Repetido | La Lupa

Mallorca 1 – 0 Real Zaragoza

Para el título de esta lupa buscaba algo definitorio de lo que sucedió en Mallorca. Se me iluminó la bombilla que debo tener en el cerebro y lo encontré, iba a llamarla “Atrapado en el Tiempo”… pero ¡zas!, el tema del año de la Marmota y de la repetición de los actos ya se utilizó en otra lupa de la temporada 2005-2006. Mis neuronas oxidadas encuentran un nuevo título, “El Bucle”, pero de nuevo cometo el mismo error: ya existía una lupa con ese titulo y similar temática. Estos datos, aparte de mostrar mi actual falta de inspiración, ponen de manifiesto dos asuntos:

1º. Que esta sección de “La Lupa”, con antigüedad de septiembre de 2003, se está haciendo “viejuna” y a los que la hacemos nos obliga a efectuar un importante esfuerzo semanal de memoria y análisis para no repetirnos. No es fácil, como diría Lotina.

2º. Que la historia reciente del Real Zaragoza es muy repetitiva y desgraciadamente, para mal. Analizar sus partidos se convierte en un trago de difícil ingesta, porque son muy parecidos y con resolución negativa en su mayoría. A diferencia de Bill Murray en “Atrapado en el Tiempo”, los jugadores de nuestro Real Zaragoza no están fijos en la misma ciudad, sino que se mueven por toda la piel de toro, pero hacen lo mismo, actúan con el resultado de “nada”. Que duro es ésto.

El partido de Mallorca fue igual que el de Alicante, Gijón, Getafe, Almería, Pamplona, etc., incluso que el de Málaga, sólo que en éste la moneda cayó de cara. El Real Zaragoza no juega a fútbol, se limita a defender con orden, y desde que está Aguirre con acierto, a la espera de que transcurra el tiempo, el rival se canse de atacar y salir del trance con un rijoso cero a cero. En ocasiones la táctica del conjunto vacio sale bien, pero en otras no, porque existe eso del “imponderable”. Y puede suceder que Jarosik habite en el país de Babia, como pasó en Alicante en el segundo gol del Hércules, o que la Ley de Murphy acuda en la misma jugada en tres ocasiones, como sucedió este sábado: resbalón del flojísimo Da Silva, error de Doblas al atrapar el balón en zona tan peligrosa y lamentable acción de Leo Franco, incapaz de detener un balón que iba por su palo. Tres fallos concatenados que ofrecen como resultado el gol mallorquín. Y se acabó lo que se daba, aunque Braulio intentó negar la suerte, pero ésta estaba echada.

Aguirre ha dado con la tecla defensiva: con la posición de Ponzio ha conseguido que el cuarteto defensivo tenga un parapeto anterior, que “barre” muchos ataques contrarios y además los movimientos se han automatizado, por lo que las coberturas se realizan con efectividad y sin descubiertos. Pero en cambio no se profundiza en absoluto, no existen llegadas ofensivas y no se crea peligro. Los partidos de fuera de casa se están convirtiendo en una pesada carga que se debe soportar, a la espera de acudir al fortín romaredesco, que parece ser el lugar escogido por el mejicano para obtener la salvación.

No tiene que ver el Real Zaragoza tormentoso y profundo que vapuleo al Valencia con el plúmbeo trasto de fuera de casa. No comprendo la abismal diferencia entre el uno y el otro. Sigue siendo una plantilla de talento escaso y calidad muy justa, pero si son capaces de avasallar al tercero de la liga, pueden mostrar algo más de ambición con un equipo de nuestra liga, “la tercera”. Pero no. Y así toda la temporada. Así nos va.

Por Jeremy North

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