Milagro en Lugo | La Lupa

Milagro en Lugo | La Lupa

CD Lugo 1 – 2 Real Zaragoza

Mis películas favoritas suelen contener valores morales o sentimentales que las sitúan por encima de las demás, porque tocan eso tan cursi de “la fibra sensible”. Entre esos films están dos de 1937, “Dejad paso al mañana” y “Capitanes intrépidos” y una italiana de 1951, “Milagro en Milán”. Esta película, dirigida por Vittorio de Sica, es una fábula neorrealista, sobre un joven y afable huérfano (Totó), que vive en un mísero barrio de chabolas en las afueras de Milán. Pasa el día ayudando a los demás, con una actitud siempre positiva que lo hace ser muy querido entre sus vecinos. Cuando un buen día se encuentra petróleo en los terrenos donde viven, el poderoso señor Mobbi, dueño de las tierras donde se han establecido, intentará deshacerse de ellos, por lo que el siempre bien intencionado Totó decidirá plantarle cara. El filme está repleto de extraordinarios detalles, que engarzan la historia, haciéndola única e irrepetible. Las miradas desempeñan en este filme un papel primordial. En ellas se revela la bondad inherente a los personajes, su inocencia, su humanidad, en definitiva, la película es magnífica y “milagrosa”. Y sobre milagros trata esta Lupa, sobre los que realizó el mago de Rosario, Cristian Álvarez, en el Anxo Carro de Lugo.

Su doble parada en la segunda mitad fue mágica, ese brazo “gachetomóvil”, que se extendió de sus hombros hasta el más allá para detener la vaselina a bocajarro de Barreiro, es una obra maestra del del guardameta. Esa genialidad fue decisiva para la victoria, como lo fue el penalti parado a Alanis del Oviedo, puesto que en los minutos siguientes se decidieron los partidos con los goles zaragocistas. Cristian siempre decisivo.

Hasta entonces se pudo ver un partido abierto, que debió sentenciar el Real Zaragoza en los primeros veinte minutos, con una profundidad, un dominio y un control del juego que originó 3 oportunidades claras de gol, con un remate al poste de Pombo y el desatinado Álvaro Vázquez, que marró dos oportunidades lamentablemente. Tras ese comienzo vibrante, el Lugo se recompuso y aprovechó la languidez de nuestro centro de campo y la falta de coordinación de los centrales zaragocistas para meter un balón interno a Lazo, que obligó a Guitián a realizar un claro penalti. Como sucedió en Las Palmas, el equipo se descompuso tras el gol local y durante un cuarto de hora sólo existió el Lugo, y nuevamente se sostuvo gracias a Cristian. Un penalti postrer a Álvaro Vázquez, que debió suponer la expulsión del central José Carlos, fue desperdiciado lamentablemente por el badalonés.

En vez de salir en la reanudación con un empate, se partió con derrota. Pero el equipo desde la llegada de Víctor Fernández no rebla en su lucha, y pronto Pombo amenazó con su segundo remate al palo. Una gran combinación entre Eguaras y Benito llevó al primer gol de Miguel Linares como zaragocista. Luego hubo un toma y daca, incluida la maravilla de Cristian, y finalmente Guitián aprovechó un despiste defensivo en un córner para sentenciar el partido. Los nervios finales, con parones en el juego y faltas constantes, eran casi obligados, y al final llegó la victoria milagrosa.

No fue un buen partido en líneas generales del Real Zaragoza. Hasta Lugo el control del juego y el dominio fue habitual desde la llegada de Víctor; en cambio la falta de fortaleza en la presión en el centro del campo y la descoordinación en las marcas defensivas permitió al equipo gallego más posibilidades de marcar que a los rivales anteriores. En todo caso, esta victoria supone la tranquilidad de saber que los puestos de descenso se van alejando y que, si se persiste en esta línea de juego y de resultados, se ascenderá en los puestos de la clasificación. Y mientras Cristian continúe realizando milagros, podemos tener esperanzas en un futuro mejor.

Por Jeremy North.

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