas reunieron Francho y, sobre todo, Bermejo y Gámez en el minuto 36. Una combinación excelsa entre estos dos últimos, un tiralíneas de salón entre el madrileño y el valenciano lo resolvió el lateral con un dificilísimo remate con el exterior del pie. Un golazo, es decir. La Romareda vibró como en las grandes tardes, porque grande es la afición del Real Zaragoza, capaz de festejarlo todo, aunque el horizonte del éxito siga tan lejano. Celebración de las tardes inolvidables y a seguir jugando. Y hacerlo muy bien.

Hasta el descanso, control local y alguna escaramuza de Bebé, el jugador de las grandes promesas que nunca defrauda, al que se le perdona su individualismo porque es un chico que hace lo que tantos amamos: lo intenta todo y siempre y por eso, aunque el balón no le acompañe a veces, lo adoro. Lo adoramos.

La segunda parte comenzó con un Granada más osado. Manoseó la pelota, intentó acorralar al Zaragoza y buscó a Cristian con jugadas trenzadas e intentos de filtrar el juego, pero los zaragozanos saben armarse muy bien en defensa. Eso no le impide atreverse con todo y para eso tiene a Bebé, que en seguida armó su pierna y buscó con un chut lejano a Raúl Fernández. Luego hizo lo mismo Uzuni, pero tampoco encontró puerta y ahí empezó una fase más inestable, en la que ambos equipos se buscaron las cosquillas confiando en sus jugadores más eléctricos.

En esa fase se produjeron las dos jugadas más claras, aunque ninguna acabó en gol. Un cabezazo de Lluís López lo detuvo magistralmente Raúl Fernández y poco después Quini le sacó unas cuantas astillas al larguero de Cristian con un gran disparo lejano. Era un gran partido.

Los cambios en ambos equipos vinieron a refrescar el choque, pues el esfuerzo estaba siendo alto. Esto le sentó mejor al Granada, que echó todo el carbón en la caldera. Su presión se hizo más alta y al Zaragoza le costaba más sostener el equilibrio. Aun así, lo consiguió a base de orden y seriedad. Y llegó la habitual jugada polémica: una mano en el área del Granada que el árbitro no quiso ni revisar. Pareció muy clara y la indiferencia del colegiado encendió los ánimos de la afición, que se vino arriba y desde ese momento apretó para apoyar a los chicos de Escribá.

Zapater y Puche saltaron al campo para apoyar el esfuerzo de sus compañeros y aunque el Granada no rebló, el Zaragoza frenó todas sus acciones, además de sentarse al lado de la buena suerte que impidió un gol del equipo andaluz cuando Uzuni remató con dureza y el balón no llegó a puerta porque se estrelló en la cara de su compañero Perea.

A partir de ese momento, pudimos disfrutar de varios contragolpes blanquillos que bien pudieron sentenciar el match. Sobre todo, uno de ellos en el que Giuliano no convirtió gracias a una buena parada de Raúl Fernández. Esa y otra de Francho, tras cruel galopada, fueron las mejores ocasiones. Como bien pudo torcerse el verso si se llega a considerar un derribo sobre Miquel en el último minuto. Las musas, en este caso, no pasaron del árbitro y lo mantuvieron inspirado.

La tarde acabó brillante, luminosa y la alegría de la hinchada zaragocista era el mejor bálsamo para este Zaragoza que comienza a respirar sin asistencia y que ya comienza a abrir la carpeta nueva para completarla con las estampas de los jugadores que el nuevo proyecto ya espera. Mientras tanto, calma.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Fran Gámez, Lluís López, Jair, Nieto; Bermejo (Eugeni, 87), Francho, Jaume Grau (Zapater, 68), Bebé (Francés, 87); Giuliano Simeone (Gueye, 89) e Iván Azón (Puche, 68).

Granada CF:
Raúl Fernández; Quini (Bodiger, 77), Víctor Díaz, Ignasi Miquel, Neva (Soro, 82); Pol Lozano (Bryan, 62), Meseguer, Melendo (Diedhiou, 77); Uzuni, Weissman (Callejón, 62) y Perea.

Goles:
1-0, min. 36: Fran Gámez.

Árbitro:
Hernández Maeso (Comité Extremeño). Amonestó con tarjeta amarilla a Giuliano Simeone.

Incidencias:
Partido de la Jornada 35 de LaLiga SmartBank 2022-23 disputado en La Romareda, con 15.500 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 4. Todo lo que hizo, lo hizo bien.
Gámez: 4. Uno de sus mejores partidos. Completo. Metió un golazo.
Lluís López: 4. Serio, fuerte y atrevido.
Jair: 4. Por alto, infranqueable. Muy firme.
Nieto: 4. Activo, presente y resolutivo. En ataque, vertical.
Jaume: 3. Dio equilibrio y sentido al balón.
Francho: 4. Incombustible, fue luz y sonido.
Bermejo: 4. Detalles de calidad, sabiduría y finura.
Bebé: 3. Fijó y sujetó a sus defensas. Pecó de inexactitud.
Azón: 4. Aunque falló dos goles, su presencia es dinamita.
Giuliano: 4. Más liberado, cortejó a sus defensas y los redujo.
Puche: 3. Cumplió muy bien su papel. Trabajó por el equipo.
Zapater: 3. Sujetó el centro del campo con su fortaleza.
Eugeni: 2. Domesticó el balón cuando hacía falta.
Francés: S. C.
Gueye: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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