El coñazo cuántico | La Lupa
Real Zaragoza 3 – 5 Málaga
El extraordinariamente versado pero a menudo hermético e ininteligible Eduard Punset intentó, hace unos meses, en su programa de la 2 (Redes) explicar para los absolutamente profanos en que consistía el concepto del “multiverso” que se maneja en la física cuántica y que los lectores de cómics conocen desde hace decenas de años.
No cometeré la osadía de intentar explicarlo demasiado, pero en resumidas cuentas y puesto que el universo no tiene fin, nos encontramos ante infinitas combinaciones de los hechos y los personajes que acaban generando otras tantas realidades paralelas, algunas, puesto que los personajes y los hechos posibles si que son limitados, necesariamente iguales.
Y precisamente ese es el problema, salvo tirabuzones lógicos que ya no me atrevo ni a mentar, que las leyes de la física permanecen teóricamente inmutables y lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. Es decir, que las leyes de Newton son válidas aquí y en la realidad paralela de Sebastopol h25 y el Real Zaragoza de los Agapitos de ambas realidades irá, por narices, cuesta abajo y sin frenos desde hace años.
Quizá por ello, sería interesante explicarle a nuestro astuto presidente que la combinación de malos jugadores dará en todas la realidades, por paralelas que sean, un mal equipo, blanco y en botella, mi querido amigo soriano y lo de querido y amigo, como usted comprenderá, es un eufemismo.
Conseguir un buen conjunto de retales que no quiere nadie, de jugadores veteranos que están de vuelta de todo y que llevan la camiseta del Real Zaragoza como podrían llevar un polo de Lacoste es simple y llanamente imposible salvo que se tengan los poderes de Harry Potter y me temo que Agapito está lejos de ser un mago.
Hemos vuelto a hacer la misma imbecilidad de siempre. Se nos llena la boca de cantera pero a la hora de la verdad traemos rellenos de un nivel técnico ínfimo para completar una plantilla que ya de por sí está más que mermada de calidad cerrando una vez más la puerta a los jugadores de los equipos inferiores.
Si alguien tiene narices que me diga que un equipo compuesto por los jugadores del Real Zaragoza B lo hubiera hecho peor ante el Málaga. La única diferencia es que, al menos, hubiéramos hecho el ridículo con los de casa, que deja un pequeño resquicio al orgullo y al sentimiento.
Lo que sucedió ante los andaluces en La Romareda no tiene nombre. Es el insulto final, la definitiva tomadura de pelo a una afición hastiada y hundida que sólo puede contemplar como el equipo de sus amores se precipita a los infiernos en un descenso imparable y continuado que se inició hace ya demasiados años y que no tiene demasiadas posibilidades de revertirse.
No voy a hablar del partido, porque eso no fue un partido, fue una broma de mal gusto, una pachanga vergonzosa y vergonzante y no tengo ni tiempo que perder ni ganas que invertir en el relato de ese “valleinclanesco” esperpento.
Soy y seré zaragocista, pero no soy imbécil y estoy más que harto de que estos mercachifles indignos me hagan comulgar con ruedas de molino. Por mi se pueden ir ustedes a tomar lo que les plazca por donde amargan los pepinos, porque ya no me engañan más. Ustedes no representan a mi equipo y les deseo, con todos los respetos y toda la mala leche que me resta, que en el resto de sus vidas lo pasen tan mal como se lo están haciendo pasar a su afición.
Sólo nos queda preguntarnos si tenemos arrestos para combatir, para ponernos al cuello esas bufandas de franjas amarillas y negras para decirles a la cara que, aunque desgraciadamente no tenemos los medios para plantarles batalla real, intentaremos no dejar que hundan a nuestro equipo sin luchar. Si les queda un ápice de dignidad, que lo dudo, váyanse y déjennos en paz, porque se lo podemos decir más alto pero no más claro: no les queremos aquí.
Por Gualterio Malatesta
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