Que pase el siguiente | La Lupa
Real Zaragoza 1 – 0 CD Numancia
El Real Zaragoza se ha enfrentado en los pasados meses a una sucesión de imprevistos de origen extradeportivo de un calibre pocas veces visto, en forma de lesiones, indisposiciones, partidos aplazados, etc., que han supuesto obstáculos añadidos a los ya presentes en un devenir normal de las cosas. Incluso por haber, hubo uno positivo, como la exoneración justa y lógica por un caso judicial que nunca debió haber surgido. Pues bien, así y todo, se encuentra quizás en el mejor momento de la temporada. Se comenzó la segunda vuelta con dos victorias seguidas, y ante la visita del Numancia, llegó la tercera. Sin olvidar, por cierto, el chute anímico que supone haber ganado en partido oficial a un equipo de primera división después de siete años.
El inicio de los blanquillos fue fulgurante. Se mascaba un estado de alegría generalizada entre los jugadores y el balón fluía con rapidez hacia el área Soriana. Pero resultó ser más bien una gaseosa abierta. Enseguida el Numancia se posicionó, tomó control del balón, y empezó a responder. Ahí surgió una vez más el amo del arco, San Cristián, prodigándose en eso que se le da tan bien: intervenciones súbitas y efectivas. Dio la cara, se puede decir, y en una de las paradas, literalmente.
Tras el descanso, el encuentro parecía transcurrir por los mismos derroteros de equilibrio. Alternancia de ocasiones, sin grandes estruendos. El entrenador, que había apostado por empezar amargando al rival en banda con Alex Blanco, decidió cambiar al ver que el centro del campo sufría en demasía. Las incorporaciones de Ros e Igbekeme dieron la consistencia requerida para afianzar el dominio que esta vez ya, se estaba decantando por el lado de los maños. En una jugada aislada, Luis Suarez estuvo astuto y con la connivencia de un afortunado charco que frenó el balón, se adueñó de éste para servírsela a un Puado que ejecutó el único y decisivo gol de una nueva victoria.
El Real Zaragoza ha aprendido a jugar en segunda división. Tiene un gran entrenador que ha sabido tomar a jugadores que aunaban calidad, ambición y compromiso e integrarlos en un colectivo que afronta los partidos con confianza, con seguridad defensiva y con mordiente arriba. No es un equipo que aplaste a los rivales o que gane con brillantez permanente, pero ha mejorado mucho en el control de los tiempos, que es algo muy importante e imposible sin una adecuada preparación física y gestión de las rotaciones.
Hubo otro momento en la temporada en la que el Real Zaragoza también estaba en racha. Fue al principio, y se trastocó tras algunas actuaciones arbitrales extrañas y sobre todo, la baja de Dwamena. Si las lesiones nos respetan y llega algún refuerzo más, se puede aspirar a todo. El equipo ha demostrado una solvencia y se ha ganado el derecho a que creamos en él. Por eso, en un ejercicio de audacia y un poquito de chulería nos vamos a permitir mirar al próximo visitante de La Romareda, esta vez en Copa de Su Majestad El Rey, y le vamos a decir eso de: “¡Que pase el siguiente!”
Por Ron Peter.
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