¡Qué solos se quedan los muertos! | La Lupa

Real Zaragoza 1 – 2 Las Palmas

Hace demasiados años que el Real Zaragoza anda mal gobernado; los zaragocistas más jóvenes, los que aún no tienen diez años, no han conocido otra cosa que trampas, engaños y decepciones y la lucha por Europa, las eliminatorias de infarto y los fichajes buenos, bonitos y baratos les suenan como a nosotros las hazañas del Gran Capitán, de Elcano o de Viriato. Pero en los últimos tiempos a las penas y humillaciones habituales se une la sensación de que el equipo ha sido abandonado a su suerte. Solamente oímos hablar de intereses, pagos, compras, ventas, enjuagues y negociaciones de las que nadie sabe casi nada. Mientras tanto parece que lo deportivo ya no importa y los gestores blanquillos se han desentendido irresponsablemente de nuestros intereses clasificatorios. El resultado ahí lo tenemos: quedan cinco partidos para terminar la liga del desatino permanente y andamos a cuatro puntos del descenso, con un calendario nada favorable y un equipo casi en coma.

Tras el enésimo desastre futbolístico ante el Las Palmas no puedo evitar la sensación de que a los zaragocistas nos han abandonado, de que nos han dejado solos. Vamos a La Romareda como cristianos al Coliseo, sabiendo que tras la grandeza de las piedras y de la historia nuestro único destino es la desolación, el desamparo ante unos rivales que, aunque su trayectoria sea mediocre, se convierten en leones hambrientos cuando pisan nuestro césped. El zaragocista del 2014 es un personaje derrotado que asiste impotente al espectáculo deprimente de cada domingo, mientras en el palco o no se enteran o no les importamos una higa.

Y zaragocista es Víctor Muñoz, un hombre que no se sabe quien le ha vendido un burro muerto, pero que cuando le oyes compruebas que sus palabras cada vez se parecen más al errático y desanimante discurso de su antecesor en el banco. Observo con pena y enorme preocupación la imagen de un Víctor al que ni le han dado medios ni le han inyectado fortaleza. Y zaragocistas son también, imagino, Esnaider y Diego Suárez, dos jugadores con los que se ha jugado a lo largo del año a base de minutos basura y que el domingo pasado por la mañana dio la impresión de que fueron ofrecidos a los dioses para que, en idéntica posición de abandono absoluto, quedaran expuestos ante la afición como vanguardia imposible de un equipo que no funciona.

No se porqué recuerdo ahora las palabras de Scarlette O’Hara: “¡¡¡a Dios pongo por testigo!!!, que los nombres de quienes nos han abandonado a nuestra suerte quedaran grabados en la historia zaragocistas como responsables de tanta infamia.

Por Falçao

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