¡Contad los muertos! | La Lupa
Villarreal 4 – 2 Real Zaragoza
Nunca sabremos si fue así, o si realmente ese momento llegó a tener la importancia que la historiografía le ha concedido, pero lo cierto es que aquel 19 de mayo de 1.643, la batalla de Rocroi se convirtió en el punto de inflexión, el comienzo del fin, el inicio de la caída y desaparición del imperio español.
Según dice la leyenda el duque de Enghien, que comandaba a los franceses al negociar la rendición de las maltrechas tropas españolas, preguntó a uno de los pocos soldados de los Tercios viejos que aún quedaban en pie con cuántos hombres contaban…, la respuesta ha pasado a la historia como muestra del orgullo y el valor…, ¡¡contad los muertos!! -le dijo el soldado. Bonito epitafio para la crónica de una muerte anunciada.
¡¡Contad los muertos!! Quizá eso mismo podía haberle dicho el Zaragocismo a las huestes del submarino amarillo la tarde del domingo. La historia es una bastarda que olvida a sus hijos y a sus héroes y se reescribe a sí misma en función del interés de los vencedores, pero hemos llegado a un punto de no retorno. Dará igual si nos quedamos sin municiones o si ha sido la torpeza de nuestros dirigentes que han cocinado el caldo de cultivo adecuado para esta ignominia. Da lo mismo, me importa poco si nosotros tenemos muy poca suerte y los demás mucha. Todo eso es indiferente, porque lo cierto es que una vez más, un partido más, hemos sido destrozados en apenas 25 minutos. Eso es lo que hay. Somos unos peleles a los que cualquier equipo mínimamente armado desarbola con pasmosa facilidad. Lo cierto es que SABÍAMOS que nos iban a meter 4 y al final nos han metido 4. Y todo lo demás son pijadas, porque una vez más nos han destrozado sin esfuerzo y hemos demostrado que NO PODEMOS MÁS.
No estamos al nivel. Tenemos una mala plantilla, un mal entrenador que no se entera de por donde le da el aire y compone una alineación errónea que tiene que rectificar cada partido y encima juega al virtuoso haciendo un cambio cuándo el equipo parecía haber encontrado un juego decente y consistente. Es un simple moñaco (con tu permiso, Takeda) que han puesto ahí porque ni pide, ni se queja y, además, traga con todo. Estamos hundidos, apáticos y con una falta de calidad enorme e irreparable con parches cedidos que no mejoran sino que sólo cambian cromos.
Lo siento pero estoy simple y llanamente hasta los cojones. Esto es una auténtica mierda, una gran mentira dirigida por unos impresentables que no tienen ni pajolera idea de fútbol (espero que al menos sepan de negocios y para ellos destrozar el sueño de tantos miles de personas haya supuesto algún beneficio, sino moral, si pecuniario). No hay nada que hacer. Somos carne de cañón y a mí no para de rondarme la cabeza el triste bolero de Los Panchos que se llama “nosotros.”
Cuándo contéis los muertos quizá sería bueno que me contéis a mí y a otros muchos como yo, que decenas de años después de unir sus vidas a las de un equipo, unos colores y una pasión, están más que hartos e indignados. A mí ya no me valen más mentiras, excusas y chorradas. No voy a entrar en el juego bobo de que me necesitan y de que debemos estar unidos, ahora más que nunca. Tampoco voy a entrar en el otro, aún más perverso e inexplicable, que pretende hacerme en parte responsable de este hundimiento con la aviesa intención de exculpar a los verdaderos culpables.
Yo ya no puedo hacer más, salvo agachar la cabeza, tragar saliva y con todo el dolor de mi corazón reconocer que mi equipo ha muerto, que murió hace tiempo cuando estos mercachifles de tres al cuarto que lo dirigen desembarcaron en nuestras playas. Mi equipo no es ese. Mi equipo ya no existe. Mi equipo era mi orgullo, pero mi equipo yace entre los muertos en el campo de batalla.
Me da igual tener razón, por que desearía no tenerla. Me da lo mismo no estar siendo ecuánime o imparcial, porque no quiero serlo. Estoy herido y dolido. Estoy indignado, molesto y agotado. Simplemente no puedo más.
Quizá que la ecléctica combinación de directivos, adláteres, “tragadores”, peñistas y superforofos que semana tras semana mantienen vivo a este cadáver puedan negociar una buena rendición con el comandante Francés. Pero ya, ni el escudo podemos salvar, porque hasta eso nos han robado.
Por Gualterio Malatesta
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