Tristeza | La Lupa

Tristeza | La Lupa

RCD Mallorca 3 – 0 Real Zaragoza

Víctor Fernández llegó en su tercera etapa en el Real Zaragoza con un discurso optimista, emotivo, de valores zaragocistas, que contagió al entorno y a la afición y que significó un cambio en la mirada triste sobre el futuro del equipo esta temporada. Víctor insufló ánimo y vigor a los jugadores y se obtuvieron los puntos necesarios para salir del pozo clasificatorio y encarar la segunda vuelta con mayor optimismo. Pero debe existir algún virus maligno que desde hace 13 años se ha encasquetado en el Real Zaragoza, y que, sin solución, convierte a la persona competente, en incompetente, al guapo en feo, al divertido en aburrido, al optimista en pesimista y al emotivo en triste. Y tristeza es lo que desprendió Víctor en la rueda de prensa tras el horrendo partido de Son Moix.

Durante la retransmisión del partido por Gol TV, me iban entrando escalofríos, porque el Real Zaragoza que estaba deambulando por el césped en Mallorca me recordaba al que hizo el ridículo en Alcorcón o en La Coruña durante la etapa de Alcaraz, con un falso control del juego, sin músculo ofensivo y que el rival, en unos cuantos achuchones, creaba peligro con facilidad. El Mallorca dio la sensación de esta físicamente varios palmos por encima del Real Zaragoza y su verticalidad superaba fácilmente la barrera defensiva zaragocista, en especial por la derecha, en la que Biel no ayudaba a Delmás en su lucha con Lago Junior y Estupiñán. Pero aún con la superioridad balear manifiesta en el juego directo, el partido estaba con un cierto control puesto que el dominio del balón, aunque inane, era zaragocista. La última jugada del primer tiempo y en descuento, con un centro sin peligro que, pésimamente defendido por los centrales, remató el central Railló de cabeza y supuso el primer gol del Mallorca.

No hubo reacción en la continuación. Siguió el control del balón sin profundidad alguna mientras el rival seguía percutiendo con peligro el área de Cristian. Y el partido se acabó con la injusta expulsión de Nieto en el minuto 73, que permitió al Mallorca rematar el choque con dos goles más y varias oportunidades muy claras. No existió otro equipo sobre el césped que el balear, el Real Zaragoza no compitió durante los 90 minutos.

La noche del lunes al martes no dormí, bueno, por ser justos, sólo dos horas y las anteriores a levantarme, con lo que aún me molestó más el sonido del despertador. Ser aficionado del Real Zaragoza conlleva sufrimiento y después más sufrimiento y culmina este calvario con un sentimiento de tristeza profundo. Estamos viendo como se apaga un ser muy querido, quizás no vaya a fallecer en las próximas semanas, pero su enfermedad es tan grave que se sabe que un año u otro caerá y entonces no habrá suficientes pañuelos para secar tanta lágrima. Se prefiere que dure lo máximo y son once las semanas que nos quedan para conocer si nuestro Real Zaragoza, el mejor equipo y afición de la segunda división y uno de los mejores de primera, seguirá existiendo. Soy consciente de a esta entidad hay que “darle un meneo” en todos los sectores, empezando por el accionarial y continuando con presidencia, directiva y profesionales del fútbol, pero ahora sólo tenemos que centrarnos en sacar adelante los partidos de La Romareda, y eso bastará para continuar existiendo, que es lo único que importa.

Por Jeremy North.

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