La cuesta de noviembre

Enero es el mes por excelencia de los nuevos propósitos de año nuevo, de las nuevas ilusiones en el nuevo año que acaba de entrar, de la resaca navideña, de las rebajas… y de la cuesta. Esa tan traída cuesta de Enero que hace que los primeros días del año todo se nos haga cuesta arriba al juntarse los excesos (económicos y de otro tipo) que hemos hecho en Navidades.

El Real Zaragoza, al igual que las grandes superficies, ha adelantado las Navidades a Noviembre. Bueno, las Navidades no, si no la famosa cuesta que viene tras ella. En este caso, la cuesta de Noviembre.

Y es que el mes, a falta de una jornada por disputar para terminarlo, ha ido bastante mal. El Real Zaragoza, tras un inicio liguero algo irregular en el que combinó partidos con buen juego y otros en los que andaba totalmente perdido, había conseguido centrarse en la competición. Había encontrado un tipo de juego que le funcionaba y se había creado una racha positiva que dejó al equipo rozando con los dedos los puestos altos de la clasificación. El Real Zaragoza, por fin, parecía empezar a funcionar. Borja Bastón se había erigido como un killer implacable ayudado por el buen trabajo de Eldin y William José. El centro del campo conseguía recuperar balones y saber mover el juego y la defensa, pese a ser la asignatura pendiente, ofrecía ciertas garantías. No obstante también había defectos. El más importante y el que sigue arrastrando el equipo es la pérdida de concentración a mitad del partido. Se empezaba bien y tras 15 minutos buenos llegaban unos 20 en el que el Real Zaragoza se perdía a sí mismo y se complicaba el solo las cosas.

Pero llego Noviembre y con la entrada del nuevo mes las cosas empeoraron notablemente. El mes comenzó con la primera derrota en casa de la temporada ante un Tenerife que venía de haber hecho un papel bastante malo en lo que había transcurrido de competición. El Real Zaragoza aquí hizo gala a su apodo de “equipo aspirina” haciendo que el conjunto canario rompiese su racha en la Romareda. Aquel partido, con polémica arbitral incluida, lo perdió por méritos propios un Real Zaragoza que en ningún momento supo dónde estaba ni a que jugaba. Víctor Muñoz parecía por momentos que había olvidado como hacer funcionar a un equipo que había comenzado a andar jornadas antes con paso firme. Cambios absurdos que nadie entiende, planteamientos defensivos cuando el equipo pierde… Parecía que el entrenador probaba cosas que no tenían un porque. Cosas que, para desgracia del equipo, no funcionaban.

La visita a Gijón fue un calco al partido anterior. El Sporting se erigía en los puestos altos de la clasificación como un rival muy duro y el Real Zaragoza volvió a caer derrotado sin saber en casi ningún momento del partido como hacerle frente. Un equipo perdido sin toque, ni fútbol, ni juego, ni concentración. Parecía que habíamos vuelto a la temporada pasada a los peores partidos de Paco Herrera.

La semana pasada llegaba a La Romareda un Betis a todas luces favorito para el ascenso. Aquí el Real Zaragoza mostró dos caras totalmente opuestas. Tras unos buenos primeros minutos el equipo otra vez volvió a perderse el solo y otra vez, el solo, volvió a complicarse. En la segunda parte el equipo mejoró y por fin Víctor Muñoz había conseguido que el equipo se encontrase a si mismo remontando en dos ocasiones un resultado adverso y consiguiendo poner a las cuerdas a un Betis al que salvó Adán en el último minuto.

Pero el pasado siempre vuelve y otra vez el dichoso “equipo aspirina” volvía a hacer de las suyas en tierras sorianas ante un Numancia que en la presente temporada no había conseguido ganar en los pajaritos. Ante esta situación la llegada del “equipo aspirina” fue más que suficiente para hacer cambiar la situación del equipo soriano. De nuevo, un Real Zaragoza que no sabe a qué juega y un Víctor Muñoz que en ocasiones, parece no saber lo que hace, volvieron a casa con una nueva derrota.

El balance de este mes, a falta de un partido para cerrarlo, es muy malo. El equipo ha empeorado dando muestras de una más que evidente escasez de banquillo. El Real Zaragoza se pierde en los partidos, le falla la concentración. No consigue tener una regularidad en este sentido. El saber en todo momento que haces y a que juegas. La defensa empieza a ser preocupante como se desmorona ella sola y Víctor Muñoz debería de centrarse y ver que lo que lleva haciendo estas últimas jornadas no está funcionado y tiende a empeorar las cosas.

La temporada es muy larga y en segunda se pasa de estar arriba a estar abajo en pocos partidos. Pero aun así cada punto es muy valioso y no se deben desperdiciar. Más aún cuando estos malos resultados vienen por culpa del propio Real Zaragoza y no por unos rivales que hayan hecho méritos para ganarle. Los fallos están bastante localizados y el equipo ha funcionado lo que quiere decir que puede volver a hacerlo. Ahora es trabajo de los jugadores y de Víctor Muñoz en que la cuesta de Noviembre no se alargue más de lo deseado.

Por Cuñao.

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