Ángeles y Demonios | La Lupa

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Bilbao Athletic 0 – 1 Real Zaragoza

En su estreno en el majestuoso nuevo San Mamés, el Real Zaragoza se trajo unos valiosos tres puntos. Por desgracia, este estreno fue ante el filial de la histórica entidad vizcaína, y no ante el primer equipo. Esperemos que los tres puntos obtenidos sirvan para cimentar el regreso a la Primera División y pronto se pueda volver a visitar Bilbao pero para enfrentarnos al rival que nos corresponde.

La victoria zaragocista se basó principalmente a los ángeles: el delantero zaragocista de dicho nombre y el ángel que tuvo durante toda la tarde Bono.

El nueve canario logró marcar el gol de la victoria. Con este tanto, se cerraba una prolongada mala racha. Se trata de una noticia muy importante, dada la falta de gol que aqueja al Real Zaragoza. Ángel no completó un partido especialmente brillante, pero sí dio la impresión de que había perdido cierta ansiedad y se mostró más combinativo y acertado que en otras ocasiones. El Real Zaragoza necesita al mejor Ángel, y romper la mala racha puede ayudar a que se reencuentre.

Sin embargo, si a alguien debe el Real Zaragoza la victoria de ayer es a su guardameta Bono. El partido del cancerbero marroquí fue soberbio, con al menos 3 paradas de gran mérito y en general mucha seguridad en las salidas por alto, que por lo general son su punto débil.

Bono ayer ganó puntos. Tras una temporada pasada en la que dejó dudas, y la actual donde cumplía sin alardes, ayer realizó el partido más completo como zaragocista. Justificó plenamente su puesto como titular y la confianza depositada en él. Fue un verdadero ángel bajo palos.

Sin embargo, la historia de ayer también mostró a los demonios habituales del equipo zaragocista. Como siempre, vinieron desde el banquillo y en forma de decisiones de Ranko Popovic.

El planteamiento del serbio volvió a ser completamente erróneo. La decisión de poner a Abraham por Diamanka sólo puede obedecer a la intención de meter al lateral catalán con calzador en el once, tratando de encontrarle un lugar útil que justifique su presencia en plantilla. Pese a su esfuerzo, Abraham no rindió, cosa que era de esperar por jugar fuera de su sitio.

Con esa decisión, Popovic descompensó al equipo, que no supo aprovechar su dominio del balón en la primera mitad y se descomponía al llegar a los metros finales.

El otro demonio recurrente de este equipo, su desplome en la segunda parte, volvió a producirse. De nuevo, el preparador serbio no supo verlo. Tardó en reconfigurar el equipo y en dar entrada a Sergio Gil, lo que quedó en evidencia cuando tras la entrada del canterano disminuyó la presión de los “cachorros” y se enlazaron varios contragolpes interesantes.

Cada decisión táctica de Popovic redunda en un empeoramiento del funcionamiento colectivo. Esto no puede taparse ni con victorias, que le permiten conservar el puesto, pero no contribuyen al crecimiento del equipo. El Real Zaragoza no mejora, no acaba de adquirir solidez, no controla los partidos ni resulta demoledor en ataque.

La victoria en Bilbao es importantísima, pero no puede cegar. El equipo no crece ni da muestras de fiabilidad como para lograr el ascenso directo.

Es necesario, al calor de las victorias, trabajar mucho más de manera táctica el equipo, o tomar las decisiones necesarias si eso no se produce, ya sean con relevos o incorporaciones.

Por Kicooper

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