La piel del oso | La Lupa

La piel del oso | La Lupa

R Racing Santander 2 – 2 Real Zaragoza

Dice un viejo refrán, de origen incierto pero de diáfano significado, que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Podemos suponer que el dicho tendría su apogeo en una épocas y lugares en los que los osos fueran animales no lejanos, y dada su fiereza y aspecto intimidante, audaz y arriesgada la industria de su persecución y caza. No tan temeraria pero sí apreciada sería la tarea del curtidor encargado del despelleje y posterior tratado para crear la vestimenta o avío pertinente con dicha piel. Así puede deducirse el valor económico de tales servicios, así como la ufanía con la que presumiría el cazador presuntuoso o mal calculador que aún sin haber concluido con decoro la presa, fuese pregonando que “ya tenía la piel vendida”. Que el cazador fallase más tarde podía suponer la pérdida de la dignidad e incluso de la vida. Con el tiempo la expresión pasó a aplicarse a cualquier labor cuyo éxito futuro nos atrevemos a barruntar aún sin haberla completado.

Cuando el Real Zaragoza terminó su partido contra el Deportivo, nos dejó a todos sumidos en una sensación fuertemente optimista. No era para menos. El equipo descansaba en puestos de ascenso directo, con ventaja sobre los perseguidores, y con una inminente visita a casa del colista, lo cual parecía propiciar una nueva victoria que propulsase al equipo un poco más hacia el objetivo deseado. En cierto modo, el Racing de Santander era nuestro oso inmediato, cuya piel engrosaría nuestras arcas. No creo que el equipo pecase de exceso de confianza ni mucho menos. Sería impropio después de la experiencia que se lleva en la categoría, pero sí que, de alguna manera, y ya desde los primeros minutos se podía percibir que algo no iba bien. Se fallaban pases fáciles, el balón no duraba. Ningún jugador estaba a su nivel habitual. El. encuentro era feo y discontinuo.

El rival, que también juega, derrochó intensidad y voluntad, aunque su falta de calidad impidió que sufriésemos un castigo mayor. Así y todo, se adelantó en el marcador después de algún aviso. Los maños reaccionaron con un gran gol de Guti, de esos que parece que salen de la nada. Con esa venda se trataba de tapar la herida que sangraba en el equipo. Un centro del campo insuficiente y varios jugadores tocados: Vigaray, Burgui y Suarez. En esas que llega David Rodriguez y se fabrica él solo un penalti perfecto, desplomándose como marioneta descompuesta al verse sin el balón, arrebatado por Cristián. La labor árbitral dejó mucho que desear. No solo ahí, sino también señalando falta de Guti en una acción en la que fue él quien salió golpeado. De manera inopinada, y en las postrimerías del partido, un espectacular golazo, de imprevisible ejecución, de Alex Blanco, rescataba un punto en un partido que llevaba todas las malas pintas posibles.

El Real Zaragoza sacó un punto ante la adversidad, como hemos visto hacer en el pasado a otros equipos grandes. No tuvo su día, pero no se rindió. Siendo eso positivo, la mejor lección que podemos extraer de esto es que aunque estamos en el buen camino, no hemos llegado al final del camino y que el ascenso, aún siendo factible, no está hecho. Y solo persiguiéndolo con ahínco, constancia y pies en tierra se logrará cazarlo. Ese es nuestro oso de verdad.

Por Ron Peter.

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