Ad Calendas Grecas | La Lupa

Nàstic 1 – 0 Real Zaragoza

A causa del origen lunar de su calendario, los Romanos para denominar los días de cada mes utilizaban tres referencias concretas, quizá asimilables a los ciclos lunares: las calendas, las nonas y los Idus. En parte, este sistema existía también en el calendario griego, si bien, estos últimos no utilizaban cómo referencia las calendas (el primer día de cada mes), por ello, cuándo los romanos querían hablar de algo cuya realización era imposible o muy improbable utilizaban la expresión “ad calendas grecas” es decir, hasta las Calendas griegas o lo que es lo mismo, nunca.

Hoy en Tarragona, el acceso a la Champions, la conversión en grandes, el asalto a la élite de la liga española ha quedado posfechado sine die, hasta las calendas griegas. El esperpento del Nou Estadi simple y llanamente no tiene perdón. Ha resultado humillante, doloroso y tremendamente decepcionante.

Casi todo es, o al menos debería ser, disculpable en esta vida. Pero hay cosas que claman al cielo. Y el lamentable espectáculo de este domingo ni puede ni debe ser obviado o disculpado. El Real Zaragoza ha evidenciado que, desgraciadamente, su afición cree en el sueño de la Champions mucho más que el propio equipo. Puedo entender que el rival te gane por juego o por acierto, puedo perdonar los errores concretos, pero me indigna semejante falta de actitud, semejante pasividad. Hemos hecho un tiro a puerta en todo el partido. No es que hayamos perdido, es que era imposible ganar, por lógica elemental. Cuándo no lo intentas no lo logras. Han bastado 90 minutos para demostrar que el sueño está lejos, para romper todas las cuentas, para tirar por tierra la lógica y reconocer que si esta temporada se logra algo, probablemente no será tanto por mérito propio sino por el evidente atasco de los de arriba que está dejando está liga abierta y accesible a cualquiera que encadene unos cuántos partidos seguidos sin perder.

Ni un sólo jugador ha cumplido en Tarragona. El resumen del partido comienza y termina aquí. No hay nada que decir. O al menos nada bueno. Nadie ha estado a la altura de las circunstancias. El juego ha sido patético, la actitud lamentable y el resultado un desastre. Quizá la única salvedad sea César, que sin alardes ha trabajado bien y ha parado todo lo parable. Y hasta ahí. Nadie más ha dado la cara, ningún jugador ha demostrado aptitudes cómo para estar disputando la Champions y lo que es mucho peor, ninguno ha mostrado con su actitud que de verdad quieren jugarla.

Hay dos maneras de ver las cosas y probablemente un punto intermedio. No tendría sentido dejarse llevar por la indignación que a muchos nos ha causado el lamentable espectáculo que ha dado hoy el Real Zaragoza y olvidar que sólo hace unas horas estábamos soñando con la gloria. En el peor de los casos está claro que al cerrarse la jornada estaremos a 3 puntos de la Champions (quizá debería esperar a saberlo para escribir estas líneas, pero sinceramente estoy lo bastante hundido y herido cómo para necesitar con urgencia el desahogo que supone escribir lo que sientes y expulsar a todos los demonios que me reconcomen). A 3 puntos de la Champions y en la UEFA, aunque acosados por un Racing que sigue ascendiendo de forma imparable en la tabla y un Atlético de Madrid que en medio de sus habituales lloriqueos victimistas y zozobras, sigue enganchado a nosotros cual sanguijuela. Y esa es la visión optimista, ojo. Por mucho empeño que se le ponga el partido de hoy deja poco margen a un análisis positivo y aún así necesito y deseo buscarlo. Por tocada que haya quedado nuestra moral debemos reconocer que la posibilidad sigue estando ahí y que la pérdida, aunque dura, no ha sido definitiva. Podemos intentar razonar que la actitud del Real Zaragoza en el Nou Estadi no ha sido la causa directa de la derrota y entonces debemos analizar otras situaciones. En ese caso Podríamos hablar de falta de fortaleza, de un centro del campo blandito e inoperante en el que Zapater no da abasto y que es sistemáticamente desarbolado por cualquier rival. O quizá Podríamos hablar de una defensa excelente que se convierte en mediocre y absolutamente vulnerable por arriba en cuánto nos fallan Sergio y Piqué. O también Podríamos hablar de una estrella apagada que hace demasiado que no brilla, cómo Aimar o de D’alessandro, un elaborador de gambeteos y bobas que sólo funciona con enormes espacios y sin presión agobiante. Porque no hablar también de un posible error en el planteamiento condenando a Sergio García a una banda derecha en la que se muestra perdido y sin ningún tipo de mordiente. Todas estas situaciones, aunque no son nuevas siguen siendo tremendamente preocupantes, aunque al menos me desahogan de pensar que el equipo perdió sólo por la nefasta actitud mostrada.

Pero me resulta imposible no ver el lado oscuro de esta historia. No puedo evitar pensar que este mismo equipo con casi todas esas carencias jugó un partidazo hace 15 días contra el todopoderoso Barcelona. Lo de hoy ha roído en nuestras conciencias. Ha sido una bofetada a nuestras ilusiones y ha sido una muestra tangible de que poder se puede, pero tengo serias dudas de que los jugadores quieran o crean poder. Han despertado los viejos fantasmas de ese Real Zaragoza escaparate, cuyos jugadores sólo se motivan ante la repercusión mediática, del equipo trampolín, escenario adecuado para avanzar lejos de aquí, para dar el salto hacia otras lides en búsqueda de la grandeza que aquí parece estarnos vetada. ¿Es que estar disputando los puestos de Champions no es motivación más que suficiente para jugar contra cualquier rival? ¿Es que sólo tenemos actitud contra los grandes reales o mediáticos? ¿Es que somos tan divinos que sólo nos esforzamos realmente para derrotar a los gigantes? ¿Por qué se agigantan de una forma tan sencilla nuestras carencias y cualquier rival, hasta el mismísimo colista, nos revienta el centrocampo con tanta facilidad? El Real Zaragoza es mejor que el Nastic los tarraconenses nos han derrotado por ganas, por empuje, por ambición y deseo de ganar. Precisamente por todo aquello que nos ha faltado a nosotros.

Habrá que quedarse en el punto intermedio, no nos queda otra. Nada está perdido, pero este no es el camino ni la actitud necesarias para llegar a buen puerto. Este varapalo debe servir para despertarnos, para dejar bien a las claras que lo que queramos conseguir deberemos lucharlo con garra y con firmeza, que nuestras carencias sólo pueden ser suplidas con actitud, concentración y trabajo, que sin esfuerzo no hay premio. Ahora toca el trabajo psicológico, ahora sólo queda confiar en que esta humillante derrota sea un toque de atención que nos haga despertar.

Así no. Si al final toca abandonar el sueño que no sea por haber dejado pasar el tren. Que no tengamos que arrepentirnos siempre de esta falta de actitud. Por favor, no nos rindamos sin luchar, no dejemos que la triste realidad nos arrolle. Si nos ganan que lo hagan luchando, pero que no haya una rendición incondicional. Cómo decían los Héroes del Silencio “Detesto a los tibios de vocación y dicen que a la fuerza ahorcan.” No seamos tan tontos de colocarnos la soga al cuello. Antes morir que perder la vida.

Por Gualterio Malatesta

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.

Comentarios

(required)