Aquí huele a muerto: Parte Segunda | La Lupa

Real Zaragoza 0 – 1 Osasuna

Martes y Trece, un gran trío cómico, que pronto pasó a ser dúo, tuvo también una carrera cinematográfica, de resultados poco apreciables. Su humor inteligente, que triunfaba ampliamente en los sketches cortos, se perdía con la larga duración de una película. Le sucedía lo mismo al mejor humorista español de todos los tiempos, el sinpar Chiquito de la Calzada, que bajaba muchos enteros en sus películas, salvo “Papá Piquillo”, una obra maestra. Josema y Millán, los integrantes de Martes y Trece, aparecieron como protagonistas en “El robobo de la jojoba” y “Aquí huele a muerto”, y ambas eran dos muestras de cine cutre, que fracasaron con justicia en taquilla. El Real Zaragoza, sin embargo, ha decidido que “Aquí huele a muerto” era una película interesante para revisar y ha hecho la segunda parte de ese film, pero sólo lo podemos ver sus aficionados, con lastimosos resultados, por supuesto.

Del partido del domingo poco que comentar: un Osasuna muy superior en todas las líneas, dominó el partido ante un Real Zaragoza ínfimo, sin defensa, mediocampo ni ataque, que salvo un arreón de furia en los últimos diez minutos de la primera parte y un ratito con la entrada al campo de Pennant en la segunda, mostró todas sus ilimitadas limitaciones en carne viva. Sólo se pueden salvar del desastre López Vallejo y los luchadores Ponzio y Lafita; el resto realizó un partido desastroso, con especial mención a Babic, Gabi y Abel Aguilar, que habría que puntuarles del -1 para abajo. Además el colegiado se animó a darle collejas al malo de la clase y realizó un arbitraje desastroso, muy parcial a favor del Osasuna, pero no es excusa para semejante tropelía futbolística cometida por los zaragocistas.

CATARSIS: la entidad que todos queremos, el Real Zaragoza, se encuentra en estado catatónico. Perdón, no todo está para el arrastre, los sueldos estratosféricos que ha endilgado Agapito Iglesias a los Bandrés, Poschner, Porquera, Prieto, Herrera, etc., siguen bien firmes en las cuentas corrientes de estos personajes. Pero el resto de los estamentos del club están en la UVI y en estado crítico, y no parece que tengan la fortaleza que está demostrando Fernando Cáceres para salvar su vida. Esta directiva “profesionalizada” ha llevado a la entidad a la peor situación económica y deportiva de su historia, mientras se alejan progresivamente del zaragocismo, porque excepto el Presidente Bandrés (una enorme decepción, alguien tan valioso en la política y en la economía y, a pesar de que es el único zaragocista de verdad de los retribuidos, es un fracaso como gestor deportivo), el resto de los cargos les importa el Real Zaragoza una higa, sólo están para cobrar y salir corriendo cuando no quede otra. Los consejeros como José Luis Melero, un zaragocista ejemplar, no pintan nada, precisamente porque se les considera “forofos” y eso no tiene cabida en una directiva “profesional”, y así nos va.

El otro pilar en el que parecía que podíamos sustentarnos, Marcelino García Toral, está de vuelta del Real Zaragoza. Da la impresión de que quiere largarse de aquí lo antes posible, no se parece en nada al ambicioso y picajoso técnico de la temporada pasada. No tiene soluciones ni tampoco jugadores y sólo le mantienen en Zaragoza los sabrosos tres millones de euros que cobra. No va a dimitir, porque no es su estilo, pero otra cosa sería si lo cesasen, se llevaría la pasta y encima no perdería su prestigio, algo que tiene todas las pintas de que suceda si aguanta en el banquillo y el equipo desciende. 

Y como tenemos la peor plantilla de toda la historia del Real Zaragoza en primera división, por lo menos de la historia que conozco, y la remontó a la temporada 1978-79 con Vujadín Boskov, entonces el cóctel colocón nos sale perfecto para enviarnos de vuelta a la segunda división.

La catarsis es necesaria. Lo de “rememos juntos todos en la misma dirección” y frases hechas de ese tipo ya nos las sabemos y el resultado fue desastroso. La entidad está en estado crítico y hace falta que se produzca una revolución, pero… nada más lejos de la realidad. La afición está también, desgraciadamente, en estado catatónico, pasando de todo como Marcelino y encima algunos de los que pueden hacer ruido están muy cercanos, sus motivos tendrán, al poder. El panorama es desalentador, salvo que nos sorprendan nuestros ineficaces directivos y cuerpo técnico y se saquen de la chistera para el mercado de invierno tres fichajes absolutamente necesarios para pensar en una posible salvación. Por lo menos que haya una catarsis en la plantilla…

Por Jeremy North

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