UD Las Palmas 0 – Real Zaragoza 0 | Crónica

UD Las Palmas 0 – Real Zaragoza 0 | Crónica

Divinas paradas

Cuando el zaragocismo visita el estadio Gran Canaria es inevitable que un leve estremecimiento recorra la espina dorsal del león. Aquel maldito día de junio de 2015 sigue oscureciendo la memoria de la afición blanquilla y no permite que los horizontes se ensanchen en la mirada colectiva.

Ayer volvió a hacer clic la llave de la luz del futuro. Una nueva senda que abrazar, un nuevo equipaje que nos acompañará durante diez meses de incierta navegación. Y siempre la misma pasión, la que alimenta nuestras almas malheridas, pero siempre sanas por mor de la esperanza que nos alimenta.

El pecho cubierto por la camiseta perfumada con el aroma del cachirulo fue la tarjeta de presentación de este Real Zaragoza que promete ser más de autor que nunca, de la mano, en esta ocasión, de Juan Carlos Carcedo. Un Real Zaragoza automatizado y espontáneo a la vez, con un libreto de párrafos ciertos y diálogos fluidos, la calidad de cuya representación dependerá no solo del escritor sino sobre todo de los intérpretes.

Con los ensayos apuntando una línea argumental atractiva, el primer partido de la temporada fue más un ensayo general que un estreno. Los chicos tomate son (casi) los mismos que el año pasado sudaron sangre para no acabar abucheados por el público, pero algo ha ocurrido durante estos meses de calor infame y fuego iracundo. Amparados por la ausencia de ruido alrededor, con un relato suave y a veces mortecino el entrenador riojano ha compuesto una melodía de compases marcados y ausencia de síncopas. Él mismo lo explicó en la previa: «Seremos un equipo difícil». Y ha cumplido.

La UD Las Palmas se quedó con el guion y lo interpretó con una corrección irreprochable. Le mostró al Zaragoza cómo se acaricia el balón con una posesión insultante y un desarrollo futbolístico acorde con el gusto de la isla. Hasta ahí no hay debate. El diálogo lo abrimos cuando consideramos que la escuadra aragonesa permitió a los canarios que creyeran en su plan, pero en realidad lo que ocurrió fue que los porteros vivieron una primera parte muy plácida, salvo un error mayúsculo de Viera y una buena parada de Cristian a chut del mismo jugador. Y ese dato nos acerca a una verdad irrefutable en el universo Fútbol.

La segunda parte sirvió para acomodar a un Zaragoza más enérgico que los primeros minutos y mejor conectado a la idea que se ha instalado en la ilusión blanquilla. Mayor presión, líneas largas, ruptura de fronteras insulares y cierta osadía a la hora de recorrer territorios ajenos. Y en medio de esa hojarasca narrativa que había sido la primera parte surgieron las picardías de Narváez, que ya había logrado sacarles dos amarillas a los defensas de García Pimienta y seguía con su batalla por desestabilizar; la maniobrabilidad de Manu Molina y el carácter de Vada. Tres buenas noticias que sirvieron para activar al resto del grupo, cada vez más protagonista y más parecido a sí mismo.

El grupo se veía firme y equilibrado, sostenido por una cobertura fiable y un adalid, Cristian, sólido en lo futbolístico y consistente en lo anímico, ejerciendo de líder incontestable. Y Gámez, que comenzó a asomar por la galería corrida que es su banda a la que había dejado huérfana durante cincuenta minutos. El valenciano decidió activar la opción «Hace un año» y comenzó una serie de acciones en las que todos lo reconocimos. Sus avances por la banda sirvieron para que el equipo cabalgase sobre su memoria y, al tiempo, le llegase a Carcedo el mensaje de que podía agitar el partido incorporando a Mollejo y Eugeni en lugar de Puche, la nota inesperada de la noche, y Bermejo, algo desplazado de su papel de actor principal con que acabó la temporada. Y les vino bien.

Se equilibró la pugna y la noche canaria comenzó a tomar un color rojizo muy apetitoso. Sin embargo, cuando parecía que la proa de la nave aragonesa enfilaba puerto insular Chavarría derribó a Loiodice. El árbitro, Milla Alvendiz, señaló el punto fatal con una seguridad que no admitió duda. Los jugadores del Ebro, sin embargo, protestaron como un solo hombre. Algo había pasado. Y eso se demostró un par de minutos después. Cuando Viera se disponía a lanzar el penalty desde la sala del VAR llegó el aviso para que se revisase la acción. Justa decisión. Había habido un gesto de falso contacto por parte del francés y se anuló la pena.

Este hecho le dio todo el oxígeno del mundo al Zaragoza, quien estiró un tanto su columna vertebral y asomó sus puntas de lanza. Giuliano y Petrovic tuvieron un par de breves destellos que anunciaron alguna posibilidad, aunque estériles. El partido moría, pero aún nos quedaba por ver la jugada de la jornada. Curbelo, desde 30 metros, engarzó una joya en forma de disparo en el anillo de la noche. En el vuelo del balón vimos la belleza de un deporte que enciende las llamas de la vida y aunque, como dice Valdano, “en el fútbol es pecado aplaudir al rival”, no nos habría quedado más remedio que ovacionar un grandioso gol. Afortunadamente, un dios sin olimpo que se llama Cristian y que se empeña en discutirle al mundo su naturaleza humana destrozó a Newton con un vuelo imposible para regalarnos un paradón de leyenda. Cristian, una vez más, “el Divino”. Nuestro divino.

Empate, entonces. Un punto que en esta categoría puede ser de oro. Un punto que nos quedamos para acercarnos a la orilla que ahora sabemos lejana, casi imposible, pero que en nuestros sueños tiene la arena dispuesta para acoger nuestros bajeles. Singladura eterna que nos permita regresar a casa. A primera.

CALIFICACIONES

Cristian: 5. Sensacional noche. Y una parada para enmarcar.

Gámez: 3. Comenzó ajeno al mundo. Terminó recuperando sensaciones.

Jair: 3. Inseguro en laa salida, gabó todos los cruces.

Francés: 4. Firme e inteligente.

Chavarría: 2. Inestable e incierto en sus decisiones.

Manu Molina: 3. Alejado de su zona natural, cuando la recuperó aportó certeza futbolística.

Jaume: 2. Demasiado pendiente de no errar, le faltó chispa.

Vada: 4. Activo, presente y nutritivo.

Bermejo: 2. Muy poco protagonista. Perdió energía.

Puche: 2. No encontró el lugar adecuado. Pugnó, pero no acabó sus jugadas.

Narváez: 3. Más perjudicial que proactivo. Desequilibró a sus pares.

Mollejo: 3. Estuvo correcto desde su capacidad para agitar el partido.

Eugeni: 3. Su calidad se notó desde el primer momento. Hizo mejor al equipo.

Giuliano: 3. Muy activo y con muchas ganas. Hizo una buena jugada de gol.

Francho: S.C.

Petrovic: S.C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)

@japbello

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.