Nuestra propia aspirina | La Lupa

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Real Zaragoza 4 – 1 Ponferradina

Tras tantos años en el disparadero, no es noticia dar a la afición zaragocista la categoría de sufrida: motivos hay y muchos; por otra parte, los seguidores blanquillos hemos tenido históricamente cierta tendencia al fatalismo y aún en las épocas de mayores glorias han sobrevolado sobre el cielo de La Romareda malos augurios, temores y supersticiones. Una de los miedos más recurrentes de los zaragocistas ha sido la etiquetación del Real Zaragoza como “equipo aspirina”, pues cuando nos enfrentábamos a un rival en crisis parecía inevitable que éste resurgiera de sus cenizas en nuestro viejo campo, dejando como nuevo damnificado al equipo del león.

Por esta razón, el pasado domingo nos pudimos congratular al comprobar que los blanquillos, antes de saltar al césped, pasaran por el botiquín y a base de automedicación se curaran a ellos mismos de esa maldita dolencia que llevaba durando todo el mes de noviembre. Y la medicina que sanó al Zaragoza la lluviosa noche del día que cerraba el maldito mes, sirvió también de reconstituyente para una afición que necesitaba recuperar unas ilusiones que parecían cuajadas tras la victoria en Alcorcón y destrozadas tras la mala racha y poder soñar otra vez con un ascenso que se presenta en el horizonte como única salida posible al drama en que quedó convertido nuestro club tras el paso de las huestes de aquél de cuyo nombre no queremos recordar. En los washaps y mensajes telefónicos que a lo largo de la semana intercambio con una serie de magníficas personas que el amor al Zaragoza ha convertido en amigos entrañables y en los comentarios que entre emociones y canapés intercambié con foreros y amigos en la entrega de los Premios “Memotiva”, se palpaba un llamativo temor al partido frente a la Ponferradina. Los tiempos futbolísticos han cambiado de tal manera que ahora se enfrentan en igualdad un campeón europeo y un equipo que casi siempre ha pululado en categorías modestas, a lo que cabía añadir el tener una defensa en cuadro, llevar cuatro partidos en “Babia” y salir de una semana con crisis y tensiones derivadas de la discutida salida de Víctor Muñoz. Por eso, cuando llegaba el descanso con un marcador contundente a favor, justificado además por un juego notable, los zaragocistas nos frotábamos los ojos y nuestro interior no cabía en sí de gozo… por mucho que el fatalismo al que me refería al principio obligaba a no vender la piel del oso antes de cazarlo y a temer derrumbes impensables para otros.

El Zaragoza recuperó la salud, algo en lo que tuvo bastante que ver la brillantez de sus cuatro atacantes, con nota especial para Eldin y Pedro –¡pedazo de fichaje!-, sin olvidar a un Javi Álamo que vuelve a parecerse al de pretemporada y un Borja que necesitaba como el comer abandonar la sequía de los últimos tres partidos; pero también influyó la recuperación del tono de Dorca y Galarreta en medio campo, así como el que José Fernández realizara por fin un partido completo. El juego practicado por el Real Zaragoza durante la primera hora de partido apunta a ser el billete para un destino más brillante que el que se intuía en las últimas semanas, aunque no pueda negarse que desde el gol de Yuri hubo cierta recaída y volvieron a observarse síntomas de viejos defectos. Al final del encuentro el marcador lucía un reconfortante 4-1, un resultado que nos devuelve a puestos de play-off e inicia una de esas semanas tranquilas que se nos estaban olvidando. Para crónicas y artículos periodísticos dejo otras consideraciones que hoy no caben en la Lupa: el debate sobre la seguridad en la portería, el “problemón” que supone presentarse en el Carlos Belmonte sin ninguno de los cuatro defensas centrales que figuran en plantilla ni un peón tan importante como Dorca, el misterio “Basha”, un jugador que se lesiona hasta subiendo al autobús o la decisión que tomará Pópovic ante la vuelta a la disponibilidad de William José, el tipo de dilema que, no obstante, todo entrenador aspira a tener. Tampoco entro en algo relacionado con el gran debate de los últimos días, la mayor o menor influencia de Ranko Pópovic en el resultado de ayer: vamos a dejarle trabajar y a desear que esto solamente sea el principio de la reacción definitiva, algo de lo que todos nos alegraremos, el primero de ellos, Víctor Muñoz, estoy seguro.

Se cerraba una semana importante para Aupazaragoza.com, aquélla en la que se entregan los premios “Memotiva”, un merecidísimo homenaje que todos los años hacemos a un zaragocista de primer nivel. El equipo no podía fallar y Juan Carlos Molinero disfrutaría como nadie de una victoria necesaria que desde aquí, con el cariño de todos los que de una manera u otra estamos por este rincón de Internet, le dedicamos de todo corazón.

Por Falçao

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