Año nuevo, ¿Vida nueva? | La Lupa

Sporting 2 – 3 Real Zaragoza

El mes de enero siempre trae consigo ese componente iniciático, abriendo el año nuevo con la esperanza de que el futuro nos depare algo mejor. En el entorno zaragocista el pesimismo impregna desde hace tiempo cualquier intento de analizar la realidad. Y con razón. En este triste deambular por la segunda división, las luces que se pueden ver son escasas, de aparición esporádica y de vida efímera. Por eso una victoria para empezar el año, sienta bien. Aunque sea por lavar la mala imagen del último partido en Sabadell.

No fue un partido para tirar cohetes. Pero, no nos engañemos, eso no va a suceder nunca esta temporada. Aún en el hipotético caso de ascender, no creo que lleguemos a ver un solo partido redondo, brillante y completo del Real Zaragoza. Si seguimos midiendo las actuaciones presentes con raseros del pasado, estamos condenados al desengaño y a la frustración. Nada tiene que ver este equipo y estos jugadores con los de otros tiempos lejanos. La foto que se ha difundido en las últimas horas, con los jugadores posando alborozados en el vestuario, es un fiel reflejo de este nuevo paradigma.

La imagen, que al aficionado de toda la vida le resulta grotesca y fuera de lugar por la desproporción entre la alegría y lo que la ha provocado, no deja de ser la foto de unos chavales que juegan juntos al fútbol, y que han superado a un rival serio, segundo clasificado y candidato al ascenso, en su propio campo, y en el último minuto. Ellos no han ganado la champions, por la sencilla razón de que no la están jugando. Ellos están jugando en segunda división, y su alegría es lícita, aunque resulte difícilmente comprensible para nosotros.

El transcurso del partido fue rico en matices y alternativas. No solo en el campo. Desde la inestabilidad previa provocada por los temas contractuales, hasta las tanganas posteriores en el tunel de vestuarios. Entre medias, un encuentro de dos Históricos, repleto de idas, venidas y mucha tensión. El Zaragoza tuvo sus momentos buenos. También padeció. Pero supo sobreponerse a las adversidades cuando estas se plantearon. Los jugadores, con todas sus limitaciones técnicas, al menos mostraron una actitud competitiva, y no se arredraron ante el juego al límite del reglamento que plantearon los asturianos. De hecho esto fue un factor decisivo al final.

Sigue sin haber un patrón definido de juego en el equipo. Una y otra vez, se prueban cosas que a veces funcionan y a veces no. El centro del campo sigue siendo un dechado de carencias, salvo cuando Barkero está entonado y en forma. Arriba, Montañés es el estilete que marca diferencias, y en la defensa, la novedad de Arzo, que tuvo un estreno correcto y esperanzador. Parece insólito, pero en esta liga que pronto llega a su ecuador, todo es posible todavía. La manga de puntos entre el ascenso y el descenso es demasiado corta y los equipos suben y bajan como los polichinelas que bailan bajo los hilos del titiritero. Es cuestión de aguantar sacando puntos mientras estos chicos, nuestros jugadores, van cogiendo confianza y cohesión. Quizás aún haya tiempo para alegrías que sí merezca la pena celebrar y difundir. ¡¡Feliz año nuevo a todos los zaragocistas!!!

Por Ron Peter

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