Duele. Perder una eliminatoria de la Copa del Rey siempre es una puñalada a la memoria. Y hacerlo como ayer nos habla de una herida que tardaremos en sanar, por mucho que la vida siga y queden muchos horizontes por descubrir.
El Real Zaragoza cerró la historia de 67 años de un torneo que ha convertido a nuestra Romareda, la venerable Basílica del fútbol aragonés, en un templo venerado por multitud de grandes jugadores. Y lo hizo por obra y desgracia de una tanda de penalties desafortunadamente cerrada por un imberbe delantero, Aitor Mañas, a quien siempre le agradeceremos su valentía en un momento que dormirá para siempre en nosotros.
El partido fue un volcán sin fuego, en el que hubo muchas detonaciones pero ni medio gramo de consistente lava. Víctor Fernández le lavó la cara al equipo con una propuesta osada, en la que el equipo se engrandecía cuando las llanuras ensanchaban la noche pero se hacía minúsculo cuando el camino se angostaba. Lo de (casi) siempre, es decir.
Una novedosa disposición coronada por la presencia de cinco defensas, dos de ellos auténticos extremos durante gran parte del partido, no consiguió sin embargo cerrar las brechas en la cobertura. Es verdad que la actuación de Adu Ares fue la gran noticia de la noche. También que el trabajo de Tasende y Calero ofreció ciertos fogonazos que alimentaron la ilusión de la sufrida parroquia blanquilla. Sin embargo, el Granada, muy armado y aplicado a la búsqueda de las alturas de su dibujo, sujetó bien al Zaragoza en los primeros minutos.
Ese esquema duró muy poco, porque la energía de los jugadores aragoneses era alta y esa actitud propició que los acercamientos al territorio que domina Luca Zidane se viese amenazado en seguida. La primera la tuvo Tasende, muy cómodo toda la noche con este dibujo. Toni Moya le regaló un balón entre líneas y su chut forzó una buena parada del portero granadino.
Las bandas eran de los locales. Sobre todo la derecha. Ahí, Pau Sans y Calero maquinaban bien y doblaban las costuras de los de Escribá. En una de esas avanzadillas ambos jugadores mezclaron de lujo y el balón acabó en los pies del madrileño. Su centro, combado y dulce, llegó a la cabeza de Adu Ares, que la empleó como un émbolo terso para alojar el cuero en la red forana. Un gol eléctrico que llegó a la grada produciendo una garrampa de felicidad.
Fue la llave que activó al joven jugador vasco. Hasta anoche no había dado todo lo que tiene dentro, pero a partir de ese momento se quitó la garrucheta y comenzamos a conocer a un jugador vibrante, pispotero y dinámico, capaz de preocupar al contrario y encender los mil fuegos en los compañeros.
Pocos minutos después el propio Ares provocó un penalty fruto de su astucia y agilidad mental. Se quedó el balón Marí, voluntarioso y decidido, anhelando convertir su primer gol ante los suyos. Mala suerte: su disparo lo controló bien Zidane.
Fue el comienzo del primer fin. El Granada se quitó de encima el complejo que comenzaba a cubrir su juego dadas las generosas acciones ofensivas del Zaragoza y en muy poco minutos convirtió un esperanzador 1-0, casi 2-0, en un 1-2. El aficionado ajeno a la noche zaragozana se preguntará cómo fue posible. Lo explicamos. Rodelas se plantó en el lateral izquierdo, Toni Moya lo defendió a un metro largo y su centro se paseó por las narices de toda la defensa, que contempló el derechazo al vuelo de Weissman.
Pero el gol tonto e inexplicable de la noche aún llegarfía muy poco después. Otro balón lateral llegó al área pequeña. Allí jugó entre el bosque piernas hasta que encontró la de Clemente, al que le pasa de todo esta temporada, y se acabó alojando en una de las míticas redes de la portería zaragocista. Sí, en tres minutos el partido arrojaba la sombra de Sierra Nevada sobre el césped zaragozano.
Afortunadamente, la noche era de Adu. El zagal se quedó un balón, encaró a Ricard, al que encorrió a base de quiebros y gestos mágicos y en un último giro de cadera lo desbordó para acabar colocando un balón imposible en la escuadra de Zidane. Un gol grandizo.
Tras el descanso se dio un cambio, el de López por Vital, pero el juego se miró en el espejo de la primera parte. El Zaragoza siguió buscando caminos despejados, porque es donde más cómodo se siente y así produjo varias acciones de cierto peligro. Toni Moya desde lejos y Clemente de cerca, con una chilena voluntariosa, fueron los protagonistas en este periodo.
El Zaragoza esculpía sensaciones de fortaleza. Ahí fue cuando Víctor metió más madera a la hoguera, como preparando la tronca de Navidad. Puso en el campo a Luna y a Liso y poco después a Bare y al debutante Mañas. Escribá también movió el banco, pero ni uno ni otro entrenador lograron que los suyos agitasen las aguas del partido. Así, se llegó a la prórroga.
Los primeros minutos de la extensión fueron de claro color andaluz. Weissman y Diao acosaron a Femenías, sin éxito, pero sus jugadas anunciaron la posibilidad de un gol que habría supuesto un problema grave. Al menos durante la primera parte, el Granada mandó. Después, fue el Zaragoza el que gobernó.
Mañas y Bare la tuvieron, aunque no con demasiada claridad y Liso, que anda taciturno y moregón, tampoco acertó en un chut que voló hacia la antigua Feria de Muestras. Enfrente, el Granada no se quedó quieto y Diao, uno de sus delanteros más rápido, se comió a López y se plantó cerca del portero mallorquín del Zaragoza. Por suerte, su chut salió diagonal, alejado de los tres palos.
Con todo, ya estábamos en los penalties. La ruleta rusa del fútbol, la que te da la gloria o te envía a los infiernos. Y ahí el Granada se quedó con el triunfo. Fue así porque aunque Femenías detuvo el tercer penalty, el que le lanzó el goleador Weissman, después fue Clemente, maldita suerte la del aragonés, quien no pudo batir a Zidane. Con empate en la primera ronda, Rubio logró su gol y la decisión del grupo llevó al joven y bravo Mañas a ejecutar el penalty que acabaría dándole la victoria al Granada al enviar el balón por encima del larguero de Zidane.
Triste despedida de la Copa en la Romareda, que ya nunca más volverá a acoger un partido de Copa tal y como la conocemos. No pudo ser y de este modo el embrujo de la Alhambra pudo con la serena belleza de la Aljafería. Mejor así, terminar esta crónica envueltos en la magia de los dos palacios. Mejor así, Real Zaragoza. Fuimos tan felices tantas noches que nos quedamos con los sueños vividos en un pasado glorioso. ¡Larga vida a La Romareda, dama blanca de la Copa!
Real Zaragoza:
Femenías; Calero, Vital (Lluis López, 46’), Jair, Clemente, Tasende (Luna, 61’); Marc Aguado (Bare, 76’), Toni Moya (Francho, 101′); Pau Sans (Liso, 61’), Adu Ares; y Alberto Marí (Mañas, 83’).
Granada CF:
Luca Zidane; Ricard Sánchez, Manu Lama (Rubio, 81’), Loic Williams (Óscar Naasei, 100′), Lucas Pérez (Brau, 46’); Sergio Ruiz, Trigueros (Villar, 70’); Sergio Rodelas (Jozwiak, 81’), Theo Corbeanu (Tsitaishvili, 70’); Siren Diao, Weissman.
Goles:
1-0, min. 17: Adu Ares. 1-1, min 41: Weissman. 1-2, min. 44: Clemente, en propia puerta. 2-2, min. 45 (+2): Adu Ares.
Árbitro: Germán Cid Camacho (Comité de Castilla y León). Mostró amarillas a Marí (16), Pau Sans (39), Tasende (45), Mañas (90), Rubio (97), Weissman (108′), Calero (108′).
Incidencias:
Partido de la 2ª Eliminatoria de Copa del Rey 2024-25 disputado en la Romareda, con 10.000 espectadores.
Femenías: 4. Buen partido. Detuvo balones difíciles e incluso un penalty.
Calero: 4. Dinámico y agitador. Asistió el primer gol.
Vital: 1. Gris, oscurecido. Se ha perdido por el camino.
Jair: 3. Poderoso por alto y serio en el control.
Clemente: 2. Con el balón en los pies gana enteros. Desafortunado.
Tasende: 3. Es muy útil en la fase ofensiva. Brilló en ataque.
Toni Moya: 4. Muy presente. Manejó bien todas las facetas del juego.
Aguado: 3. Muy bien posicionado, le dio sentido al eje del equipo.
Adu Ares: 5. Gran partido. Goleó y destruyó la defensa rival.
Pau Sans: 3. Muy dinámico y peligroso. Rápido y dispuesto.
Alberto Marí: 1. Está muy atascado. Le falta gol y eso lo bloquea.
Lluís López: 1. Lento e incierto en la colocación.
Luna: 4. Cada día crece. Su físico es una garantía y su calidad, su aval.
Keidi Bare: 3. Gustó y se gustó. Pareció mostrar el camino.
Liso: 1. Ha entrado en un bucle. No le sale la chispa que lleva dentro.
Mañas: 2. Verde aunque voluntarioso. Dio el paso al frente en los penalties.
Francho: 3. Fresco y refrescante. Le dio potencia a la maquinaria zaragocista.
por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello