En la cocina | La Lupa

Real Zaragoza 2 – 1 Almería

En la última década ha surgido un nuevo fenómeno televisivo: el cocinero mediático. Karlos Arguiñano inauguró esa corriente, con sus platos sencillos pero trabajados, su socarronería y sus chistes malos. Posteriormente han aparecido otros cocineros que se han hecho con su telegenia y sus recetas con las pantallas de televisión, como Darío Barrio, Pedro Subijana, Fernando Canales, etc. Incluso existe un canal temático de cocina, el “Canal Cocina”, en el que se pueden visionar (pero no degustar) las variedades culinarias de muchos países y sobre todo el trabajo de bastantes cocineros españoles. El logotipo del “Canal Cocina” es un huevo frito, lo más clásico y nutritivo de la alimentación española, con su clara y su yema de un color muy aparente. Al Real Zaragoza no se le puede exigir que su juego sea el equivalente al de un faisán trufado cocinado en su punto, pero al menos que le salga bien el huevo frito.

Y este domingo le salió. El Almería es uno de esos rivales que hay que ganar en casa por obligación y la coyuntura, tras la humillación del Nou Camp y el fiasco en Copa del Rey ante el Málaga, era pésima. El comienzo del partido tampoco ayudó a que se calmasen los ánimos, con los andaluces dominando el juego, pero pronto se comprobó que los zaragocistas querían revertir la situación y dominar el encuentro. Así, con mucha verticalidad, propiciada por el gran partido de Lafita, se cambio el signo del partido. La facilidad con la que el equipo superaba al rival en las jugadas de estrategia, con un inconmensurable Ayala en el juego aéreo, sirvió para poner en franquicia el marcador y sólo un slalom del velocista Crusat, al que no se le paró a tiempo, que cedió el balón a Ortiz para que éste, en fuera de juego, acortase distancias, impidió una temprana sentencia final.

El recuerdo del partido anterior en La Romareda contra el Racing era muy poderoso para que se repitiese de nuevo. Afortunadamente, los zaragocistas si comparecieron en esta ocasión y dominaron también la segunda parte. Salvo algún contraataque de Crusat, el Almería no inquietó la portería de López Vallejo. Se supo manejar la ventaja adquirida con firmeza, con una línea defensiva extrañamente segura y con Ander Herrera moviéndose entre líneas y controlando el ritmo del partido al que le interesaba al Real Zaragoza. La victoria final fue justa en la victoria e injusta en el resultado final, que tenía que haber sido más abultado a favor de los zaragocistas.

Nos falta pegada. Llevamos dos partidos en La Romareda en los que se ha sufrido, uno además con golpetazo final en la cara, más de lo necesario por estar desafortunados de cara al gol. El Real Zaragoza no puede estar rondando el peligro en cada partido, en especial cuando es superior al rival, porque tampoco tiene facilidad para mantener resultados ajustados a favor. Somos todos conscientes de las limitaciones de esta plantilla, tanto la afición, como el técnico y los jugadores (la directiva no, siguen viviendo en otra galaxia alejada del planeta Tierra), y es vital que las escasas virtudes se exploten al máximo, como el dominio de las jugadas de estrategia, un mérito de Marcelino, que nos está dando muchos puntos. Otra sería que nuestros esforzados delanteros tuviesen puntería, en especial Ewerthon, aún desconectado por lo sucedido en esta pretemporada. De sus goles depende en gran parte que se pueda salvar esta temporada, porque si seguimos en esta dinámica de fallar oportunidades, el sufrimiento puede ser exagerado y sí, estamos acostumbrados al dolor, pero tanto, tanto…

Confiando que al final de temporada podamos hacer unos huevos revueltos además de los fritos, me despido hasta la próxima…

Por Jeremy North

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