En busca del fondo del infierno | La Lupa
Jaén 3 – 0 Real Zaragoza
Estamos viviendo momentos históricos. Sin duda. Es difícil encontrar aficionados vivos sobre la faz de la tierra que recuerden un momento peor en la Historia del zaragocismo. Llevamos seis años de caída libre, con un declive progresivo y sostenido, desde dos años después de la llegada de Agapito Iglesias al Real Zaragoza hasta hoy. El adjetivo “peor”, que establece por comparación que una cosa es más mala que otra, ha sido muchas veces usado estos años. Y cuando parece que ya no pueden ir peor las cosas, lo que viene aún es peor que lo anteriormente peor.
En estos años de agonía que esta persona está teniendo el ¿placer? de compartir con nosotros, muchas veces se ha escrito aquí, en esta sección, en “La lupa”, párrafos agoreros, tristes, rezumantes de pena y estupor, impregnados de esa sensación gris y asquerosa de la derrota, de la perdición y del cuesta abajo. Por ejemplo, en la séptima jornada de la temporada 2010-11, en una lupa tras perder en Bilbao, de título “NUEVOS MAPAS DEL INFIERNO”, aparecía escrito:
“ El Real Zaragoza actual es como una nave en deriva, que salió de puerto mal pertrechada y, que de forma innominada, navega sin rumbo conocido explorando tierras ignotas y desagradecidas, donde nada es amable ni venturoso, donde todo está desgraciado como de fábrica. Como equipo, como club, se asoma con involuntario atrevimiento a las fauces de las costas del infierno, pero de un modo más íntimo que nunca. A pesar de haber pasado antes por circunstancias adversas, de haber descendido de categoría dos veces en los últimos ocho años, en esta ocasión aún parece más negro el abismo. Poco a poco, los marineros de esta nave, van trazando los nuevos planos del horror, los nuevos mapas del infierno.”
Y estábamos todavía en Primera División. Aquel año el Real Zaragoza se salva ganando al Levante en la última jornada. Pues bien, hoy, a finales de 2013, ya estamos en segunda división, en aquello que era conocido como el último confín, aquello que nos aterrorizaba, aquello de lo que queríamos escapar. Y seguimos hundiéndonos. Ya no nos asusta la segunda división. ¿Qué pensarían los marinos recien terminada la Edad Media, cuando dejaban atrás el cabo de “finis terrae”, y miraban hacia el horizonte perpetuo del oceano infinito. ¿Tendrían la sensación grávida de que el mar dejaba de ser plano, para convertirse lenta e imperceptiblemente en una lámina inclinada que los empujaba hacia el abismo invisible?
No, ya no asusta la segunda división. Ahora hay nuevas cosas que temer. Si algo hemos aprendido, es que siempre habrá un infierno peor esperando. Poco queda ya por salvar, y cada vez habrá menos. ¿Cómo se ha podido llegar a esta situación? ¿Cómo se ha podido permitir que se hiciesen tan mal las cosas? Joder, con perdón, es que si a alguien le dicen: Tienes que coger un un club deportivo de 70 años de Historia, conseguir que se denigre su nombre, hundir su prestigio, humillar a su afición, construir cada año plantillas más débiles e inconsistentes, y además dejar una deuda de cien millones de euros, ¡ES QUE ES REALMENTE COMPLICADO!!!!
En un último esfuerzo por ser pragmático, y mirando al césped, ¿Qué se puede decir después de haber sido derrotados 3-0 por el Jaen? No hay alma en este equipo, no hay fé ninguna en conseguir el objetivo del ascenso. Todos los equipos de segunda división son muy parecidos: competitivos, ordenados, con esperanza, luchan hasta el último momento, y partiendo desde la humildad, obtienen sus frutos. El Real Zaragoza actual carece de esas virtudes. Es complicado entender cómo hace apenas un mes, de haber ganado al Deportivo en su campo, nos hubiéramos colocado muy arriba, y sin embargo ahora, estamos batiendo records históricos negativos y parecemos empeñados en buscar el fondo de nuevos infiernos
Con lo que hay, no se puede seguir. Hay que cambiar. No solo al entrenador. Aún es pronto para pensar en renuncias, pero es posible que llegue un día, y quizás ese día no esté lejos, en el que haya que sentarse y decir: “señores. El ascenso no está a nuestro alcance. Subamos a los chavales del filial, que crezcan en segunda, construyendo un equipo poco a poco. Intentemos salvar sin agobios la categoría actual, y el año que viene, ya se verá”
Por Ron Peter
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