Bostezando que es gerundio | La Lupa

Real Zaragoza 4 – 0 Sevilla Atl.

Han vuelto. AC/DC, probablemente una de las mejores bandas de Rock de todos los tiempos, regresa a Europa muchos años después de su última visita para traernos Black Ice, su último trabajo, acompañado de su todos sus legendarios éxitos. La voz rasgada de Brian Johnson, el portentoso dominio de la guitarra de Angus Young, el enorme espectáculo que les acompaña y un montón de extraordinarias canciones que forman parte de la banda sonora de nuestras vidas prometen que la experiencia será sin duda inolvidable para aquellos que vamos a tener la suerte de verlos tocar en directo. We Salute You!

Pero en una especie de juego absurdo, el equilibrio cósmico debe mantenerse y a cambio del espectáculo venidero se nos entrega el tedioso presente del Real Zaragoza. El partido del sábado ante el Sevilla Atlético fue simplemente insoportable. 70 minutos de bostezo insufrible, de apatía intolerable, de un equipo que nada parecía tener que ofrecer a su más que asqueada grada, que ya dejó más que evidentes muestras de que está hasta las narices de la tremenda falta de actitud de esta cuadrilla de multimillonarios, sin ganas, sin compromiso y sin vergüenza.

Se pasó el trámite, claro. Había que ganar y golear y se ganó y se goleó porque el Sevilla atlético es probablemente uno de los peores equipos que hemos visto en la Romareda en mucho tiempo. Y justo en la semana en la que se cumplía el quinto aniversario de aquella gesta que supuso la aniquilación de la galaxia merengue en aquella maravillosa noche de Montjuic. Sólo han pasado cinco años y parece que haya pasado toda una vida. Ya nada queda de aquella gloria, de aquellos grandes momentos. Sic transit gloria mundi.

El resultado se puso de cara nada más empezar el partido. Apenas había pasado un minuto cuando una buena jugada del Zaragoza y una buena finalización de un entonado Arizmendi (mucho mejor en la delantera que en el centro del campo) nos dejó la muestra de lo que iba a ser el resto del partido, la zaga sevillista era un coladero y el Real Zaragoza debía ganar el partido sin despeinarse.

Y los jugadores se tomaron el aviso al pie de la letra. Gol de Ponzio en una falta dentro del área por cesión voluntaria y se acabó. Cómo si fuéramos grandes estrellas, cómo si no nos estuviéramos jugando nada, los profesionales del Zaragoza decidieron que ya se habían ganado el sueldo y se dedicaron a aburrir y mosquear a su afición durante todo el primer tiempo y buena parte del segundo. Y la grada estalló, pitó y coreó los toques del Sevilla atlético porque lo que estaba haciendo el Real Zaragoza era una tremenda falta de respeto a su afición. Y me da igual que se enfadaran, me da igual que se quejen y que nos cuenten milongas pamperas sobre la importancia de que estemos todos unidos, porque aquí el primero que está fallando, el primero que no cumple su parte son los jugadores. Y no hay lectura entre líneas, es así de simple. El que no hace su parte no está legitimado para exigir absolutamente nada y tiene la obligación de soportar estoicamente las críticas y las quejas de la otra parte.

Sólo al final pareció entrarles la vergüenza torera y la salida del Jorge López y Ander Herrera transformó al equipo que gozó de un montón de buenas oportunidades para haber logrado una goleada de escándalo, sobre todo en las botas de Ewerthon uno de los pocos que están comprometidos con el equipo y que de verdad ponen ganas y esfuerzo en cada minuto que está en el campo, el sábado probablemente más minutos de los que debería haber estado, porque con el partido resuelto tras el 3 a 0 de Pavón, lo lógico hubiera sido retirar y proteger a nuestro mejor jugador, pero Marcelino en una decisión tan poco lógica cómo muchas de las que toma el entrenador mejor pagado del fútbol español, decidió tenerlo hasta el final con el consiguiente riesgo de una absurda lesión. Y Ewerthon buscó el gol con ahínco y lo acabó consiguiendo para cerrar el 4 a 0 que incluso se antoja escaso para lo visto sobre el césped.

No merece la pena echar cuentas, creo que no merece la pena ni ilusionarse, porque pasado el trámite casi todo sigue igual que antes. 6 puntos nos separan del líder y sólo 2 del ascenso. Y el tiempo se acaba. Cada vez quedan menos jornadas y por consiguiente menos margen para el error, la liga se está rompiendo y nosotros seguimos agarrados al grupo de arriba con la puntita de los dedos y con los de atrás achuchando mucho.

Y lo peor es que el juego no da motivos para el optimismo, porque ayer, cómo la semana pasada y cómo casi siempre, no jugamos un buen partido y ganamos por aplastamiento a un pésimo rival. En cualquier caso recurriremos al tópico, no nos queda otra, de decir que debemos refrendar este triunfo con una victoria en Jerez. Sólo así empezaremos a creernos que de verdad podemos, pero me temo que esto está lejos de ser un camino de rosas y se parece mucho más a una autopista al infierno.

Por Gualterio Malatesta

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