Otro año más empieza una de las secciones de opinión más clásicas de esta página web, el de “5 en 5” y esta temporada la responsabilidad de inaugurarla recae en un servidor. Irónicamente, la primera edición de esta sección de opinión tuvo lugar durante la última vez que el Real Zaragoza estuvo en Segunda División, es decir, hace cinco años.
Un lustro después, muchas cosas han cambiado en el conjunto blanquillo: entrenadores, jugadores y hasta presidentes… pero desafortunadamente para todos los zaragocistas, o casi todos, hay una cosa que no ha cambiado, una figura que resiste año tras año y que, desgraciadamente, tiene toda la pinta de poder resistir durante algún tiempo más: Agapito Iglesias. Falta saber si el día que deje este club lo hará vendiéndolo, será obligado a dejarlo, o porque “gracias” a su gestión la histórica entidad habrá dejado de existir. Sin lugar a dudas, el futuro que nos espera a los zaragocistas es espinoso y lleno de incertidumbre, pero no estoy aquí para hablar del futuro sino más bien del pasado y del presente, que tristemente, es igual de negro.
Este verano, como todos desde que Agapito Iglesias se hiciera con la S.A.D, no ha sido precisamente aburrido para los zaragocistas, y es que, por lamentable que sea, nos podremos quejar de cualquier cosa que se hace, y con razón, pero no precisamente de aburrimiento. Ya sea en lo meramente deportivo, por los paupérrimos espectáculos que estamos viviendo, o en lo extradeportivo, con los continuos escándalos que nos asolan y a los que uno no termina de acostumbrarse, casi todos los días tenemos noticias de nuestro querido club.
No obstante, si ha habido un nombre que haya marcado el transcurso de este verano ha sido el del valenciano Jesús García Pitarch, más conocido como el Liquidador, y que está actuando como el nuevo paragolpes de Agapito. Personaje de larga trayectoria en esto del fútbol, empezando como jugador profesional y acabando como chanchullero, también profesional. Su llegada este verano a la dirección general vino acompañada, un poco más tarde, con la del también valenciano, Jordi Bruixola, como director de comunicación. Este personaje, Pitarch, se ha convertido en un nombre habitual de nuestro fútbol y ha hecho varias paradas antes de recalar en Zaragoza tras la llamada de Agapito. Si miramos las opiniones de los foros de los equipos en los que estuvo antes de venir aquí, como Atlético Madrid y Hércules, llegamos a la conclusión de que García Pitarch no es precisamente muy querido. Esta “valencianización” del club ha generado un gran número de salidas ya sea en lo deportivo, con el despido de algunos jugadores, o en lo institucional, con la salida, forzada, de algunos empleados como Conrado Molina y Rubén Ramos. Aunque también trajo consigo la llegada de gente nueva al organigrama del club maño como Moisés García León, un viejo conocido por estos lares y que ha colaborado con Pitarch en otros clubes como el Hércules.
Centrándome más en lo deportivo, este verano han salido del club, mediante despido, jugadores como Pinter, Apoño, Loovens, Romaric y Zuculini entre otros, siendo la excusa la maltrecha economía del club. Lo cierto es que nadie, o casi nadie, se ha tirado de los pelos por la salida de jugadores como Pinter, Loovens, Edu Oriol u Obradovic, que poco han demostrado durante su estancia en nuestra ciudad, ni tampoco por Apoño, un jugador que ha demostrado tener calidad, aunque tampoco sea precisamente un genio del balón, pero muy poco cerebro allá donde ha ido. La salida de Zuculini sí que ha sido más polémica, y a mi modo de ver, un grave error puesto que en cuanto se recuperase de su lesión sería, probablemente, un jugador de esos que podría marcar las diferencias en una competición como la Segunda División. La excusa, vuelvo a repetir, era económica, pero aun así no dudaron en renovar a un ex-futbolista como Luis García que ya demostró antes de irse a México que ya estaba en su ocaso como futbolista, ni tampoco en traer, a última hora como siempre, al argentino Walter Acevedo, un jugador que, a priori, parece del todo prescindible y que no viene a solucionar ninguno de los problemas de Paco Herrera, un “mediocentro ofensivo”, como dijo Moisés, que ha metido la espectacular cifra de tres goles en toda su carrera.
Y no, no me olvidaba de Paco Herrera. El entrenador barcelonés firmó en junio por el Real Zaragoza tras haber sido destituido del Celta de Vigo. En general, o esa impresión es la que tuve, poca gente se opuso a la presencia de Herrera para capitanear el intento de ascenso a Primera División. Viene avalado, se supone, por subir al Celta a Primera haciendo un buen fútbol y con un equipo bastante joven. Lo cierto es que, Herrera no dispone precisamente del equipo que tuvo Marcelino hace cinco años, y no pretendo restarle méritos al asturiano por su ascenso, sino que se asemejaría más al del anterior año en Segunda División con Paco Flores, aunque afortunadamente en ambas ocasiones el resultado fue positivo y la vuelta a la máxima división del fútbol español fue un hecho en tan sólo una temporada.
La verdad es que la plantilla de este año es floja, bastante floja, como se ha demostrado en estas primeras cinco jornadas aunque el equipo aun puede dar más de sí. A las salidas ya mencionadas de este verano habría que sumarles la de Postiga y Roberto, y a las incorporaciones ya comentadas, se sumaron la llegada de jugadores como David Cortés, procedente del Hércules de Pitarch, Paglialunga, que viene, otra vez, del Hércules de Pitarch, el veterano Barkero y los más jóvenes como Roger, que como el anterior viene del Levante, y ,tal y como ha sido denominado por algunos aficionados, Zinedine Cidoncha, procedente del filial del Atlético de Madrid; ambos son jóvenes jugadores, vienen cedidos y sin opción de compra, aunque visto lo visto, tampoco parece que nos vayamos a perder nada en un futuro.
Más ilusionante fue la vuelta a casa de Víctor Laguardia, central de la casa que parece llamado a ser el referente de la defensa en un futuro y la llegada del prometedor futbolista chileno Ángelo Henríquez que ha venido desde Old Trafford para intentar demostrar que lo que pagó en su momento el United por él no fue una desafortunada gestión del club mancuniano. Y la verdad, es que en el partido del Tenerife demostró tener buenas mimbres y parece evidente que va a ser una figura clave en la plantilla de este año. Una plantilla, que tal y como ha quedado demostrado en estas cinco jornadas, está liderada por jugadores como Montañés, Víctor Rodríguez (incomprensible su cambio en el Mini Estadi), el controvertido central Álvaro Gónzalez (que he de reconocerlo, no me gusta, y que creo que ha tenido una actitud deplorable este verano) y veteranos como Leo Franco (que hay que admitir que está dando un nivel más que aceptable), Movilla (cuya entrega está fuera de toda duda) y Barkero (se supone que cuando se ponga en forma, algo que puede ser en pocos partidos, o a final de temporada) y que debe intentar ascender a Primera División a la primera. Pero la realidad es que tras cinco jornadas el equipo ha demostrado ser muy flojo pese a la buena segunda parte frente al Tenerife y las dudas entre el respetable están más que justificadas, pareciendo claro que las aspiraciones reales del club es intentar quedarse lo más cerca posible de los play-offs y esperar a “que suene la flauta”.
Ah bueno, y casi se me olvida mencionar a José Antonio Visús. Este excéntrico personaje lideró un proyecto para comprarle el club a Agapito. Sin duda, nos animó el mes de junio e incluso generó bastante ilusión en un primer momento, pero, tristemente, su proyecto de crowfunding, es decir, mecenazgo cibernético, no cuajó y resultó ser un estrepitoso fracaso. Ciertamente, las maneras de llevar el proyecto por parte de Visús no ayudaron precisamente, demostrando ser bastante chapucero, hasta tal punto que algunas cosas sonaban a chiste, pero tampoco ayudó la posición de gran parte de la prensa, ya sea desde sectores afines, o directamente lameculos a Agapito, o desde sectores algo más hostiles al soriano. En definitiva, el romántico, y finalmente disparatado, proyecto de Visús acabó siendo una desilusión más para el zaragocismo, tanto por la incapacidad del propio líder de la empresa, de la prensa deportiva de esta ciudad y también por parte de un sector de la afición que no está dispuesta a mojarse por el Real Zaragoza más allá de ir el sábado, domingo o el lunes (malditos horarios), a La Romareda o al bar a ver a su equipo.
En fin, podría hablar también del triste, pero esperado, descenso a Segunda División; de la tristísima respuesta en la última jornada a la convocatoria en las oficinas del club para protestar contra la gestión de ese individuo que tiene prisionero al club de nuestros amores; o de cómo Jiménez perdió la cabeza tanto en las alineaciones como en las declaraciones durante la temporada pasada. También de la “gran labor” en la presidencia de Fernando Molinos, el que fuera presidente por un “módico” sueldo el año pasado y que parece ser también lo es este año pero por “amor” al club, y por supuesto, de todos los tejemanejes del propietario de la entidad, pero creo que no es bueno ni para mi salud ni para la vuestra, además, de que el artículo podría convertirse en una enciclopedia con numerosos tomos.
Dicho esto, formulo, como es tradicional, cinco preguntas que tendrá que responder la siguiente persona encargada de redactar el siguiente de 5 en 5:
Y esto es todo, no es fácil resumir un verano del Real Zaragoza en pocas líneas, como tampoco es fácil ponerse a escribir sobre nuestro equipo. Para desgracia de todos, hoy en día, hablar del Real Zaragoza, es hablar de: chanchullos, chapuzas, fracasos, vergüenza, tristeza, desidia… pero, y pese a todo, seguimos al pie del cañón, puesto que ni Agapito, ni nadie, podrá con nuestro sentimiento y fidelidad que llevamos mamando desde que éramos pequeños, y que en el fondo, tanto ha marcado nuestra forma de vida.
Por choben_zgz
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