Una noche para recordar | La Lupa

Real Zaragoza 2 – 2 Huesca

Es muy difícil definir el Rock & Roll. No es sólo música, es toda una cultura, una compleja amalgama equilibrada entre ética y estética, una forma de entender la vida y de disfrutarla. Pero si alguien tenía dudas los New York Dolls se encargaron de disiparlas. No hay definición, es simplemente Rock & Roll, cómo decían sus Satánicas Majestades, pero su concierto del sábado en la sala Oasis fue precisamente eso, ROCK con mayúsculas, una auténtica gozada que dudo que alguno de los que tuvimos el placer de verles en directo vayamos a olvidar fácilmente.

Pero hay más cosas que recordar, unas buenas y otras no tanto. Mucho se había hablado del “derby” la prensa se había dedicado a darle mucha más importancia de la que probablemente tenía en realidad, se habían sacado de la chistera una especie de tradición para adornar el partido y lo cierto es que al final parecía que en la Romareda se estaba jugando algo más que tres puntos. A priori el enfrentamiento contaba con la mayoría de los factores para que fuera un gran espectáculo, con dos equipos motivados, unas gradas llenas con gran presencia de la hinchada rival… y si se analiza el partido realmente fue un espectáculo de intensidad, con remontada incluida, reparto de puntos y todos contentos. ¿Todos? No.

Hubo varias cosas que no fueron buenas y que debemos cuestionarnos:

Primero un capítulo más de trencillas ansiosos de fama que vienen a la Romareda a hacerse notar. No he tenido la oportunidad de ver las imágenes, pero sinceramente mi sensación es que el arbitraje fue simplemente desastroso. El penalti que supuso el 0 a 1 creo que no fue, no me atrevo a ser categórico pero sinceramente creo que fue mano, sí, pero del jugador del Huesca. Y si no fue así, desde luego fue, como poco, un penalti riguroso de esos que es fácil para estos buscadores de notoriedad pitarle al Real Zaragoza, el grande venido a menos al que se puede fastidiar en busca de repercusión mediática. Pero en líneas generales toda su actuación fue un despropósito. No sé si el gol anulado al Zaragoza fue fuera de juego, pero sé que Helguera debía haber sido expulsado en el primer tiempo por el codazo que le propinó a Pulido, que además era dentro del área oscense, sé que lo expulsó cuándo no debía (en la jugada más tonta) porque no tenía la conciencia tranquila después de lo mal que lo estaba haciendo y sé que la afición del Real Zaragoza empieza a estar más que harta de tantos “errores sospechosos”

En segundo lugar ciertas individualidades en esta plantilla que no son ni medio normales. Lo de Arizmendi es para analizarlo con lupa, porque parece ilógico que un jugador de su supuesta categoría pueda hacerlo tan mal. Y no es el único caso. Habrá que saber dónde tiene la cabeza Oliveira, que lleva dos meses desaparecido, habrá que reconocer que Chus es un chaval majete y de la cantera, pero no es precisamente un gran jugador, habrá que averiguar por qué el Real Zaragoza desaparece del campo con tanta facilidad. Supongo que es lo que hay. Esta es la plantilla que hemos confeccionado y con ella debemos intentar el ascenso, pero creo que hay cosas que no se están haciendo bien y seguro que Marcelino lo sabe. Confiemos en él. Hasta ahora sin hacer maravillas estamos ahí, a trancas y barrancas el objetivo se está consiguiendo, pero no es normal tanto sufrimiento y tanta irregularidad. A poco que consigamos mejorar y consolidarnos deberíamos confirmarnos como uno de los candidatos más contundentes al ascenso.

Y la tercera, pero no menos importante, el penoso comportamiento de la afición del Huesca, que en ningún momento supo estar a la altura del partido. Quizá la falta de experiencia en la categoría o la bisoñez en la alta competición les hizo mostrarse tan faltones y tan agresivos con sus anfitriones, pero lo cierto es que una gran parte de la afición zaragocista y por extensión una buena parte de los zaragozanos se sintió insultada y ofendida por los cánticos de los oscenses, con insultos racistas incluidos, que si hubieran sido proferidos por la afición blanquilla nos habría colocado en la diana de las críticas de toda la prensa regional y nacional. Pero es preferible correr un tupido velo y hacer cómo que no pasó nada en un capítulo más del “buenismo” permisivo y conciliador que nos invade. Una parte importante de la afición del Huesca no vino sólo a disfrutar de un partido, sino que aprovechó el viaje para zarandear a los zaragocistas y a los zaragozanos. Afortunadamente los zaragocistas estamos más que curtidos en estas trifulcas y la cosa no llego a mayores, como debe ser, pero callar e ignorar un comportamiento vergonzante y vergonzoso no es la solución. Siento decirlo, pero dudo que ese comportamiento haya servido para despertar simpatías. Más bien me temo que ha servido para lo contrario.

En resumidas cuentas otro traspiés en la Romareda, otro rival que se nos lleva un punto y nos impide abrir hueco. Otro mal resultado que pudo ser desastroso si Ewerthon no lo remedia. Una sensación de mal menor al concluir, porque se remontó, pero al final cada punto perdido es un peldaño que no subimos en esta insoportable ascensión de retorno a primera. Esperemos que no nos pase factura al final.

Por Gualterio Malatesta

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