Regreso al futuro | La Lupa

Regreso al futuro | La Lupa

Real Zaragoza 3 – 1 Alcorcón

“Regreso al futuro” es una comedia de ciencia ficción de 1985 escrita y dirigida por Robert Zemeckis y producida por Spielberg. En ella se describen las aventuras de Marty McFly, un adolescente de 1985 que es enviado accidentalmente al mundo de treinta años antes, a 1955. Su presencia allí altera los sucesos que hicieron que sus padres se conocieran. Debe conseguir corregirlos, puesto que su propia existencia depende de ello. La película resulta entretenida, aunque claro, como todo el mundo sabe, según las actuales leyes de la física, es imposible viajar al pasado desde el presente. Quizás en el futuro se presente la posibilidad de viajar al pasado, a un pasado que desde el futuro, quizás sea nuestro presente. Todo un trabalenguas espaciotemporal.

El Real Zaragoza no dispone de una máquina del tiempo fulgurante y efectiva como la de la película para poder cambiar ese pasado negro reciente cuyas consecuencias padecemos hoy. Si se quiere retornar al pasado próspero, a los tiempos de la gloria o al menos a aquellos días en los que se era un clásico, un referente de la máxima categoría del futbol español, no se puede hacer por un camino corto ni sencillo. No hay atajos cuánticos ni agujeros de gusano dimensionales. El gran gusano que todo lo pudría ya se marchó. Si se quiere retornar a la Primera División hay que hacerlo con tiempo, planificación y victorias. No está resultando fácil. En la temporada se han ido alternando fases de ilusión y de escepticismo. Hace tres semanas parecía que todo se desplomaba. Hoy, gracias a los últimos puntos obtenidos y a los rivales que renquean, seguimos teniendo vida.

Este domingo en La Romareda vivimos un partido como los de antes. Fue un pequeño regreso al pasado bueno, a aquellas tardes añoradas en las el equipo local llevaba el control del juego y, sin nervios ni alharacas, con mecánica constancia en el ánimo, marcaba uno o más goles, cediendo al rival algunos minutos desde la seguridad del marcador, y finalmente resolviendo. Era lo normal entonces, salvo si se jugaba contra Madrid o Barcelona, claro. En esos partidos el guión sonaba de otra forma, los silbatos también.

Contra el Alcorcón presenciamos la mejor primera parte de la temporada. El equipo no se arredró ante el súbito infortunio del gol en contra. Siguió insistiendo. Morán, junto con Dorca y Ros, consiguieron la estructura necesaria para aprovechar los recursos de Hinestroza, muy bien el domingo, y Lanzarote. No faltó para rematar la tarde, el golazo de bandera de Dongou, también de una factura clásica, de pepinazo lejano y sorpresivo. Y el tercero, todo un acto escénico, con la colaboración de Diamanka como secundario de lujo. Un gol como para preguntarles si lo tenían tramado de antemano.

Una victoria espléndida, un relámpago que instala al equipo en la tercera posición a tres puntos del ascenso directo y a siete jornadas del final, todo un regreso a la esperanza de un futuro mejor. Todo el mundo empieza a creer. Los jugadores están ante el reto histórico de hacer retornar al equipo de donde nunca debió irse.

Tanto hablar de regresos al futuro y al pasado, en un día como hoy, es obligado echar la mirada atrás. Hoy hace treinta años de esa gran victoria frente al Barcelona en la final de Copa Del Rey de 1986, con ese gol de Rubén Sosa. Para muchos fue nuestro primer viaje a una final, nuestro primer paso en una época ya legendaria. Fue nuestra primera final, y nuestra primera Copa. Luego vinieron más finales, y más copas. Pero esa…

Esa es otra Historia…

Por Ron Peter.

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