Habrá que sufrir,… y mucho | La Lupa

Real Zaragoza 2 – 2 Rácing

Existen muchas expresiones en el riquísimo idioma castellano para definir algo que es tan obvio o evidente, que todo el mundo puede verlo. Casi todos habremos usado alguna vez expresiones cómo “blanco y en botella” “es de cajón” o “dos más dos son cuatro” para definir una situación que se veía venir o de cuyo acaecimiento existían pocas dudas.

Y es que no se trata de ser agorero y pensar que todo está perdido ni de ser un iluso hablando de grandes éxitos venideros, toca ser realista y desgraciadamente al Real Zaragoza se le están complicando, y mucho, las cuentas. 

Casi todos tenemos clarísimo que esta va a ser una temporada muy difícil y que la búsqueda de la ansiada tranquilidad debe basarse en amarrar los puntos en casa con los equipos de la que podemos denominar sin demasiados ambages “de nuestra liga” pero por desgracia las cosas no están saliendo bien. Los 4 partidos que hemos jugado en La romareda en lo que va de temporada debían haber sido 4 victorias, porque eran rivales asequibles y tenían que servirnos de granero a la espera de la carestía venidera cuándo en la segunda vuelta nos toque recibir a equipos que, no seamos falsos, están a años luz de nuestras posibilidades. Sin embargo de los 12 puntos posibles sólo hemos conseguido acumular 7 y haciendo una hipotética progresión, que confío en que sea errónea, significa que tras los 19 partidos en casa habremos acumulado aproximadamente 33 puntos como locales. Eso significa que necesitaremos, probablemente, sacar 14 o 15 puntos como visitantes, cosa francamente complicada por lo visto hasta ahora. Esperemos que esta vez las matemáticas no sean una ciencia exacta y estos 2 tropiezos en 4 partidos en nuestro campo sean una excepción. 

El partido contra el Racing se presentaba cómo muy importante, quizá sería exagerado calificarlo de vital en la séptima jornada, pero debía servirnos para marcar distancias con los equipos peor clasificados y por otro lado para afianzar el golaverage particular con equipos que presumiblemente a final de temporada podrían estar luchando con nosotros para esquivar el descenso. Pero ninguno de los dos objetivos se ha conseguido y el empate de hoy es un fuerte mazazo contra nuestra moral, que, esperemos, no nos pase factura. 

Y eso que, al descanso, apostar porque el Real Zaragoza no iba a ganar el partido era poco lógico, el Racing no llegaba, el Zaragoza había roto el encuentro con dos goles y todo parecía indicar que estaba todo el pescado vendido. De hecho parecía mucho más cerca el 3 a 0 que el empate. Pero algo pasó en el descanso que nos ha dejado a todos perplejos y desilusionados. 

En primer lugar, y hay que decirlo, la actitud de los jugadores es francamente indignante en la segunda mitad. Hemos regalado totalmente el balón al contrario y los cántabros han sabido aprovechar la dádiva aún siendo un equipo aparentemente inoperante que, de hecho, se ha llevado un punto tirando dos veces a puerta. Una cosa es que los planteamientos o los cambios puedan influir en el conjunto, pero al final la actitud de los que saltan al campo es la que puede marcar las diferencias entre un buen encuentro o un descalabro como el vivido en la segunda mitad del partido contra los cántabros. 

Y en segundo lugar hay que buscar causas para el evidente paso atrás que ha dado el equipo y una bastante evidente es que Marcelino se ha equivocado con los cambios, o al menos eso creo yo, salvo que se haya visto obligado a hacerlos por lesión. Retirar a Lafita no ha sido una buena idea, sacar a Ewerthon no ha sido una buena idea, quitar a Arizmendi no ha sido buena idea. Creo que en esta ocasión, el entrenador no ha elegido la mejor opción. Quizá debería haber dejado a Lafita o debería haber aguantado más tiempo y no hacer los cambios tan pronto, o a lo mejor debería haber sacado a Ander Herrera para intentar aprovechar la teórica punta de velocidad de Ewerthon, sinceramente no me atrevo a ser concluyente, pero creo honradamente que Marcelino no ha gestionado bien el partido y sinceramente sus cambios han perjudicado el rendimiento de la plantilla y han tenido mucho que ver en el mal resultado final. 

No es que haya que preocuparse, porque como decía aquel, preocupándose no se llega a ninguna parte, pero las alarmas han saltado porque podemos empezar a tener problemas. La plantilla es la que es y no va sobrada, los puntos en casa se nos escapan con demasiada facilidad, tenemos una defensa débil y encajamos goles de forma demasiado sencilla, sin que el rival deba acumular demasiados méritos para conseguirlo y nos estamos complicando la vida perdiendo puntos con equipos con los que presumiblemente nos jugaremos el cocido al final de la temporada. No, definitivamente, las cosas no van bien. 

El Valladolid se llevó los 3 puntos y el Racing nos ha birlado otro con una pasmosa facilidad. Y ahora tocan salidas muy complicadas, nada menos que Barcelona y Valencia. Ojalá me equivoque pero en las próximas 4 ó 5 jornadas nos hemos podido meter en una situación que nadie desea, pero que se está viendo venir y podríamos empezar a ponernos nerviosos y eso no es nada interesante. 

Insisto en que no es bueno ni lógico caer en el pesimismo tan pronto, porque queda mucha temporada y nada es irreversible, pero las cosas pintan complicadas. Parafraseando al magnífico Quevedo que Arturo Pérez Reverte recrea en su Capitán Alatriste… “Habrá que sufrir… y mucho”.

Por Gualterio Malatesta

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