La hora de las manos fuertes | La Lupa
Real Zaragoza 3 – 3 Girona FC
En el mundo de los mercados financieros se emplea la expresión “manos fuertes” para referirse a aquellos agentes que poseen los recursos y el poder necesarios para mover grandes capitales e intervenir así en la formación de los precios. Actúan en la sombra, y son como los malvados de las películas: solo buscan su propio beneficio, a costa de muchos pequeños inversores. Al menos esa es la idea que ha cuajado en el imaginario popular tan proclive a crear escenarios fantasiosos, o cuando menos resultones. Pero las manos fuertes que hoy reclaman nuestra atención son de otra naturaleza. Se parecen más a las manos del póker, a esos jugadores que permanecen “como quien no quiere la cosa” en la partida, manteniendo las apuestas sin estridencias y esperando la carta buena que les haga subir la apuesta y dejar atrás a sus competidores. En esta jornada, Almería, Huesca y Fuenlabrada, vieron la mano y subieron la apuesta con tres puntos por cabeza. Ninguno de sus inmediatos seguidores, Gerona y Real Zaragoza, pudieron igualarla. De hecho, ambos se enfrentaban entre sí, y en un combate con alternativas variantes, terminaron por repartirse los puntos en La Romareda.
Empezaron golpeando los catalanes, sacando buena tajada de una de sus escasas aproximaciones, y terminaron de rematar en otra jugada precedida de una polémica “no falta” sobre Eguaras. El partido se ponía muy cuesta arriba, y la sombra de la resignación empezaba a dejarse sentir. El rival, que parece haber encontrado la forma que no poseía al principio de temporada, cuenta con el mayor presupuesto de la categoría, con grandes jugadores de medio campo para arriba. Todo un coco. Pero un coco algo más jugón que otros equipos de deambular rastrero que hemos sufrido ya en nuestro estadio. En ese sentido, fue de agradecer que el Gerona no instalase el autobús en el área ni montase el clásico festival de “1000 maneras irritantes de perder el tiempo” al que tan acostumbrados nos tienen otras medianías deportivas. A ello contribuyó también sin lugar a dudas el súbito gol de Suarez, robándole la cartera al cancerbero y metiendo de nuevo al equipo, y al público, en el partido. Al descanso se llegó con un hálito de esperanza.
La segunda parte fue bastante interesante. Se vio de verdad un partido de fútbol, algo desacostumbrado en esta segunda división donde la vulgaridad es libro de estilo y en la que el líder ha hecho de la racanería balompédica su santo y seña de identidad. Esperemos que se le atragante, aunque esa sea otra historia. No, lo cierto es que sobre el verde municipal se sufrió y se disfrutó en una montaña rusa de emociones. Puado, el recién llegado, nos obsequió con un gol de tacón buscado, no casual, peladito a la cepa del poste. Alegre y dichosa incredulidad en las gradas cuando el árbitro, tras ese suspense que, como si pimienta en plato se tratase, el VAR ha añadido a este espectáculo, señala penalty a favor. Y ya, jolgorio y alborozo cuando Suarez lo transforma. Como diría Homer…¡Yujuuu! Pero, no nos lo terminábamos de creer, y hacíamos bien, porque no estaba todo el pescado vendido, y de nuevo el VAR, esta vez en contra, determinó otro penalty. Al final la decepción, posterior consuelo y alegría, se quedaron en un resignado reparto de puntos, con sensaciones para todos los gustos.
Hay que aprender de los fallos, que los hubo en defensa; y también estudiar los aciertos, pues enseñan el camino. La picardía, ambición y el no reblar de Luis Suarez es un ejemplo palmario. La entrega y despliegue físico de Guti, también. Por poner dos ejemplos. Este Real Zaragoza es bueno, afronta los encuentros con ambición y poderío, tiene dignidad y compite bien, pero para luchar por el ascenso se necesita un poco más. Hoy, tras el movimiento de las manos fuertes, nos hemos quedado un poco rezagados. Pero hay tiempo para todo. Con los recursos disponibles actualmente, el entrenador está haciendo un buen trabajo, y a los jugadores que sepan y quieran subirse al barco, les irá bien. Un poco de suerte con las lesiones y acierto en las incorporaciones, y este equipo estará para dulce. ¡Aupa Zaragoza!
Por Ron Peter.
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