Real Zaragoza 2 – 1 Villarreal B CF | Crónica

Real Zaragoza 2 – 1 Villarreal B CF | Crónica

Cerca del Nirvana

Alberto es un muchacho crudo, extraído de los muchos surcos que se adormecen en las llanuras de las Cinco Villas. Sus piernas poderosas y curvas como un meandro lánguido (…) le ayudan a ser estandarte fornido, luchador inagotable, campeón en justas despiadadas”.

Este texto lo publiqué hace quince años, en diciembre de 2007, y en él volqué la misma pasión que él transmite en el campo cada vez que pisa la alfombra de La Basílica. Ayer, cuando el cierzo diagonal del reproche de la grada retumbaba en sus oídos, superó las tres pruebas de Petra y logró un gol que silencia por unos días la amargura de una afición herida y desesperada. Ayer, Zapater rescató al míster y al equipo de las llamas del fracaso.

El partido arrancó envuelto en la extrañeza. Carcedo revolcó la alineación, introdujo novedades como la presencia de Gueye y Puche y la vuelta de Francés pero sin Jair a su lado. La grada se encontró, es decir, con un equipo agitado, no mezclado y así y todo, o precisamente por ello, recibió al entrenador blanquillo, como diría un castizo, con “una sonora pitada” que se oyó en la Feria de Muestras. La de la carretera de Madrid.

Los primeros minutos fueron una recuperación del libreto original, ese que nos mostró el Zaragoza en los primeros partidos. Presión alta y posesión sin despreciar la verticalidad. Enfrente un grupo de chicos que juegan muy bien y tiene el descaro preciso para intentarlo todo, lo que les lleva a acciones de mérito y gestos defectuosos por igual. Con ese esquema, el equipo aragonés comenzó a dibujar buenas líneas de pase, interesantes transiciones y gestión del balón. Sin embargo, faltaba la hondura necesaria para inquietar a Jorgensen. Gueye y Puche asomaron por el balcón groguet, pero sin finura en el remate. Y eso, sumado a un torpe cabezazo del senegalés encendió “la hoguera de las bronquedades”. Carcedo y Torrrecilla, en el punto de mira de la afición zaragocista.

Se celebró esa ceremonia de la confusión que es, en ocasiones, la pausa de hidratación y a partir de ese momento todo cambió. El Zaragoza regresó al juego con otro tono y comenzó un segmento temporal en el que se sucedieron las acciones ofensivas de mérito. Un remate de Puche, un medio penaty a Bermejo, muy activo y desbrozador toda la tarde, y un precioso gol anulado a Gueye por fuera de fondo previo fueron las chispas que iluminaron la tarde. La tecla era esa: presión alta, esfuerzo físico al límite y hambre de gol. Y casi lo logra Vada, cuyo chut rozó el palo izquierdo del meta del Villarreal. Había perfume de victoria.

La magia habría vuelto a la Romareda si el magnífico cabezazo de Gueye hubiera encontrado puerta, pero el larguero lo escupió con furia, otorgándole así un aura de gol grandioso que le habría acompañado por siempre. No fue, pero sí se consiguió a renglón seguido: el córner que botó Vada lo remató pícaramente Grau, obteniendo el gol merecido que, ayer sí, tanto buscó el Zaragoza. La celebración fue ardiente y muy expresiva, sobre todo cuando el equipo entero buscó a Carcedo para fundirse con él en un abrazo que tiene muchos significados.

Tras el descanso Miguel Álvarez varió su relato. Puso en el campo a tres jugadores de claro corte intimidatorio, sobre todo Hassan y Tasende, demostrando que su idea era ir a por todo. Carcedo, por su parte, optó por sujetar el partido, lo que trajo lodos de peligro inmediato, sobre todo por la banda de Fuentes. Ese espacio fue el sendero que transitó el equipo levantino para inquietar mucho, demasiado, a un Zaragoza mucho más estático y apocado que el del final de la primera parte.

Cristian nos regaló el habitual paradón de cada partido, en este caso a doble remate de Del Moral, mientras que el Zaragoza lo fiaba todo a los eléctricos movimientos de Bermejo y a la entrada de Larra y Azón. Estos fueron los protas de una buena jugada del vasco que no acabó el aragonés por centímetros. Habría sido un segundo gol que habría cerrado, probablemente, el partido. Pero esto, de nuevo recordamos, es fútbol. Y si un equipo apaga algunas luces para ahorrar energía suele acabar con los plomos fundidos. Eso le ocurrió al Zaragoza. En una buena jugada de los cachorros de Álvarez, le llegó un buen balón a Tasendé, que lo empaló con un chut lleno de empeine que entró como un AGM-88 en la portería del gol de Jerusalén.

Nueva y más intensa bronca. El maremoto de emociones que ayer se vivió en el municipal fue de los de recordar, pero es razonable que así sea, pues estamos en un punto de extremada fragilidad y cualquier pequeña sacudida en el desarbolado navío zaragocista puede ser la causa de un naufragio de consecuencias extraordinarias. El “Carcedo, vete ya” vio cómo se subía a su tren el “Torrecilla, dimisión”, así que el riojano cambió a Puche por Mollejo y para acabar de electrificar a la grada decidió que Zapater se sumase a la batalla.

Quedaban muy pocos minutos y solo restaba la épica, esa compañera de viaje que pocas veces nos sirve alegrías, pero que cuando lo hace consigue que el cuerpo se estremezca hasta límites inexplicables. Y eso ocurrió ayer. El ejeano enervó a los suyos con un par de indecisiones de esas que te sacan de punto, pero lo mejor estaba por venir. Ayer sí. Larra se empeñó en evitar todas las trincheras que nacían bajo sus pies, traspiés incluido. Le pasó el balón a Iván y el zagal se lo entregó a Zapater para que marcase el gol que nadie esperaba pero que todos anhelábamos. Gol que calma, gol que limpia la mente y aclara los corazones, pero gol que no impidió, recordando tiempos lejanos con Txetxu Rojo, que en plena celebración se pidiese la cabeza de Juan Carlos Carcedo. Si sirve para unir, bienvenida sea la división.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Gámez (Luna, 85), Francés, Lluís López, Fuentes; Grau (Zapater, 85), Molina; Bermejo, Vada (Larrazabal, 61), Puche (Mollejo, 74); y Gueye (Azón, 61).

Villarreal B CF:
Jorgensen; Leal, Dela, Mbacke, Romero (Tasende, 46); Del Moral, Carlo Adriano; Ojeda (72), Rodrigo (Pacheco, 46), Collado (Hassan, 46); y Fer Niño (Ontiveros, 82).

Goles:
1-0, min. 45+1: Grau, 1-1, min. 73: Tasende. 2-1, min. 92: Zapater.

Árbitro:
Cordero Vega (Comité Cántabro). Amonestó a Lluís López (21), Vada (52), Puche (62), Mbacke (80), Jorgensen (83) y Zapater (94).

Incidencias:
Partido de la Jornada 11 de LaLiga SmartBank 2022-23 disputado en La Romareda, con 16.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 4. De nuevo salvó al equipo con dos grandes paradas.
Gámez: 2. Algo más Gámez, le falta confianza.
Francés: 3. Correcto en todas las facetas.
Lluis López: 3. Cumplió con seriedad.
Fuentes: 3. Trabajo adecuado, sufrió en la segunda parte.
Grau: 4. Cómodo en su trabajo, goleó.
Molina: 3. Algo desubicado, logró enderezar su misión.
Bermejo: 4. Muy activo y con nivel para desequilibrar.
Vada: 3. Recuperó su espacio y encontró su papel.
Puche: 2. Muy trabajador, alternó buenas acciones con despistes.
Gueye: 3. Cuando supo a qué jugar fue un delantero muy peligroso.
Azón: 4. Supo vaciar a la defensa rival. Casi marca y asistió el gol.
Larra: 4. Jugó muy bien sus bazas. Encaró, desafió y resolvió.
Mollejo: 1. Apenas participó y no aportó.
Zapater: 4. Su gol le otorga un gran valor a su participación.
Luna: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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