Perdidos en el espacio | La Lupa

Levante 0 – 0 Real Zaragoza

Entre 1965 y 1968, cuando el mundo vivía en plena era espacial, triunfó en la televisión americana una serie titulada “Perdidos en el espacio”. En ella, una familia de científicos, los Robinson, iniciaba en una nave interplanetaria un viaje a un mundo remoto. La intervención del malvado Doctor Smith, que acaba atrapado en la misma nave, perturba fatalmente los planes, y todos acaban vagando por el universo, buscando en vano la manera de volver a la Tierra.

Los guiones de la serie televisiva y los de sus versiones en cómic acabaron abriendo muchas variantes, tanto en las aventuras como en los personajes y lo único que permanecía constante era esa sensación de eterna e infructuosa búsqueda del objetivo. Más tarde, otras series como “Star Trek” o “Espacio 1999” se apoyaron en esa idea de pérdida del mundo añorado, de ese viaje a ciegas, en medio de ninguna parte.

El Real Zaragoza se encuentra, al igual que la familia Robinson, en un universo aparte, distanciados del resto de la primera división, y todavía no en la segunda. Un observador podría incluso considerar la existencia de una división “1,5”, al estilo de las dimensiones decimales del mundo fractal, solo para el Real Zaragoza, para ese equipo que en un momento dado se desprendió de la marcha y se quedó rezagado y perdido.

En el intento de los protagonistas por retomar el rumbo, han empezado a llegar los cambios, un nuevo entrenador, nuevos jugadores, y una nueva pretemporada dentro de la temporada. Se ha perdido mucho tiempo, y el que queda resulta prácticamente insuficiente, pero no hay quedarse quieto. En los dos últimos partidos el equipo ha intentado levantarse y ha competido. Bajo la dirección de Jiménez, lo primero es asegurar las protecciones defensivas, cosa que por fin, contra el Levante, pareció funcionar. Pero queda mucho camino por delante.

Toca ahora despejar los motores, acoplar las piezas viejas con las nuevas, los nuevos fichajes en el centro del campo parece que vienen con hambre y sin remordimientos. Saben que la situación actual no es culpa suya, y que vienen a ayudar. El domingo se vió sobre el campo un conjunto que quiere ser consistente, y que incluso pudo haber ganado al final. El caso es que, al contrario que otras veces, el rival no tuvo casi ninguna ocasión de esas infernales que Roberto nos tiene acostumbrados a detener.

Buscar cosas positivas en el partido del Levante no es un acto de forofismo ni un intento de rascar un consuelo emocional. Es lo que hay. Que además resulta insuficiente, también es cierto. Pero no creo que tenga ningún sentido rasgarse las vestiduras, que por otra parte, no sé si nos quedan ya. Hay que asumir que la mejora, de existir, empezará lentamente, y tras cuatro o seis partidos, quizás y sólo quizás, el Real Zaragoza adopte un ritmo de competición que le permita soñar con alcanzar al equipo que marque en ese momento la permanencia.

Restarle un punto de media por jornada al decimoséptimo es optimista pero debe ser un objetivo a plantear, pues supondría encontrarnos a falta de diez jornadas, con un equipo en alza frente a otros que a buen seguro tendrán sus crisis. En eso debemos pensar, porque lo otro que sería, ¿rendirse ya? Boh! Para eso siempre habrá tiempo. ¿No estamos perdidos? ¡Pues de perdidos al río!

Por Ron Peter

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