Recuerdos de la segunda división | La Lupa

Celta 2 – 0 Real Zaragoza

En la temporada 1977-1978 pude ver mis primeros partidos como abonado zaragocista, aunque en gracias a que me prestaron un abono infantil. Desgraciadamente estábamos en segunda división pero no se puede pedir todo. No fui a todos los encuentros de La Romareda, creo que a seis sólo, pero recuerdo perfectamente un Real Zaragoza-Baracaldo, lloviendo a mares, y en el que se ganó 4-0, con dos goles de un chico “esmirriao” pero listísimo, llamado Ángel “Pichi” Alonso, que pasaría a la historia de nuestro equipo por su facilidad goleadora. Entonces acudía al fútbol con alegría, porque lo que más me gustaba era este deporte y dentro de él, sin duda alguna, el Real Zaragoza.

Tuvimos que pasar el trago de otro descenso, éste más doloroso y sufrir otra temporada en el infierno, la 2002-2003. Pero por lo que sea, porque teníamos peor plantilla y sabíamos que se iba a sufrir, porque no se nos vendieron motos que no se tenían en propiedad, se llevó mucho mejor y el ascenso, dentro de la obligación que suponía conseguirlo, en el fondo fue una alegría, contando además que varios jugadores de la casa (César Laínez, el enorme Fernando Soriano, Cani) fueron decisivos para alcanzar el objetivo.

El golpe del descenso en la temporada pasada fue muy duro, cuando se había disparado tan alto en los objetivos. Tanto fracaso merma la moral de cualquier zaragocista pero… bueno, comenzamos con el típico “a ver qué pasa en esta temporada, que hemos fichado al entrenador estrella por una pasta gansa, Marcelino García Toral, y hemos mantenido a nuestro goleador, Oliveira, también pagándole más”. ¿Y que está pasando? que nos estamos llevando la decepción más enorme de los últimos tiempos, si es que aún podemos sorprendernos por algo terrorífico, en una entidad en que la Ley de Murphy se cumple a rajatabla.

El partido contra el Celta tiene poco que contar. Superioridad absoluta del equipo vigués, que estará envuelto en el difícil trago de la Ley Concursal, pero que demostró ser muchísimo mejor que el Real Zaragoza. López Vallejo evitó, con sus afortunadas intervenciones, que a los 12 minutos fuésemos con un 3-0 sangrante, pero no pudo hacer lo mismo con dos remates de Dinei (fenomenal su gol) y de Ábalo y así acabó el partido con la justa victoria del Celta. De los nuestros sin noticias, salvo un remate al palo de Ewerthon, y de jugar al fútbol ni hablamos, porque en ningún momento practicaron sobre el césped algo que se parezca a ese deporte.

Pasan las semanas y de ese equipo ganador que iba a arrasar en la categoría y que nos había pronosticado Marcelino que íbamos a tener a principios de noviembre, no hay noticias ni se esperan. Marcelino García Toral está siendo superado por la obligación que tiene en este equipo y en esta ciudad de cumplir un objetivo irrenunciable: el ascenso a la primera división. Ya no se encuentra en las cómodas estancias de Huelva y Santander, sino que tiene que vérselas con una afición exigente y con una prensa dura y que está encima de él. Es el mister del “coco” de la categoría y sea porque no tiene los jugadores adecuados para su sistema, porque no ha estudiado convenientemente la segunda división o porque se ha instalado en el “gafe” de esta entidad, el caso es que su esquema de juego irrenunciable está resultando un fracaso sin paliativos, porque los medioscentros roban pocos balones y construyen nada, las bandas se muestran alicaídas y la defensa, a pesar de la mejora de Ayala, sigue cometiendo errores de bulto. Sólo queda la puntería de Ewerthon, porque Oliveira está en el limbo. Un entrenador que percibe tres millones de euros debería tener varias opciones estudiadas para practicar sistemas de juego distintos al elegido en primer lugar. No puede tener sólo un Plan A, necesita un Plan B y si éste falla, un Plan C, todo lo que sea menos continuar con este juego insulso y desustanciado, que únicamente se puede mantener por los resultados positivos y llevamos dos semanas en que éstos no llegan.

No queda otra que confiar en Marcelino; esperemos que él comprenda de una vez que las cosas marchan mal y que debe modificar su rumbo. Hasta ahora en otros equipos ha demostrado ser un gran entrenador, llega el momento de que lo confirme en el nuestro y ojala lo haga, por su bien y el de todos nosotros.

Por Jeremy North

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