27.000 | La Lupa
Albacete Balompié 2 – 2 Real Zaragoza
Durante esta semana el Real Zaragoza ha alcanzado la cifra récord de abonados en sus temporadas en segunda división, 27.000. No sólo es la más importante en segunda, sino de las más abultadas en toda la historia del club, lo que es un enorme éxito, que suceda un aumento de abonados en una situación tan inestable de la entidad. Este hecho debería ser un orgullo para todos los que formamos parte de la familia zaragocista, porque la salud de ese bien común que tenemos, el “zaragocismo”, está bien firme y asentada en nuestros cuerpos. Lo que ocurre es que una masa social tan vital y numerosa también exige que los resultados del equipo estén en consonancia con el esfuerzo tan generoso de sus aficionados. Y ciertamente, la decepción por la falta de resultados positivos puede ser muy perjudicial para el club, no sólo en la clasificación, sino también en el ánimo general de su entorno. Desde luego, con engendros como la primera parte del partido de Albacete no se mantendrá el fervor zaragocista.
Parecía complicado que el Real Zaragoza estuviese más desafortunado que frente al Lugo; superó con éxito el reto y perpetró sus peores 45 minutos en Albacete. Con una desastrosa defensa, el Albacete, simplemente con el control de las dos áreas y efectividad en el remate, masacró a nuestros jugadores, que deambulaban como zombies sin hambre por el césped. Las modificaciones realizadas por Idiákez en el once inicial fueron nocivas, no aseguró la defensa y con la entrada de un Papu desquiciado, no se fomentó la creatividad ofensiva. Además, se produjeron las lesiones del georgiano y Verdasca, para complicar más si cabe el transcurso del encuentro.
Desconozco que sucedió en el vestuario zaragocista en el descanso, pero lo que antes era ineficacia e ineptitud, se convirtió en interés, presión y acierto. Con la presencia de un combativo Gual y con Pombo incrustado en la mediapunta y que destrozó con sus movimientos y calidad a un Albacete, que se mostró poco afortunado en la lectura del partido con ventaja, y con Eguaras más acertado en su reaparición, filtrando esos pases interiores que tienen su firma reconocida. Así llegó el gol de Gual, tras gran pase de Lasure y asistencia de Zapater, y con el equipo dominando el juego apareció Álvaro Vázquez para empatar el partido. A pesar de la superioridad del Real Zaragoza en la segunda parte, se siguieron cometiendo errores y desatenciones defensivas, especialmente en los centros a balón parado, y entonces apareció Cristian, el de siempre, para resolver los entuertos en el que le meten sus compañeros de zaga.
Entre un entrenador que parece muy perdido en sus decisiones y una zona defensiva, especialmente por el centro, que muestra una inseguridad letal, es imposible que se consiga una regularidad en los resultados positivos, que es precisa para mantener las aspiraciones para el ascenso directo. Las buenas noticias que conllevan la reaparición de Eguaras y la muy factible de James para próximos partidos no ocultan que las cosas no se están haciendo bien, que las victorias no llegan y las necesitamos inmediatas, y con una sucesión suficiente para instalar al Real Zaragoza en la parte alta de la clasificación. No basta con la acumulación de talento de jugadores como Pombo, nuevamente destacado en Albacete. Sólo se obtiene el ascenso con unas prestaciones defensivas capaces de controlar el juego en nuestra área y que no se convierta en una verbena de pueblo con los equipos rivales haciendo de orquesta y tocando grandes éxitos. Toca enderezar el rumbo inmediatamente.
Por Jeremy North.
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