Real Zaragoza 2 – 3 R Oviedo | Crónica

Real Zaragoza 2 – 3 R Oviedo | Crónica

Se nos apagó la luz

“Un desastre sin paliativos”. Las hemerotecas nos recuerdan las palabras que un monarca español le dedicó a su presidente del gobierno hace casi cincuenta años. Hoy las traemos a esta crónica para describir la situación que vive nuestro Real Zaragoza.

No por la derrota; no por la forma en que se produjo; no por la ineptitud de un grupo de jugadores incapaces de sostener un increíble crédito de dos goles a favor. No: me refiero al hecho de que Victor Fernández haya tenido que abandonar el club como lo ha tenido que hacer.

Esta crónica nunca tendría que haberse escrito. Esta crónica nace abochornada. Lo hace después de jugarse un partido de fútbol que es el cerrojo de un proceso irreversible que nació hace algunas semanas. Lo hace cuando quien detenta el poder da por finiquitado un camino que, seguramente, nunca quiso andar.

El Real Zaragoza jugó ayer una primera parte primorosa. Me gusta recordar las palabras de los comentaristas en mi memoria y durante esos cuarenta y cinco minutos escuché expresiones de elogio y alabanza. El equipo practicó un fútbol dinámico, enérgico, rumboso. Compitió, discutió todos y cada uno de los balones, atacó con furia y talento y obtuvo un premio corto pero merecido.

Víctor modificó el dibujo y contó con cinco jugadores distintos a los que jugaron en Eibar. Tasende, Vital, Bare, Toni Moya y Liso entraron para volver en cierto modo a la esencia del libreto de su entrenador. De todos ellos Francho fue el mejor. Su corazón latió a cien pulsaciones y más y sus piernas rasgaron las costuras del Oviedo. Al amparo del viento que generó Adu Ares y Liso arrancaron la piel del contrario con sus movimientos.

Era un huracán agitando las velas resquebrajadas de los navíos asturianos y a esta fiesta se unieron Luna y Azón. Pura sangre aragonesa. La defensa del Oviedo, sobre todo los centrales, no daban abasto y desahogaban como podían los balones que llegaban a pares y a una velocidad endiablada. Para completar la propuesta, Moya y Bare cumplieron con fe y dignidad su papel de portones imbatibles, capaces de amortiguar la sabiduría futbolera de Paraschiv, Alemao, Moyano y Portillo.

Aunque el Oviedo golpeó primero con sendos chuts de sus delanteros, fue el Zaragoza el que generó una masa de ocasiones que anunciaban la luz que nos faltaba desde hace tanto tiempo. Primero Francho, con chut seco y diagonal, y después Ares probaron a Braat, que respondió muy bien y bien. Lo que no pudo evitar fue el primer gol blanquillo cuando Liso le calzó un disparo abombado que se comió el portero francés. Debe ser cuestión de país.

El latigazo de alegría sirvió para engrandecer el juego de los zaragocistas. Francho, siempre Francho, le regaló un pase extraordinario a Ares, pero el niño vasco lo marró por gustarse demasiado. Cuando no erró fue a los pocos minutos. Bare y Tasende mezclaron muy bien y el pase atrás del lateral lo aprovechó con un remate impecable. La grada y la afición en sus casas se frotaba los ojos. A nadie que sueñe en zaragocista le costó recordar a ese Zaragoza de principios de temporada que tanto nos ensoñó. Y mejor habría sido la fiesta si Liso no llega a empacharse de balón y no hubiera obviado la presencia de Azón a su vera.

El Oviedo trató de enmendar su blandenguería en los últimos minutos pero no encontró respuesta a sus deficiencias. No le importó. En el descanso su entrenador cambió tres piezas de golpe y ahí comenzó a rugir el infierno. A los pocos minutos Chaira nos ofreció un par de pases de baile al borde del área y enganchó un churrascazo que perforó la escuadra de Femenías. Mal perfume. Peor aroma.

Fue un bufetón. Pero el Zaragoza anoche creía en sí mismo. Tanto que a los pocos minutos Luna voló hacia el área de Braat que, como una tanqueta sin conductor, arrolló al zagal en el área. Penalty y ocasión de oro. Keidi Bare peleó la ejecución y se quedó el cuero. Lo colocó con mimo y lo lanzó. No hay palabras para expresar las sensaciones que generó el absurdo lanzamiento. Muy flojo, raseando y al centro. Braat no se lo creía. Nadie se lo creía. Y empezó la agonía.

Calleja tocó a rebato y sus guajes se aplicaron en una carrera sin freno, violenta. Sus ojos inyectados en sangre reflejaron el hambre de los astures y poco a poco llegaron a un estado de fusión insoportable. Chaira y el recién entrado Hassan rompieron todas las esquinas, mientras que los blanquillos, acabada la energía y con la ausencia de Azón lesionado, no pudo resistir la potencia de contrario.

El segundo gol llamaba a la puerta. Llegó después de un centro perfecto que remató Alemao. Mal defendido el origen y peor la cobertura del final. La tragedia merodeaba inmisericorde. Liso lo intentó un par de veces aunque con gestos tan individualistas que consiguieron enojar al respetable. Para colmo, los errores asomaron con toda la insolencia que el miedo es capaz de generar. Nadie llegaba, nadie construia, nadie combinaba, nadie nada. Enfrente el Oviedo mostraba su colmillo brillando a la luz de la luna y aterrorizó al zaragocismo con un chut de Luengo al poste.

El final se produjo minutos después. Chaira, de nuevo, se quedó un balón en el área grande. Se lo preparó, lo besó, lo acarició y lo envió lejos del alcance de Femenías. Un tercer gol que tardaremos en olvidar por lo que desencadenó.

Minutos más tarde, en rueda de prensa, Víctor Fernández se despidió. Y lo hizo cerrando una era, apagando la llama de una forma de entender el fútbol, de estar en el mundo, de llevar el escudo del Real Zaragoza cosido en el pecho con el hilo de todos nuestros ojos. Ayer no solo se fue Víctor. Ayer se cerró el libro en el que están escritos los párrafos que nos enseñan qué significa ser zaragocista.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Femenías; Luna (Jair, 92’), Lluis López, Vital, Tasende; Toni Moya, Francho, Keidi Bare (Aguado, 92’; Adu Ares (Aketxe, 86’); Azón (Marí, 45’), Liso (Pau Sans, 72’).

R Oviedo:
Braat,; Lucas Ahíjado (Costas, 46’), Luengo, Dani Calvo, Rahim; Sibo, Del Moral (Álex Cardero, 46’); Portillo (Paulino de la Fuente, 81), Moyano (Hassam, 59’); Paraschiv (Chaira, 46’) y Alemao.

Goles:
1-0, min. 20: Liso. 2-0, min. 32: Adu Ares. 2-1, min. 50: Chaira. 2-2, min. 65: Alemao. 2-3, min. 92: Chaira.

Árbitro: Pérez Hernández (Comité de Madrid). Mostró amarillas a Bare (24’), Adu Ares (27’), Ahíjado (36’), Del Moral (36’), Moyano (47’), Braat (51’), Cardero (60’), Vital (75’).

Incidencias:
Partido de la Jornada 20 de LaLiga Hypermotion 2024-25 disputado en la Romareda, con 13.000 espectadores.

Puntuaciones

Femenías: 2. Hizo dos buenas paradas.
Luna: 4. Hizo muchas cosas y todas bien. Magnífico.
López: 1. Retratado en muchas fases del partido.
Vital: 1. Intrascendente.
Tasende: 2. Buena primera parte. Profundo y vertical. Luego desapareció.
Bare: 2. Su error en el penalty oculta un buen trabajo en general.
Francho: 4. Un motor inagotable, una maquinaria futbolística.
Moya: 3. Correcto y oportuno.
Liso: 3. Buen partido en ruptura aunque pecó de individualista.
Adu ares: 3. Mostró gestos de mucha calidad y se aplicó en la presión.
Azón: 3. Luchador y vertical.
Marí: 1. No arranca y no encuentra su lugar.
Pau Sans: 3. Muy activo y desafiante.
Aketexe: S. C.
Jair: S.C.
Aguado: S.C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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