Fantasmas del pasado | La Lupa

Fantasmas del pasado | La Lupa

CD Lugo 2 – 1 Real Zaragoza

Los últimos minutos volvieron a resultar terroríficos para el Real Zaragoza, resucitando viejos fantasmas que dieron un enorme susto a la sufrida parroquia zaragocista. El Ángel Carro de Lugo volvió a ser una mansión embrujada para el imberbe e inocente cuadro blanquillo, que acabó en posición fetal, temblando nerviosamente al ver repetirse sus peores pesadillas.

El cabezazo de Iriome ante el que nada hizo Cristian Álvarez desmontó de manera definitiva el castillo de naipes edificado tras las victorias en Córdoba y ante el Granada en Copa. De manera cruel, el delantero del Lugo devolvió a la realidad al Real Zaragoza y a todo su entorno. Pese a disponer de una carcasa atractiva que parece prometedora a futuro, la escuadra zaragozana es hoy por hoy un equipo endeble y poco fiable, con graves problemas para competir siquiera en Segunda División. Cuatro puntos de los quince disputados son muestra elocuente de ello, ocupando ahora mismo de manera merecida puestos de descenso.

Esta falta de fiabilidad viene causada ante todo por el sistema defensivo del equipo, un espectro que lleva atormentando a la institución desde su último descenso. Un centro del campo liviano y una línea defensiva poco contundente lastran el desempeño del equipo, que ha recibido gol en todos los partidos ligueros disputados hasta la fecha. La extraña decisión de suplir a Ratón, que no había cometido error alguno e incluso había realizado paradas de mérito, no ha contribuido a reducir la zozobra. Álvarez estuvo correcto, pero no mejoró sustancialmente al guardameta gallego.

Lo anterior demuestra que el equipo de Cazafantasmas contratado todavía no ha puesto a punto sus pistolas de protones ni Natxo González ha logrado la coordinación necesaria para el despliegue de las trampas en el momento justo. Al técnico vitoriano se le contrató por su capacidad para contener las amenazas y construir equipos rocosos y competitivos, que encajaban pocos goles y dominaban el balón parado. De momento no ha respondido a las expectativas, mostrando el Real Zaragoza un muy deficiente comportamiento en dichas facetas del juego.

En ataque el panorama es menos espectral, con un Borja Iglesias que siempre genera ocasiones de gol y un Toquero que, pese a su falta de acierto en el remate, apoya en muchos aspectos del juego ofensivo. Sin embargo, en la línea de media puntas el margen de mejora es amplio: Buff, pese al gol del otro día, está muy lejos de lo que se espera de él, mientras que Pombo se está mostrando irregular y Papu está prácticamente inédito. Febas ha sido la gran aparición de este inicio de temporada y su ausencia en Lugo se notó sobremanera.

A pesar de todo lo anterior, mal haría el Real Zaragoza en verse atemorizado por el tormento de estas viejas apariciones espectrales. Existen ciertos factores que deben ser empleados como repelentes de los malos espíritus, estando todavía a tiempo de reconducir la situación.

En primer lugar, las buenas fases de juego exhibidas ante el Granada y el Córdoba, así como algunos minutos en Lugo, deben servir para reforzar una línea de trabajo. Es esperable que cuando se encuentre la manera de hacer carburar a la defensa y se tapone la hemorragia de goles encajados los resultados mejores.

Por otra parte, tanto el equipo como el técnico Natxo González están contando con una sorprendente paciencia por parte tanto de afición como de entorno. Esta paciencia, de la que no dispusieron ni técnicos ni equipos de campañas anteriores, debe resultar clave para que las ideas del cuerpo técnico se asienten y, de una vez por todas, ahuyenten a los fantasmas del pasado.

Por Kicooper.

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