Estancamiento | De 5 en 5

Tras leer de nuevo las distintas entregas de la sección, todas enfocadas por distintos foreros, y todas realizadas desde la preocupación y el interés por los acontecimientos que acaecen en el entorno de nuestro amado club, se puede establecer una visión global de cómo está yendo la temporada, ya más cerca de su final que de su principio, con lo que ello conlleva en el sentido de que cada vez queda menos tiempo para posibles reacciones y de que cada vez queda menos margen, si es que alguna vez hubo alguno, para los ilusos y para aquellos confiados en una especie de recuperación milagrosa y sorpresiva, del estilo de cosas que les suceden a los “buenos” de las películas. No, cada vez queda menos de todo, y cada vez hay más probabilidades de que al final pase lo que durante mucho tiempo está pareciendo que va a pasar.

En sus inicios, la temporada se afrontaba con la ilusión típica de cualquier inicio. Con preocupación, eso sí, tras una pretemporada descafeinada, desarrollada contra equipos que en ningún caso deberían ser una piedra de toque adecuada para calibrar los recursos y necesidades de un equipo de primera división como el nuestro. Como dice la voz en off de la mujer protagonista de la película “El amante”, en la que narra sus propias vivencias en las que siendo adolescente se embarca en un tormentoso romance con un amante chino veinte años mayor que ella: “Muy pronto, en mi vida, fue demasiado tarde”. Y así fue como muy pronto, en esta liga, vimos el auténtico signo de la perdición flotando encima de nosotros.

Tras una eterna sucesión de partidos no ganados, que llevaron a arrogarse el dudoso honor de cerrar la clasificación durante varias jornadas, el Real Zaragoza pareció iniciar una tímida incorporación que no fue suficiente para evitar el cese de Gay y la llegada del nuevo entrenador Aguirre. Este, tras un corto tiempo de adaptación, empezó a dotar al equipo de cierta consistencia, sobre todo en la parte defensiva. Así, de esta manera, se consiguió llegar a la mitad de la temporada. Se lograron dos victorias consecutivas, contra Levante y Deportivo, labradas a base de nervio y tesón, supliendo las carencias ofensivas con una confianza en la propia coraza, y soñando con aprovechar las escasas ocasiones de llegar a la puerta contraria. Con eso el equipo se ponía a la misma altura que sus rivales. Ya no se veía al resto desde la impotencia del farolillo rojo, pero el límite de las posibilidades del equipo quedaban claramente expuestas. Hasta ahí se podía llegar con los recursos presentes. Y así se iniciaba la segunda vuelta, sin alegría ni desesperación, con cierta esperanza.

Y así llegó la visita a Málaga, una ocasión para saborear el –dicen- dulce y frío plato de la venganza, y así fue. Aunque no por el mismo contundente resultado, el Zaragoza alivió la humillación recibida en la ida, en esa tarde que desnudó de golpe todas las carencias, abriendo un difícilmente asimilable apartado especial en el capítulo de ridículos históricos del club. Con esa victoria a domicilio, que a todos nos supo a gloria, la esperanza se hacía más sólida, más real. El equipo enlazaba tres victorias consecutivas, casi tantos puntos en tres partidos como en los dieciocho anteriores.

El partido contra el Santander se presentaba así como una oportunidad no concebida, de seguir aumentando esa racha de victorias y así seguir acumulando grano en el granero, para prevenir los futuros días de hambruna de puntos. Pero no pudo ser. El equipo pareció sufrir de vértigo y con un triste empate, se frenaron sus aspiraciones de poner más tierra de por medio. Nada que reprochar, ¿Cómo podríamos criticar a un equipo que venía de sacar diez puntos de doce posibles? Quizás sí, el hecho de haber dejado escaparse con vida a un rival directo.

Contra el Hércules, otro rival directo, otra final, otro partido de doble puntuación. Las cosas empezaron de cara, marcando primero. Pero el devenir del fútbol, siempre sorprendente, siempre incierto, quiso que la balanza se inclinase en contra nuestra. A esto ayudó, sin duda, el no ser capaces de apuntillar a un contrincante nervioso y necesitado, y tampoco haber sabido sostener siquiera un empate que hubiera impedido la propulsión de los alicantinos hacia arriba. Dos oportunidades perdidas. Dejo para los amantes de las matemáticas y para todo el mundo en general, el cálculo de donde estaríamos en caso de haber ganado a Santander y a Hércules. No olviden sumar al Zaragoza y restar a los otros dos. Para darse con un canto en los dientes.

Las debilidades del equipo empezaban a aflorar de nuevo. La gaseosa de enero se fue agotando, y ya sea por acierto de los rivales o por falta de tino en los nuestros, la táctica de aguantar y aguantar defensivamente para asestar un golpe de gracia no funcionaba. La visita de un Atlético de Madrid mediocre y deambulante no hizo sino confirmar esta situación, y en esta ocasión decidió la calidad individual de una de las estrellas rivales. (en otros equipos hay jugadores así). Nueva derrota en casa. De nuevo al descenso.

El último partido de esta serie, en El Molinón frente al Sporting, nos ponía de nuevo frente a otro compañero de cordada en esa maldita serie de desventurados que luchan por salir de las llamas del infierno. Y una vez más, el equipo hizo lo que de él se esperaba: presión al principio, dominio engañoso ante un Gijón que parecía gustar de jugar a la contra, y que fue una impresión efímera, y luego un progresivo licuarse en campo como un azucarillo en un vaso de agua. El pitido final del árbitro sonó como la campana que salva al boxeador malherido.

Un empate rastrero, cinco puntos de cinco partidos, cumpliendo con la media de un punto por partido, a la que por cierto ni siquiera llegamos de forma redonda pues llevamos 24/25 = 0,96. Así de triste. Estos cinco partidos no han sido una etapa ni mejor ni pero que otras. Se inició con esperanza, pero hay que ser realistas y admitir que si estamos donde estamos, habiéndolo dado todo o casi todo, poco futuro nos queda. Hay que agarrarse amigos, y hacerse a la idea. El Real Zaragoza descenderá a segunda división. Es ahora mismo, lo que parece más probable. Este es el bagaje que en lo deportivo nos han dejado aquellos personajes de infausto recuerdo que todos tenemos en mente.

Unos personajes que fueron noticia durante el mes de febrero, pues además de lo deportivo, el Real Zaragoza fue motivo de distintas informaciones en las que se hablaba de la posibilidad de que un fondo soberano de Dubai estuviera interesado en la adquisición de las acciones del club, con la colaboración de algunas personalidades del mundo empresarial aragonés. La noticia llegó a ser portada del “Heraldo de Aragón”, y coleó durante algunos días, inundando de especulaciones los distintos medios de comunicación, así como nuestro foro de Aupazaragoza.com. Las reacciones fueron en general de expectación mezclada con estupor y con, por qué no decirlo, ilusión en un futuro mejor, en un futuro sin Agapito y sin Pedro Herrera. Al final, pasadas las semanas, nasti de plasti. Se consumieron los plazos y nadie ha dicho esta boca es mía. Y así es como se me ocurre que puedo responder al forero DarkLord que me precedió en la sección, y en la que se preguntaba lo siguiente:

– ¿Seguirá Agapito Iglesias al frente del Real Zaragoza o aceptará alguna de las múltiples ofertas que hay de compra del club? ¿Si se produce el cambio será antes de que acabe la presente temporada?

Pregunta que me permito traspasar a mi sucesor o sucesores, en la confianza de que alguien, alguna vez, pueda dar con la respuesta correcta y deseada.

– ¿Se venderá a Ander Herrera en invierno (aunque pueda jugar hasta final de temporada en el Real Zaragoza) para mitigar la falta del liquidez de la entidad y así pagar las fichas de los jugadores?

Era otra de las preguntas que se formulaba DarkLord. Efectivamente, parece que el traspaso de la joven perla, joya de la corona, fue acordado al Athlétic de Bilbao. La temporada que viene jugará lejos de La Romareda, si bien continuará entre nosotros hasta el final de esta. Fue esta, parece ser, la vía financiera a la que pudo agarrarse Agapito para cumplir con los sueldos de los jugadores. Si son ciertas las cifras que se barajan, hay que admitir que ha sido una operación rentable. Otra cosa es el para quien. Pero esto demuestra que se pueden vender valores de la cantera. Ander no es un jugador excepcional, pero se le han dado partidos y se ha confiado en él desde el principio. Eso ha hecho de él un buen jugador, y como él hay más esperando, y hay que auparlos también, aunque sus padres no se dediquen a los mismos negocios.

– ¿Cómo quedará conformada la plantilla una vez superado el periodo de fichajes de invierno? ¿Será suficiente esta plantilla para salvar la categoría?

La respuesta es obvia. Como estaba. Y la respuesta a la última pregunta es incierta. Creo que no. Quiera el cielo que me equivoque.

– ¿Qué actitud tendrá la grada una vez que el equipo se sitúe fuera de los puestos de descenso con la gestión de la entidad? ¿Se acallarán las críticas ante una mejor situación en la tabla?

Tendremos que seguir esperando a que lleguen los tiempos de bonanza, pero mientras tanto, la afición sigue tensa, como el gas en una olla. ¿Estallará?.

 

El futuro está por escribir, y nos esperan días duros, días que quizá traigan nuevas respuestas y nuevas preguntas, como estas:

¿Existió realmente la posibilidad de Dubai, o fue una cortina de humo para distraer? 

¿Podremos sobrevivir a los cinco partidos que vienen, o estaremos últimos a la jornada 30?

¿Enviarán los títulos de las acciones a los accionistas, o será otra promesa incumplida?

Esto es todo, amigos. Que la suerte nos sea propicia. Hasta la próxima!!!

Por Ron Peter

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