Crónica de una muerte anunciada | La Lupa

Real Zaragoza 1 – 2 Rayo Vallecano

El Real Zaragoza se muere y todos sabemos quien es el asesino. La obstinada realidad se ha empeñado en devorar, cual cruel Saturno, cualquier atisbo de esperanza o de optimismo. No sé si alguna vez lo hizo, pero esta vez la fe no va a mover montaña alguna.

Agapito es una persona sin cualidades ni méritos que es la definición que el diccionario de la RAE hace, en su quinta acepción, del vocablo mierda. Y su gestión es una cosa sin valor o mal hecha, que es la cuarta acepción que el mencionado glosario léxico hace del mismo término procedente del latín “merda”.

Este despreciable subproducto de una sociedad cuyo gran cáncer es premiar con riquezas y notoriedades la inútil labor de los medradores profesionales y los chorizos con padrino ha desangrado al club hasta la última gota. Lo ha dejado vacío, hundido y me temo que sin capacidad de reacción. Se ha cargado 80 años de historia y nos ha traído la humillación, nos lo ha robado todo, la añorada grandeza y la dignidad, convirtiendo un club histórico en un ridículo hazmerreír refugio de inútiles mercenarios que no merecen vestir esta camiseta ni son dignos del respeto de la afición.

Y es que lo terrible es que el descenso solo es la triste superficie de una irreversible putrefacción que nos lleva necesariamente a la desaparición, ahogados como estamos por una deuda imposible de asumir en las categorías inferiores a las que estamos condenados y cada uno debe valorar qué decisión es la más coherente, por dolorosa o sufrida que sea.

Algunos, muchos, abandonarán. Su decisión es lógica y hasta quizá necesaria, porque desgraciadamente creo que ya ha quedado claro que Agapito ni escucha, ni entiende y es posible que no haya otra alternativa que no seguir participando en su miserable festival de destrucción. No quieren sentirse cómplices o incluso entienden que la única manera de pararle los pies a este hijodalgo es escupirle a la cara que no cuente más con nosotros, que aunque no podemos echarle, podemos abandonarle y dejarle solo, con nuestro desprecio y nuestros peores deseos como despedida. Es posible que sea cierto que el mejor desprecio es no hacer aprecio.

Otros están tristemente expectantes, pero aún esperanzados en que el Soriano desaparezca. Debo decir (y que los espíritus sensibles se salten las 3 próximas líneas) que la perversa Némesis que anida en mi alma se refocila aún más en un tortuoso deceso que una venta. Y que el infierno me lleve si mis deseos no son tan justos como ignominiosos. Creen estos que su marcha podría ser la solución y se agarran a ese rusiente clavo porque desean creer en la justicia poética y no pueden o no quieren aceptar que semejante delito quede sin castigo en esta vida o en la otra. Es posible que ya sea tarde, es probable que tan solo nos reste morir con dignidad, pero al menos que no sea de esta forma tan triste. No en estas manos.

Incluso habrá otros muchos que pase lo que pase, no abandonarán el barco hasta que éste se hunda definitivamente. No puedo sino alabarles, aunque el cementerio esté lleno de valientes, porque no van a rendirse, hasta que solo quede contar los muertos.

Quizá hasta quede alguno que no vea tan mal las cosas y siga confiando en el soriano timador, pero creo yo, que los que estén en este caso son dignos de un exhaustivo estudio psiquiátrico.

Sinceramente no me atrevo a valorar qué decisión es la acertada (al menos de las que no necesitan la inmediata reclusión en un manicomio), ni tan siquiera tengo valor para anticipar cuál será la mía, porque ni yo mismo la sé.

Lo que sí sé es que lamentables espectáculos como el del domingo en La Romareda con un conjunto de miserables mercenarios indignos del club que un día fue el Real Zaragoza, nuestro Zaragoza, que se dedican a pulular apáticamente por el césped, mostrando al mundo su ínfima calidad y nulo compromiso, solo hacen que la sufrida parroquia blanquilla se plantee si esto tiene sentido, si merece la pena tanta decepción, si hay algo de lógica en este desbarajuste, si de verdad semejante despropósito merece malgastar tan siquiera un par de horas de nuestro preciado tiempo. La afición está hastiada y agotada y el inexorable final está más cerca de lo que nadie desearía.

Por Gualterio Malatesta

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.

Comentarios

(required)