Equipo Aspirina | La Lupa

Atlético Madrid 2 – 1 Real Zaragoza

La Aspirina es un medicamento que sirve para controlar e incluso parar el dolor de cabeza, dolor menstrual, dolor muscular, tipos de dolores que se presentan en nuestra vida cotidiana. Para aliviar esos dolores, Félix Hoffman sintetizó, en 1897, el ácido acetilsalicílico: un principio activo cuyas primeras y más conocidas indicaciones lo muestran como analgésico, antipirético y antiinflamatorio, eficaz y bien tolerado. Por estas ventajas y también por su facilidad de ingestión, la aspirina se ha popularizado en todo el mundo como el principal medicamento utilizado para superar los dolores. En la liga española no existe otro equipo mejor para calmar y superar los dolores ajenos que el Real Zaragoza, el «Equipo Aspirina», el que deja a los rivales contentos tras enfrentarse con él.

El partido era de alto riesgo para el Atlético de Madrid y especialmente para su entrenador Abel Resino, que tenía su puesto en almoneda por su desastroso comienzo de temporada. Existía uniformidad en los comentarios sobre que el Real Zaragoza, si aguantaba los veinte primeros minutos sin encajar un gol, tendría mucho ganado por el nerviosismo que atenazaría al Atlético y a su grada; dos minutos bastaron para desmentir esa teoría. El primer gol del Atlético, fruto de una desatención general zaragocista, ponía muy cuesta arriba el encuentro, aparte de proporcionar un balón de oxígeno inesperado a los madrileños, que dominaron con facilidad en los minutos iniciales, pero en el minuto 19, un claro penalty del joven guardameta De Gea a Jorge López podría haber cambiado la película del partido. Podría… porque en un acto extraño, la pena máxima era ejecutada por Babic, que volvía a fallar lamentablemente, como es su norma en esta temporada. Lo positivo de la acción fue que el Atlético cayó presa de sus miedos y el Real Zaragoza dominó fácilmente hasta el final de la primera parte, aunque sin ninguna pegada salvo en las jugadas de estrategia.

La segunda parte, ya con Lafita y Ewerthon en el césped, fue una continuación de la mitad de la primera parte, con dominio del balón y mejor situación en el campo del Real Zaragoza, y la misma falta de llegada que antes. Además, una falta lanzada por Antonio López acabó en las mallas, gracias a la incapacidad de Carrizo para cubrir su palo. El gol de Ewerthon de penalty volvió a conceder esperanzas al equipo de sacar algo positivo de la visita al Manzanares, pero el juego siguió siendo un quiero y no puedo zaragocista, ante un Atlético penoso en juego y letal en sus fantásticos delanteros. La derrota se puede considerar injusta por el desarrollo del partido, porque el Real Zaragoza fue superior al Atlético de Madrid, pero también es un justo castigo a la escasísima capacidad de creación de peligro del equipo.

Estamos comprobando que la defensa, a pesar de estar plena de retales y que en cualquier momento se descuajeringará como un castillo de naipes, sale airosa de los últimos embates, que el centro del campo, con un inconmensurable Leonardo Ponzio, sostiene y supera al de los rivales, pero en la vanguardia no se puede esperar muchos éxitos mientras tengamos al trabajador pero limitado Arizmendi luchando contra todo y todos en solitario. La variante de Abel Aguilar sorprendió al Getafe, porque salía de más atrás, pero este sábado actúo como un mediapunta específico y no está preparado para ese puesto. El gran problema de este equipo es que le falta calidad, y tiene que superar con presión, trabajo, esfuerzo y orden esa limitación tan importante. Es posible que jugando contra equipos de nuestra liga, la de la permanencia, sean suficientes esas cualidades para ganar abundantes partidos, pero no lo son contra otros que tienen calidad a «cascoporro» en las puntas, como el Atlético de Madrid, que sin jugar ni a las tabas, con Forlán y Agüero tienen bastante para triunfar en los encuentros trabados.

Por Jeremy North

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