A setas o a Rolex | La Lupa

A setas o a Rolex | La Lupa

Real Zaragoza 0 – 0 CD Lugo

Hay un chiste en el que van dos vascos por el bosque buscando setas. De repente uno de ellos le dice al otro: “¡Patxi, mira, un Rolex!, a lo que Patxi reacciona mirándole con desdén y contestando: ¿A qué estamos Iñaki, a setas o a Rolex? Hay quien interpreta este chascarrillo como si fuese una fábula, extrayendo como moraleja que en la vida hay quien se distrae del camino principal y acaba extraviado en futilidades. Todo ello suponiendo que el Rolex hallado fuese una imitación o un estropeado despojo. Que eso el chiste, en sí mismo, no lo aclara. Si el Rolex es auténtico y funciona, obviamente el damnificado del chiste es el tozudo y contumaz Patxi, incapaz de aplicar la flexibilidad a su forma de vida.

En los partidos de fútbol, también hay quien de vez en cuando, cambia el plan y decide jugar a otra cosa diferente. El Real Zaragoza salió el sábado al municipal de La Romareda dispuestos a encontrar las mejores setas que la ocasión ofreciera. Para ello dispuso el esquema que ya viene siendo habitual, con la novedad del recuperado Igbekeme, y desde el principio solo hubo un equipo sobre el césped. El dominio del balón se tradujo en variadas ocasiones que unas veces por falta de precisión y otras por falta de fuerza, no encontraron el fruto deseado. Una de esas ocasiones, la más clara, fue abruptamente atajada por Pita, el mismo tipo que marcó aquí el año pasado el gol de su vida. En esta ocasión, entró por detrás a Dwamena, quien marchaba raudo como una exhalación a masacrar la portería lucense. El árbitro no quiso expulsar a Pita, y permitió injustamente que el Lugo continuase compitiendo con once jugadores. Todo un figura, el árbitro.

Este tipo de partidos, de propuesta unidireccional, solo se pueden resolver abriendo la lata, y poniendo al rival en la necesidad de levantar el autobús y ensancharse al ataque para no irse de vacío, haciendo el juego más abierto y competido. No fue así, el Lugo se mantuvo a la defensiva durante todo el tiempo. Por eso cobra tanta importancia la jugada mencionada. No ya por la tarjeta roja que no se mostró, sino porque muchos creemos que esa jugada hubiese acabado en gol. En el gol abrelatas.

En la segunda parte, el Lugo fue descaradamente a por Rolex, olvidándose de las setas del fútbol y sufriendo sus jugadores una epidemia de desvanecimientos súbitos y en su mayoría ficticios. Hasta nueve tumbados se pudieron contar. Unos dirán que eso forma parte del juego, pero NO es correcto. Se puede perder tiempo de muchas maneras, pero fingir lesiones o indisposiciones es un engaño con todas las letras y como tal, debería ser sancionado, aunque fuera a posteriori. En todo caso debería haber sido neutralizado el beneficio obtenido por la indignidad de estos sujetos, añadiendo un tiempo considerable al final del minuto 90. Pero claro, para eso debería haber habido un árbitro ecuánime, con vista precisa y bregado en el deporte del fútbol. Coloquialmente hablando, los jugadores del Lugo, se le mearon de risa.

Frenazo en la progresión, pero nada irremediable. Al Real Zaragoza poco se le puede recriminar. El trabajo en ambas áreas es mucho mejor que el año pasado y se está recuperando el respeto de los rivales, lo cual se traduce en miedo y autobús, tal y como ya se ha visto. Es algo que el entrenador deberá considerar en el futuro para poder seguir llenando la cesta de setas.

Por Ron Peter.

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