Caer y levantarse | La Lupa

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Real Zaragoza 1 – 3 AD Alcorcón

CD Lugo 1 – 3 Real Zaragoza

El Real Zaragoza ha realizado su entrada en este nuevo fútbol a lomos de un vagón de una montaña rusa. Recibió un duro golpe en forma de derrota en su “debut”, acompañado con la pérdida ´tanto de buenas sensaciones como de parte de la ventaja de la que se disponía, pero ha sido capaz de reponerse con una victoria en su visita a Lugo que lo ha encaramado, provisionalmente, al liderato de la categoría.

Existía cierto temor al primer partido, sobre todo en lo que concernía al estado físico y frescura. Las bajas se acumularon en la semana previa, en especial en el lateral derecho, y sembraron cierta zozobra entre la sufrida afición blanquilla. El partido ante el Alcorcón confirmó las peores sospechas. El equipo se mostró plano, falto de frescura y de amenaza ofensiva. El Alcorcón mostró un planteamiento defensivo muy trabajado al que no se acertó a dar respuesta adecuada, más allá de ciertas acciones individuales puntuales. Cambios incomprensibles como el de Kagawa en el descanso (cuando estaba siendo de los mejores) y fallos groseros por parte de Atienza y El Yamiq, así como de Cristian Álvarez, inclinaron la balanza a favor del Alcorcón en un partido que apuntaba a empate sin goles.

Este resultado dejó una honda preocupación en el zaragocismo, temiendo lo peor y viendo cómo se acercaban los perseguidores. El partido ante el Lugo adquirió, desde ese momento, una importancia mayúscula por los efectos que podía tener. Esa importancia se dejó notar en el inicio del encuentro, viéndose a un equipo atenazado y con sensaciones muy similares a las del encuentro ante los alfareros. Sin embargo, en esta ocasión se mostró una mayor efectividad en las dos áreas, un factor clave y tras adelantarse en el marcador el Real Zaragoza mejoró para mostrarse más seguro.

El partido en tierras lucenses dejó el debut esperanzador de Alejandro Francés. El canterano protagonizó un debut soberbio, propio de un jugador ya con experiencia en la élite. Impecable en defensa, acertado en sus incorporaciones al ataque estando incluso cerca de marcar en una de sus primeras intervenciones y realizando un pase espectacular a Luis Suárez que el colombiano no pudo aprovechar. En la posición más castigada se ha encontrado una magnífica solución dentro de la casa, con visos además de tener mucha continuidad en el futuro.

Otra gran noticia es la mejoría experimentada por Kagawa. Quizá en el momento más adecuado ante la baja de Puado el japonés ha dado un paso adelante. Mejor físicamente tras el parón, y colocado en su posición, Kagawa ha estado más cerca del nivel que se le suponía. En Lugo aportó bastante más allá del gol, haciendo de enlace entre el centro del campo y la delantera, con buenos controles que permitían mantener el control del esférico. Su mejor estado de forma le permite ayudar también en la presión al rival. Si esta mejoría tiene continuidad el Real Zaragoza ha recuperado un activo de gran valor en el momento idóneo.

Por último, Linares demostró de nuevo su valía, marcando dos goles en dos partidos sacando petróleo de los minutos de los que dispone. Su entrega, profesionalidad y buen hacer en el campo redunda en el bien del equipo, especialmente útil en los minutos finales. A día de hoy es un miembro clave de la plantilla.

Sin embargo, pese a las buenas noticias sigue observándose carencias en el equipo que hay que subsanar sobre todo de cara al exigente calendario que viene. El principal es que el nivel defensivo no es el mismo que antes del parón, especialmente en un Atienza muy lejos de su mejor estado de forma. Por otro lado, Luis Suárez está muy lejos de su mejor nivel incluso a nivel físico y urge recuperarlo cuanto antes.

El Real Zaragoza ha vuelto a demostrar, en esta atípica temporada, que tiene capacidad de levantarse tras caer y llevarse un buen golpe. Esta capacidad de reponerse del cuadro blanquillo resulta admirable y debe servir para que la afición mantenga la confianza en este equipo en las semanas de locura que vienen, donde se producirán resultados de todo tipo y el control emocional será clave para gestionar las distintas situaciones.

El sábado en una vacía Romareda se producirá un partido de una importancia mayúscula, sobre todo en caso de victoria blanquilla. Si se logra un resultado positivo se dará un paso muy importante de cara al objetivo. Para ello Víctor Fernández y los suyos deberán tomar nota de lo sucedido en estos dos partidos, corregir errores y maximizar virtudes tratando de aprovechar el impulso de la última victoria.

Por Kicooper.

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