Por ahora, crecemos | La Lupa

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Osasuna 0 – 1 Real Zaragoza

Los zaragocistas nos hemos vuelto desconfiados; es posible que el aficionado blanquillo haya tendido desde siempre al pesimismo y la suspicacia, pero tras tantos años de zozobra, a la peculiar idiosincrasia se han añadido razones de peso … y de sobra. Por eso, es casi un sueño que tras romper el pasado sábado el maleficio del Barça B, el conflictivo episodio del encuentro de Pamplona haya terminado, diez días después del señalado para su inicio, con un triunfo que rompe al mismo tiempo una racha de diez años sin vencer en “El Sadar”, otra de tres meses sin victorias a domicilio y esa maldita y arraigada costumbre del equipo en los últimos años de que se le arrugase el ombligo en los partidos decisivos.

El aficionado maño navega ahora en las euforias, y no podemos decir que no haya motivos; un entusiasmo propio de quien hace un mes andaba “con la muerte en los talones” y ahora comienza a atisbar “senderos de gloria”. No cabe duda que tras los últimos éxitos, el acceso al “play-off” se ha convertido en asequible, mientras el ascenso directo ha pasado de ser una quimera a convertirse en un logro posible. Eso sí, no es tiempo de exagerar optimismos, vender anticipadamente la piel del oso ni, sobre todo, pensar que el camino restante -¡hasta junio, nada menos!- va a resultar más sencillo que hasta ahora.

A día de hoy, tras cuatro victorias seguidas, cerradas la grietas defensivas y consolidados en la parte alta, tan sólo cabe presumir de haber crecido como equipo. Es indudable que ahora tenemos defensa, con unos laterales asentados, un Vallejo al que no se le ven límites, un Mario recuperado y un Cabrera que está rindiendo el doble de lo que se le presumía. A esto cabe añadir un centro del campo reforzado respecto a la primera vuelta con la sorprendente eclosión de Basha, la seriedad de Dorca, la experiencia de Nacho Insa y la progresión de Galarreta en los últimos encuentros y una parte ofensiva de lujo que lidera un auténtico hallazgo como Pedro. Todo esto son motivos para la esperanza, pero todo queda por hacer y en esto del fútbol todo castillo acaba siendo de naipes … y sino que se lo digan a los madridistas que al llegar las Navidades pensaban que eran omnipotentes y ahora no les llega la camisa al cuerpo.

El Zaragoza parece haber iniciado la senda del éxito, pero el necesario realismo exige caminar con humildad, darse cuenta que institucional y económicamente seguimos en la cuerda floja, a la vez que deportivamente vamos aguantando con una plantilla escasa, con demasiados jugadores entre algodones y zonas del campo sin fondo de armario. Eso sí, uno intuye compromiso, un buen ambiente en vestuario propiciado por un personaje tan estimulante como Pópovic y el indudable apoyo de una afición ansiosa de encontrar razones para llevar al equipo en volandas hacia la utopía.

Vamos a disfrutar el momento, por ahora sólo hemos crecido, pero ya es bastante, sobre todo si comparamos “este febrero” con los “febreros del pasado”. Ahora nos espera el Sabadell, un encuentro ante el que a los viejos zaragocistas volvemos a pensar en meigas: equipo colista con nuevo mister, de esos a los que tradicionalmente devolvemos a la vida … máxime si pensamos que el nuevo entrenador de los de la “Nova Creu Alta” es Mandía, un hombre que me temo nos tiene ganas … pero habrá que ganar, que andamos en tiempos de romper maldiciones … y somos bastante mejores, ¡qué caramba!.

Por Falçao

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