Lo que verdaderamente importa | La Lupa

Huesca 0 – 1 Real Zaragoza

Cuentan las crónicas que en cierta ocasión, Diógenes de Sinope, filósofo griego del siglo IV a.C. que vivía por propia voluntad en el interior de un tonel, como representación de su extrema austeridad, recibió la visita de Alejandro Magno. Al parecer, al decirle el gran conquistador que podía satisfacer cualquiera de sus deseos, Diógenes le espetó “Apártate y no me quites el sol”, respuesta que provocó la sincera admiración de Alejandro.

Y es que por suerte o por desgracia, muchas veces las circunstancias que rodean a las cosas las desvirtúan, las complican y las prostituyen hasta apartarlas de su verdadero significado, hasta hacernos olvidar lo verdaderamente importante, la prioridad, la verdadera necesidad.

El partido ante la S. D. Huesca era ante todo eso, un partido más, 3 puntos en juego fundamentales tras los triunfos del Rayo Vallecano y del Hércules. Y todo lo demás debería empezar a importarnos poco. Era, probablemente, uno de los enfrentamientos más difíciles que nos quedaban en esta durísima recta final que debe llevarnos de nuevo al lugar del que jamás deberíamos haber salido. A la primera división del fútbol español.

El tiempo pone a cada uno en su sitio y toda la basura que ha rodeado al supuesto derbi que espero, sinceramente, que tarde muchos, muchos años en volver a repetirse, ya no merece más comentario, porque sería hacerle el juego a muchos idiotas y azuzar un fuego que al final acabará por consumirnos y que no nos puede traer ningún beneficio, así que respetando la máxima que dice que dónde no hay beneficio, ruina segura, creo que lo mejor e obviarlo y, con el tiempo, olvidarlo.

Afortunadamente los jugadores del Real Zaragoza eran conscientes de la importancia de los puntos en juego y tras una mala primera parte, trabada y dura, sin apenas oportunidades claras, en la segunda mitad salieron decididos a demostrar su evidente superioridad y a sentenciar el encuentro y traer a casa los 3 puntos en juego que nos confirmaran en el camino del ascenso. Y lo demás, tonterías y caldo de cultivo para estériles discusiones bizantinas.

Así, a los 3 minutos de la reanudación, Gabi estuvo a punto de marcar el primero en un extraño testarazo picado que desgraciadamente se topó con la cruceta de la portería oscense. Pero el Real Zaragoza había metido la quinta marcha y el Huesca a duras penas podía defenderse. Y cómo parecía lógico y justo por lo visto desde la reanudación, llegó el gol en una magnífica jugada de Ander Herrera que, con precisión cirujana, se introdujo en el entramado defensivo del Huesca y batió a Miguel con maestría y depurada técnica. La agresiva celebración del canterano, agarrándose el escudo era la viva imagen de la rabia, de la angustia que estamos viviendo y la reivindicación de nuestra grandeza, ninguneada hoy por este agónico paso por la segunda división.

El gol hacia justicia a lo que se estaba viendo sobre el campo, pero el Real Zaragoza no aflojó la presión. Caffa, que ayer cuajó un excelente partido por su banda y se fue una y otra vez de su par, estuvo a punto de sentenciar. Después una falta lanzada de forma magistral por Zapater debería haber supuesto el gol de la tranquilidad, pero en una más de las muestras de la vergonzante ineptitud arbitral que reina en el fútbol español, los jueces de la contienda no concedieron el golazo.

El partido entró después en una dinámica bastante desagradable de dureza y de trabazón, que puso cardiacos, una vez más a los sufridos seguidores del Zaragoza, con las postreras oportunidades de un Huesca que luchó hasta el final por empatar el partido. Y es que esta temporada está poniendo a prueba la fortaleza de nuestros corazones, porque esto es sufrir y lo demás, zarandajas.

El resultado es justo y hasta corto, pues hubo un equipo que quiso ganar y que se demostró claramente superior al rival. Probablemente no podremos esquivar la polémica y algunos, en un alarde de obscena minusvalía cerebral, pensarán que al Real Zaragoza, le ayudaron los árbitros, pero sólo es un capítulo más de esta estúpida maraña de incongruencias que han rodeado al partido de esta semana. Otros, insinuarán incluso que hubo apaño, algo dificil de creer para cualquiera que haya visto fútbol alguna vez en su vida y viera el partido de ayer. Pero eso es inevitable y no merece más comentario, porque es imposible rebatir con argumentos la mala intención y los aviesos intentos de desestabilización. Al final lo único verdaderamente importante es que el Real Zaragoza se trajo los 3 puntos, que seguimos ahí, en puestos de ascenso y queda una semana menos.

Quedan 18 puntos en juego y hemos dado un paso más, importante, pero en absoluto definitivo. Debemos seguir ganando y seguir esperando que nuestros seguidores cedan a la presión. No queda otra. Y cómo dice la jota “que digan mientras no hagan” porque al final, los 3 puntos están en el casillero del Real Zaragoza y seguimos en la senda correcta hacia la primera división, hacia nuestro sitio. Y de los problemas y complejos de los demás, que se ocupen los demás. Porque nosotros debemos concentrarnos en nuestro irrenunciable objetivo. El ascenso. Y ninguna otra cosa importa.

Por Gualterio Malatesta

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