La peste negra | La Lupa
Real Zaragoza 0 – 2 FC Barcelona
A mediados del siglo XIV una terrible plaga de peste asoló toda Europa occidental causando el fallecimiento de al menos 1/3 parte de la población.
La asustada, inculta y fanatizada sociedad de la época buscó en las más variopintas supersticiones las causas de aquel horripilante desastre. El Papa de turno, Clemente VI, arrimó con rapidez el ascua a su sardina hablando de castigo divino. La Universidad de Paris buscó las causas en la funesta alineación de Marte, Saturno y Júpiter que se había producido en 1345. El Humanista Jean Venette relacionó la mortal pestilencia con el paso de un cometa en 1.348, mientras que Alfonso de Córdoba afirmaba que la causa de la mortífera enfermedad era el terremoto que asoló la actual Italia en 1.348, que había liberado los putrefactos y venenosos gases del tártaro.
Algo menos de 700 años después una nueva epidemia de peste asola el zaragocismo y esta vez ya no amenaza con diezmar, sino con exterminar a los zaragocistas. Muy escasos son los que buscan pintorescas excusas al origen de tal desastre; apenas unos pocos con poca iluminación neuronal que deben inducir más a la pena que al enfado y un grupo aún menor de miserables cómplices de la devastación que intentan lavar la cara de sus amos.
Pero su trabajo, esperemos que bien compensado, está siendo en balde, la inmensa mayoría sabemos cuál es la causa del desastre. Agapito Iglesias es su nombre y él está destrozando al Real Zaragoza, al zaragocismo y a los zaragocistas.
El partido del Real Zaragoza ante el Barcelona fue el perfecto ejemplo de esta descomposición acelerada e imparable. El equipo hizo lo que sabe, luchó, se entregó pero la falta de calidad acabó, como siempre pasándole factura. Los jugadores batallaron, corrieron, lo intentaron, pero no pueden, no saben. Es el quiero y no puedo elevado a la enésima potencia, la triste imagen de la incapacidad. No pueden porque el equipo no es bueno, porque presenta carencias graves en la defensa y el centro del campo y espeluznantes en la delantera. Y eso es responsabilidad de la Directiva y lo demás, estupideces embaucatorias, chorradas excusatorias o mentiras malintencionadas.
En otro momento, podríamos haber hablado de que el rival era demasiado para nosotros y en realidad la afirmación es correcta, pero hoy por hoy lo duro de esa premisa es que “el rival” puede ser el Barcelona, el Hércules, el Málaga, el Sporting o el Betis… da igual, cualquier rival es mejor que nosotros. ¿Para qué hablar de lo que paso el sábado ante el Barça si podemos hablar de lo que pasó ante el Racing, ante el Bilbao, ante el Málaga, de lo que pasará ante el Betis o ante el valencia? ¿Para qué concretar si es más de lo mismo, la crónica de una muerte anunciada, el fin de los tiempos?
La afición está mortalmente herida. Una buena parte se ha marchado con el corazón roto y el alma hecha jirones. Otra parte resiste en estado catatónico con la ocasional indignación provocada por una gloriosa historia que duele en lo más profundo del león que fue y ya no es, porque hasta eso nos han robado.
Estamos, sin duda alguna, ante uno de los peores equipos de la historia, arruinados en lo económico, arrasados en los social, hundidos en el fango en lo deportivo, ninguneados como afición y como entidad. Ya no hablan del Zaragoza, hablan de colista, somos el ejemplo perfecto de cómo no se deben hacer las cosas.
Y mientras tanto el causante del desastre, el artífice de la destrucción, sigue campando a sus anchas por el palco apoyado por 4 mercachifles bien pagados que soplan sus áulicos embustes a los vientos intentando descargar a su amo de la responsabilidad que le corresponde.
Ya no podemos más. Estamos hartos, asqueados, indignados, heridos, tristes, insensibles ante la desaparición, muertos en vida, dolidos, hundidos, humillados, deshechos. Sr. Agapito iglesias, si le queda un ápice de cortesía Váyase y no vuelva y déjenos morir en paz, recuperar en nuestro último estertor siquiera un ápice de la dignidad que usted nos ha robado.
Por Gualterio Malatesta
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