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Sporting 3 – 1 Real Zaragoza

Todo iba demasiado bien, por eso tras la imprevista derrota ante el Tenerife muchos aficionados esperábamos con temor la visita al “Molinón”, un campo que nos trae a la memoria aquellos viejos partidos en blanco y negro, con lluvia, charcos y barro, unidos a las figuras imborrables de futbolistas como Jiménez, Ferrero, Maceda, Cundi, Castro, Mesa, Joaquín y por encima de todos el gran Enrique Castro “Quini”. Los nuevos yogurines de “Mareo”, al mando de otra leyenda, Abelardo Fernández, andan imbatidos y son sin duda unos de los gallitos de la Liga Adelante.

Los temores estaban fundados y el Zaragoza cayó claramente en Gijón frente a un rival que se nos comió en el primer tercio de partido, aprovechó un regalo arbitral en el segundo y nos remató en el tercero. Frente a los rojiblancos, un equipo joven y cuajado, el Zaragoza mostró todas sus carencias y pocas de sus virtudes; quedó acreditado que sin Mario la defensa no es la misma, que a Galarreta le falta cuerpo y forma, que Jaime ha perdido toda fuerza explosiva y capacidad de sorprender y que William José padece de una ansiedad que le vuelve precipitado. Nos fuimos de vacío y en una semana hemos pasado de soñar con el ascenso directo a temer en la vuelta a las andadas.

Podríamos seguir hablando de los cambios de Víctor, de lo poco que parecen querernos los árbitros, de esos fallos de Rubén que parecen de principiante o de un centro del campo que tiende a parecer en inferioridad, pero a lo mejor son momentos para analizar, reflexionar y buscar serenidades, porque aún no se ha perdido nada, seguimos en zona y con puntuación de privilegio y nos queda todo por hacer.

En primer lugar, sería bueno que nadie pierda las esperanzas; el domingo viene el Betis y la ocasión vale la pena: como aseguraba algún veterano periodista, es un partido que suena a primera y en vez de andar asustados y rumiando negros presagios, deberíamos cargarnos la pilas, a pesar de haber acabado de vacío los últimos 180 minutos, y fomentar la ilusión de una victoria sonada que nos devuelva a la zona con premio de la tabla. Tenemos hombres para ganar a los sevillanos y hay que crear el ambiente para ello, con “entradón” en La Romareda incluido: el domingo toca tarde-noche sonada, ambiente de los de antes, 90 minutos de apoyo incondicional a quienes se vistan de corto con la zamarra blanquilla..

El Zaragoza, con mayor o menor fortuna, llevaba hasta la visita de los “chicharrones” que dirige Álvaro Cervera una trayectoria formidable, no puede ser casualidad y sigue habiendo motivos para la confianza y la paciencia. Ojalá Mario esté en condiciones, pero en cualquier caso Rubén ha demostrado un compromiso y un esfuerzo merecedor de disculpar sus últimos errores, de la misma manera que hay motivos para esperar más de Galarreta, seguir confiando en Dorca, Eldin y Borja y soñar con que William José rompa su maleficio ante el gol. Y seamos también pacientes con Víctor, a quien si achacamos sus decisiones técnicas, también habrá que atribuir sus aciertos, que son incuestionables.

Y ya que andamos en actitud optimista, sería bueno que la derrota no nos haga olvidar que el domingo por la mañana marcó por fin Javi Álamo, un gol, de bandera, por cierto, que seguro le da moral para seguir con la racha, que reapareció Pedro Sánchez, uno de los mejores fichajes de Martín González que está llamado a potenciar una delantera que tiene pólvora y que Whalley confirmó que su llamada a la selección no fue casualidad.

Es inevitable que las emociones y los sueños de los zaragocistas hayan perdido gas, por eso necesitamos algo de vitaminas positivas que nos den la seguridad necesaria para llevar en volandas a un equipo que hasta hace siete días demostraba consistencia y no tiene porqué haberla perdido definitivamente.

Por Falçao

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