Atraco imperfecto | La Lupa

Real Zaragoza 1 – 2 FC Barcelona

En el mundo del cine existe una larga lista de películas de robos o de atracos de esos que están matemáticamente preparados, sin dejar resquicio para un detalle fallido. En la inmensa mayoría de los casos esos atracos perfectos finalizan mal para los autores, siempre existe un asunto aparentemente fútil que se convierte en decisivo para que todo lo preparado se desmorone como un castillo de naipes. Pero también nos encontramos con el reverso contrario, atracos imperfectos, chapuceros, con los protagonistas cometiendo errores constantes pero que por diversos avatares cercanos a la feliz fortuna o porque tenía que salir bien porque sí, acabaron triunfando. Uno de esos robos chapuceros, porque se veían de lejos, pero que salieron bien por la fuerza de la costumbre, fue el de este sábado en La Romareda.

La presencia del FC Barcelona causaba la lógica inquietud por su fortaleza como equipo, acentuada por la negligente marcha en la competición del Real Zaragoza. Irureta mostró sus cartas desde el comienzo, planteando un partido a la contra, dejando el dominio del balón a los catalanes y explorando el potencial de nuestros delanteros en transiciones rápidas. De esta forma surgieron oportunidades para Sergio García y Oliveira, mientras que sólo Giovanni Dos Santos puso en peligro a César. Pero el robo planeado había que comenzarlo y Henry, apoyándose claramente en el control con la mano, colocaba el 0-1 y la tropelía tomaba fuerza. Uno de esos obstáculos que suelen encontrar los atracos imperfectos apareció con un penalti cometido a Oliveira pero Diego Milito, el ejecutor sin piedad habitual de penas máximas, perdió por algún sitio desconocido su instinto matador y lanzó el balón a las nubes. El robo seguía su curso natural.

La segunda parte fue distinta. El Real Zaragoza dio un paso al frente y presionó mucho mejor a los centrocampistas azulgranas, lo que propició pérdidas de balón de éstos y contraataques veloces. Diego Milito falló dos ocasiones clarísimas pero no el “killer” Oliveira, que aprovechó uno de esos magníficos pases que produce la factoría Sergio García para lanzar un poderosísimo remate cruzado y empatar el partido. Con el marcador igualado el toma y daca fue constante, pero con más peligro para la portería de Víctor Valdés, porque las figuras barcelonistas abusaron del pase horizontal y el desequilibrante Messi estuvo muy bien marcado por Juanfran y las ayudas de Luccin. Y llegó el momento de la culminación del hurto chapucero: un balón bombeado fue cortado por Juanfran con el hombro. El árbitro dejó pasar la jugada pero el asistente no, quería ser protagonista, quería lucirse él solito y con gestos aparatosos consiguió su propósito y su superior jerárquico indicó el punto de castigo. Increíble pero cierto. Ronaldinho metió el segundo gol y todo en orden, ganaron los “buenos” y perdieron los “malos” y el negocio de la liga sigue en pie y boyante.

En el aspecto puramente deportivo, nuestro equipo jugó un buen partido en líneas generales, muy timorato en la primera parte, pero llegando con claridad al área contraria y valiente y generoso en la continuación, en la que se dominó a un FC Barcelona muy adocenado a base de concentración, presión y fuerza. El trabajo de Irureta se empieza a vislumbrar, se presiona mucho más la salida de balón del equipo contraria, las líneas están más juntas y se juega con una organización de la que se ha carecido durante el período de mando del entrenador anterior. Las cosas se ponen complicadas con respecto al descenso pero el optimismo se alienta a partir de un mejor trabajo físico y táctico y esperar que fuera de La Romareda cambie la forma de jugar y se vaya a por los partidos con más talento y claridad.

La competición liguera está adulterada. No sólo por la Federación Española de Fútbol y la Liga de Fútbol Profesional sino por los intereses creados en general y apoyados por una prensa que vive por y para el enfrentamiento entre Real Madrid y FC Barcelona. El campeonato no puede quedar sentenciado en febrero y por ello y con la derrota de los madrileños en Sevilla, era completamente necesaria la victoria barcelonista en Zaragoza. En este negocio asqueroso están incluidos todos: federativos, dirigentes, medios de comunicación, árbitros, televisiones, empresas patrocinadoras, etc., y del círculo vicioso están fuera todos los demás figurantes, como el resto de los equipos de primera división (excepto Atlético de Madrid, Valencia y últimamente Sevilla) y sus aficiones. Todo muy visible, chapucero pero rentable.

El Presidente Bandrés, muy acertado en sus primeras declaraciones tras el partido, debería salir a la palestra y de forma educada pero enérgica protestar en rueda de prensa y ante todos los medios de comunicación zaragozanos y nacionales del robo escandaloso del que fuimos partícipes directos este sábado. El oprobio que se ha sufrido no debe quedar impune. El Real Zaragoza, a pesar de todo y de todos, es un gran club, y merece un trato justo.

Por Jeremy North

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