De la 7ª a la remodelación

¡Wenas amigos! Muchos somos los que seguimos llorando por aquella copa que todo el mundo daba por ganada tras el 6-1 a todo un Madrid y dejar en la cuneta a este, junto a equipos como el todopoderoso Barcelona y el resurgido Atlético de Madrid entre otros.

Los motivos o causas no tener la séptima bajo mi punto de vista han sido una afición que habíamos ganado la final del Bernabeu antes de jugarla, la prensa que apoyaba nuestra tesis colgándonos el cartel de favoritos (en una final juegan los sentimientos y la ilusión no el estado de forma de un equipo o su situación en Liga) y principalmente la suerte que esta vez no nos ha sonreído.

Si nos remontamos a las últimas jornadas cercanas a la final de Madrid observamos que el Zaragoza perdía puntos en fallos clamorosos, últimos minutos, o mostrábamos una imagen por debajo de nuestro nivel que nos conducía a la derrota. Todos achacábamos estos malos resultados a los nervios, desconcentración, poca tensión… por estar tan próxima la final de la 7ª. Pero llegó el gran día, aquel soñado por todo maño, la noche en la que nos jugábamos el todo o el nada, el estadio donde se encontraba el único objetivo que teníamos que conseguir esta temporada. Los aficionados nos volcamos para alzarlos hacia el triunfo (en el mayor repliegue que ha vivido el zaragocismo, más incluso que la noche gloriosa de París).

En el previo del partido invadimos Madrid tanto en persona como en pensamiento, en la carpa zaragocista no cabía más gente, los cánticos se mezclaban entre el sondeo de nuestra bandera, miles de aficionados repetían sin fin «esta copica pa la pilarica».Tengo que suscitar que el comportamiento de la afición zaragocista y espanyolista fue inmejorable, dos pueblos unidos por el fútbol.

Y llegó la hora, aquella donde teníamos que demostrar que somos el rey de copas, aquella en la cual teníamos que justificar nuestro papel de favoritos, aquella en la que la fecha del 12 de de Abril debía de perdurar en nuestro orgullo, el día que jugábamos con un jugador más que los periquitos y el partido que unía al zaragocismo en un único rugir: Real Zaragoza tu eres mi campeón.

Y comenzó el partido con un ritmo frenético hasta que Tamudo al lanzar un libre directo su compañero De la Peña que golpea el larguero anticipándose a la pasiva defensa maña para remachar a gol el 1-0.Pero no nos venimos abajo ya que dominábamos parcialmente la zona del espanyol y cercana la media hora de juego, jugada ensayada que acaba con gol de EWERTHON tras un barullo dentro del área chica. La zamba nos animaba y volvía a ilusionarnos, pero tras un fallo de nuestro lateral en contragolpe centro medido del pequeño buda y el acrobático Luis García(pretendido antes por el Zaragoza)de cabeza fusila a César.

El resto del partido hasta el tercer gol fue un querer y no poder ante el autobús que puso Lotina atrás. Savio reapareció pero nadie remató. El equipo todavía no tiraba la toalla, hasta que César demostró tener la cabeza de un niño con sus 35 años, lanzándole al público una botella que este recibió de ellos y dejó el partido roto y nos avergonzó con su expulsión. Su veteranía, experiencia en finales y madurez se esfumó con esta jugada.

Con el albaceteño Valbuena en la portería tuve que ver un póster periquito y tragarse el cuarto obra de Luis García con tiro cruzado desde fuera del área en el que nuestro cancerbero pudo haber hecho algo más. La final ya estaba adjudicada y para colmo nuestro niño Cani (que puede recalar en el Villareal, decepcionando el club a todos los aficionados) cae al suelo lesionándose prácticamente hasta el final de la temporada. Pasado el minuto 90 el colegiado pitó y el llanto se reflejo entre los maños contrastando con la euforia de la afición del Espanyol.No habíamos hecho los deberes, pero en el fútbol no siempre se puede ganar.

Entre la desilusión y la decepción ahora creo que le toca al club devolvernos esa confianza, ese apoyo incondicional, esos cánticos interminables que nosotros le hemos dado a nuestro equipo con fichajes, una nueva Romareda y una buena estructura deportiva que nos vuelva a ilusionar y a motivarnos para llenar el graderío de nuestro estadio. Ahora más que nunca todos los aficionados tenemos que apoyar más a nuestro equipo, aquel que nos hace soñar y llorar, aquel que nos hace vivir, aquel por el que sufrimos, ese por el que pagamos.

Con respecto a la marcha de Savio , que palabras pueden expresar lo que nos ha dado este jugador, ha sido la identidad de nuestro equipo tras el paso por segunda, la ilusión, el regate de la afición, la banda de la Romareda y sólo queda agradecerle su estancia en nuestro club.

Sin más que comentaros se despide un aficionado zaragocista fiel a su equipo tanto en los buenos como en los malos momentos, un abrazo desde Cabra(Córdoba) a todos los maños y siempre AUPAZARAGOZA.

Por Mario Maño de Cabra (Córdoba).

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