Un mal principio de año | La Lupa
Real Zaragoza 0 – 2 Valladolid
El año nuevo 2015 no traía un buen principio para el Real Zaragoza. Un rival fuerte, de los situados arriba en la tabla, visitaba La Romareda. Todo hacía presagiar que veríamos un partido intenso, pero se convirtió muy pronto en un partido trampa, cuyo transcurso y desenlace ofrece distintas lecturas. La primera de ellas, la más aparente, radica obviamente en el resultado: derrota por cero a dos, pues ya está: mal partido del equipo local, atasco postnavideño, y primer balazo para Popovic. Y con eso se quedarán muchos. Pero hay más.
Ahondando en esta primera lectura, el Real Zaragoza padeció la “pájara de primer minuto”, fenómeno que se manifiesta en ocasiones y que responde a una sucesión rápida de errores nada más arrancar un encuentro, que acaba en gol, y que supone una losa para el resto de los minutos. El Valladolid se encontró cómodo en esta situación y a base de consistencia como equipo y de no caer en errores, conseguía sostener el resultado. De nada sirvieron los esfuerzos blanquillos por dominar el juego y nivelar el marcador. El Valladolid, con otro zarpazo sentenciaba poco después.
Se intentaron cosas, pero nada funcionó. Hubo dos ocasiones muy claras que no fructificaron, se hicieron cambios, pero el dominio no se tradujo en goles. De nada sirvió que Borja marcase un gol legal, pues fue anulado por presunto fuera de juego. (ver imágenes). Vaya. Pero… ¿y el segundo gol del Valladolid? ¿No era en fuera de juego? Ah, sí. Pero entonces….ah no, no, ese sí que vale. Ah, vaya…Y seguimos: una mano en el área del Valladolid. ¿Penalty? No me haga Usted reír…vamos hombre. Y aún hubo alguna más. Faltando diez minutos, el trencilla cambió su actitud y empezó a pitar de forma normal las faltas contra el Zaragoza. Cuando ya nuestros jugadores estaban quebrados y hundidos por la sensación de impotencia, y la victoria del Valladolid no peligraba.
Y he aquí otra de las lecturas, la de los factores extradeportivos que están masacrando el depósito de puntos. Los arbitrajes que está padeciendo el Zaragoza son auténticos expolios. Son injustos y desequilibrantes. Van al menos cinco partidos con esta tendencia. Como mucho podría haber dos partidos donde el Zaragoza se haya visto favorecido. La teoría estadística de que al final se compensan los aciertos con los errores empieza a hacer aguas. Parece decantarse un sesgo, una orientación.
Siempre habrá quienes piensen que esto no son más que excusas para enmascarar la impotencia de un equipo incapaz de remontar, pero es que no hay profesional, por duro o resistente que sea, que soporte esta situación de impotencia y desequilibrio, sin al menos verse afectado en su rendimiento. Es como si en nuestro trabajo diario, cada vez que presentásemos un informe al jefe, llegase un inútil y derramase café encima. ¿Se imaginan el argumento?: “Sí, sí, te han derramado café en el informe, pero eso son excusas para enmascarar que tu informe está…sucio”
Las cosas son como son, y a veces como parecen. En esta segunda división sin estrellas, con los equipos tan semejantes, los errores puntuales son determinantes. El Zaragoza cometió el del primer gol. Hubo más errores, pero arbitrales.
Cuesta admitirlo porque al principio de la temporada era increíble, pero sí, este equipo actual puede subir a Primera División, si nos ceñimos a los recursos futbolísticos. Vale que necesitaríamos suerte con las lesiones, pero no existe esa impotencia de otros años de decir: «con este equipo no se puede». El de ayer fue un partido tramposo y extraño. Los jugadores no lo hicieron bien, no funcionó el conjunto. Quizás se rindieron demasiado pronto, quizás no vieron nunca posible la remontada. Y eso hay que combatirlo. Entendemos su ánimo, entendemos su rabia y su frustración, pero luchar hay que hacerlo hasta el final. Primera derrota de Popovic, primer golpe en el año nuevo. Hay que levantarse y procurar que este haya sido el peor partido del año 2015, y que lo siga siendo a final de este año.
Por Ron Peter
Comentarios