Salir de aquí | La Lupa

Real Zaragoza 3 – 2 Mallorca

En 1965, el grupo británico The Animals grabó un tema llamado «We’ve Gotta Get Out Of This Place», donde el grandísimo y creo que injustamente infravalorado Eric Burdon cantaba «tenemos que salir de aquí, aunque sea lo último que hagamos, porque hay una vida mejor, para ti y para mí». No es extraño que esta canción se hiciera muy popular entre los soldados que luchaban en la guerra de Vietnam. Y también podría ser adecuada en la situación en que se encuentra el Real Zaragoza actualmente.

Y se podría decir que con esa idea volvió la afición a La Romareda para asistir al partido contra el Mallorca, que podía descabalgarnos casi definitivamente de la lucha por la permanencia en caso de derrota. Si por algo se ha distinguido siempre el zaragocismo es por acudir al rescate de su equipo cuando peor vienen dadas. Por desgracia, esta temporada en La Romareda hemos comprobado demasiadas veces cómo esos ánimos caían en saco roto sobre el césped, así que cuando empezó el partido con un Zaragoza contemporizador, indolente y pusilánime, las expectativas no podían ser demasiado halagüeñas. A los diez minutos nos temimos lo peor con el gol mallorquinista y más aún cuando veíamos que el equipo no daba señales de vida.

Pero a la media hora de partido, sea por el empuje de la grada o porque los pocos jugadores que tenemos con algo de imaginación comenzaron a buscarse sobre el terreno de juego (o por ambas cosas), se produjo la reacción. Un gran pase de Víctor para Montañés a la espalda de la línea de fuera de juego dio lugar al gol del empate. Y a partir de ahí el Zaragoza fue otro. Un equipo que quería competir, que incluso logró adelantarse en el marcador en la segunda parte con un perfecto cabezazo de Postiga a centro de Víctor. 

Aun así, tuvimos que sufrir. La tremenda pifia organizada entre Roberto y Paredes a diez minutos del final parecía que nos iba a dejar con la miel de la victoria en los labios, pero casi sobre el tiempo reglamentario apareció un poderoso Rochina para marcar un golazo para la esperanza, un gol que nos deja vivos a falta de cinco partidos en los que tendremos que luchar con otros cinco equipos para llegar al final de este largo y tortuoso camino por encima de la frontera del descenso.

Ya hacía días que no hablaba de fútbol en una Lupa. Y es que este partido lo merece. No solo por la victoria, sino porque volvimos a ver algo parecido a un equipo de fútbol, y porque al menos a jugadores y afición no nos queda más baza que el fútbol para salir de aquí y lograr la permanencia en Primera División.

Pero esto no es todo amigos. Lograr la permanencia no es lo mismo que lograr la salvación. El Real Zaragoza no se salvará hasta que no cambie la gestión. Y si algo ha tenido que quedar demostrado esta temporada es que las promesas de cambios y proyectos no valen nada y nada cambiará mientras Agapito Iglesias dirija los destinos de la SAD que una vez fue nuestro club.

Por eso, sí, podemos ir al campo a animar a nuestro equipo, podemos gritar SI, SE PUEDE, porque aún se puede mantener la categoría, pero eso no debería ser incompatible con la crítica. Porque ¿acaso los jugadores no han tenido esta temporada una auténtica balsa de aceite en las gradas y se han metido en el berenjenal que se han metido ellos solos? Y bueno, si lo logramos, ¿olvidaremos otra vez? ¿Volveremos al bucle eterno? ¿Diremos que ahora toca disfrutar de la permanencia? ¿Que vamos a esperar a ver si esta vez hacen mejor las cosas? ¿Y si entra la pelotita cerraremos los ojos a todo lo demás y si no entra diremos que no vale criticar y que hay que animar hasta salvar la categoría y… vuelta a empezar?

De ese bucle tenemos que salir, compañeros, porque hay una vida mejor para nosotros. Tiene que haberla. Aún podría ocurrir que se modificase la ley para contemplar la reconversión de las SAD en clubes deportivos. En otros países, como Alemania, tienen un modelo diferente donde el 51 % de las acciones debe pertenecer a los aficionados y el resto queda en manos de inversores privados o cotiza en Bolsa, según el club. El fútbol tal como está planteado es la última burbuja que queda, y antes o después estallará o cambiará, porque es insostenible. Pero cuando cambie, tenemos que estar vivos. Y con Agapito Iglesias estamos condenados. ¿Es que no lo veis?

No, todos parece que no lo ven. Porque son demasiados los que se limitan a cabrearse si el equipo va mal y muchos también los que prefieren no hacer nada alegando que el club es de Agapito y #ponlastu y que NO SE PUEDE, que no hay nada que hacer «si no viene alguien con perras». Los de las perras ya vinieron y Agapito, que había dicho que regalaría las acciones, no se fue porque le saca rendimiento al juguetito y está muy cómodo donde está. Sacarlo de ahí es difícil pero si se puede conseguir es haciendo presión desde todos los sectores del zaragocismo, cosa que ya se ha demostrado que le hace daño, porque hay que ver los esfuerzos que ha hecho para dividirnos.

Es lamentable ver cómo quienes más podrían hacer por actuar como banderín de enganche en la revolución social contra el agapitismo no son sino una parte de él y están comiendo de la mano de Agapito o contemporizando con él y escudándose en que ahora hay que animar para no levantarse y alzar la voz ante tanta tropelía o dar cuentas de por qué no lo hacen. Ellos serán tan responsables como el destructor el día que salga corriendo y deje tras de sí las cenizas de lo que una vez amamos.

Y quien se crea que esto es catastrofismo es que todavía no se ha enterado de en qué situación nos ha dejado el Concurso de Acreedores. Y quien se crea que el mismo que ha arruinado al Real Zaragoza lo puede reflotar es tan ingenuo como quien se crea que en la SAD de Agapito puede haber un auténtico proyecto económico y deportivo.

Esta es nuestra auténtica guerra. Por esto tenemos que luchar. Tenemos que salir de este bucle eterno. Tenemos que salir de esta época negra. Tenemos que salir de aquí. O llegará el día en que no tendremos adonde ir.

Por Poyet11

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