Omega y Alfa | La Lupa

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Almería 2 – 1 Real Zaragoza

Alfa y Omega son, respectivamente la primera y la última letras del alfabeto griego. Más allá de la lingüística, las letras de dicho alfabeto se usan en otros campos, como las matemáticas, la física o la filosofía. Una de las connotaciones de alfa y omega son las de principio y fin. O, si le damos la vuelta, fin y principio, que es más parecido a lo que estamos viviendo en el entorno del Real Zaragoza. Un Omega que se vió en Almería, y un Alfa que está surgiendo con todo lo que está ocurriendo en estos días.

El partido de Almería se planteaba como una nueva oportunidad más de sumar puntos. Un rival que empezó con aspiraciones, y que poco a poco se fue derritiendo hasta sumirse en el pozo del descenso, en cuyas aguas ha permanecido durante todo lo que llevamos de temporada. Un equipo al que no le salía nada, acostumbrado al fracaso, sin chispa ni fortuna, con problemas continuos y a un paso de la resignación. Pues bien, para hacernos una idea de la magnitud de la crisis de nuestro Real Zaragoza, ni a ese equipo se le pudo vencer.

Una vez más, los planteamientos de Carreras no funcionaron. Ya por problemas en la transmisión o en la recepción de las ideas, o por incapacidad de hilvanar una situación de dominio a base de coraje y lucha, el equipo se vió mediada la primera parte, acorralado y sin potencia para alejar el peligro de su área. La estadística de saques de esquina en contra es taxativa. Así fueron llegando los goles del rival. Demasiado tarde llegó un arreón que, de haberse iniciado antes, hubiera podido cambiar las cosas. El Almería terminó el partido hecho un flan. Ya sabemos pues por desgracia lo hemos vivido, lo frágiles que son los equipos en esa situación. Pero nada, los blanquillos cayeron derrotados, rubricando así lo ya esbozado en las últimas jornadas: incapacidad de luchar por el ascenso directo, por la promoción, y con muchas posibilidades de precipitarse hacia el vacío.

Las horas posteriores al partido de Almería han sido frenéticas. La dirección deportiva ha emprendido el único camino que parece posible: el del cambio. Hasta seis fichajes se han concretado en los últimos días. Unos planificados, y otros exigidos por la rabiosa actualidad de las lesiones, y alguno de ellos sin duda controvertido, como el de Culio. En todo caso, se ha dado una vigorosa remoción a la plantilla. De no haber ocurrido esto, estaríamos hablando de desastre, de año perdido, de inexistencia de soluciones, etc…pero la llegada de esta media docena de componentes nuevos obliga a nuevos enfoques.

Los puntos que se han perdido ya no volverán. Eso no hay quien lo discuta. Que vienen partidos contra los equipos más en forma de la tabla, también es cierto. Pero es lo que toca. Ha habido que enmendar deprisa y corriendo los errores de la planificación inicial de la temporada, así como suturar la sangría por las lesiones sobrevenidas. Ahora ya, con una cantidad razonable de jugadores, con un nivel competitivo más elevado, llega la hora del entrenador. Tendrá que montar en muy poco tiempo un equipo de garantías y ver hasta donde se puede llegar, tratando de trocar la desolación del objetivo perdido, en un impulso de esperanza en el futuro. Quedan diecinueve partidos. No son pocos para cambiar la tendencia, y sea como fuere, llegar a la recta final en mejores condiciones. Abramos la puerta a este nuevo Real Zaragoza, Adios Omega. Bienvenido, Alfa.

Por Ron Peter

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